Dom 07.12.2014

EL PAíS  › LA AGENDA QUE QUEDO ESTABLECIDA EN LA CUMBRE DE ECUADOR

Unasur vuelve a las fuentes

En la inauguración de su sede, el edificio Néstor Kirchner, los jefes y jefas de Estado se pusieron de acuerdo en los temas que más los preocupan, desde los buitres hasta la infraestructura, la baja del petróleo y la paz en Colombia.

› Por Martín Granovsky

Sus compañeros de escuela secundaria, como José Salvini, cuentan que quería ser gobernador y después presidente. Pero ninguno relata que el sueño de Néstor Kirchner era ser uno de los protagonistas de la integración sudamericana. La inauguración de un monumento en Quito y la colocación de su nombre a la sede definitiva de la Unión de Naciones Suramericanas parecen marcar un sello: la verdadera agenda política termina siendo construida como respuesta regional a los desafíos de la política cotidiana, y el mérito de cada presidente o presidenta es saber cómo articular con los demás para solucionar problemas.

Primer secretario de la Unasur elegido por consenso el 4 de mayo de 2010, el Kirchner sudamericanista es un producto tan empírico como la cumbre del jueves y el viernes en Guayaquil y Quito.

Sin usar esas palabras lo dijo la presidenta brasileña Dilma Rousseff en la reunión de los jefes de Estado. Dilma construyó una agenda surgida de la necesidad:

n Exhortó a sus colegas a ejecutar proyectos comunes de integración y de infraestructura logística y energética.

n Mencionó un problema que afecta como mínimo a Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, que es la baja del 30 por ciento en el precio del petróleo. “En la actual coyuntura de crisis internacional, con la caída del precio de las materias primas y principalmente del petróleo, el desafío del desarrollo es todavía mayor”, afirmó Rousseff.

n La cooperación entre los países de Sudamérica debería aumentar estimulada por los problemas mundiales que surgen del “difícil cuadro en Europa y la recesión en Japón” y la recuperación todavía débil de la economía norteamericana.

Cristina Fernández de Kirchner participó de la coincidencia en relacionar la Unasur con problemas concretos. En su discurso del viernes mencionó “construcciones previas”, como “la que llevamos a cabo en el Palacio de La Moneda, cuando nos reunimos los distintos mandatarios de la Unasur para parar –literalmente– el golpe contra el compañero Evo Morales, en Bolivia”. Otras construcciones anteriores al edificio Néstor Kirchner fueron, según la Presidenta, “cuando en Buenos Aires nos convocamos para defender el gobierno de Rafael Correa, que quería ser derrocado por un golpe suave, esta vez no de fuerzas armadas, sino de fuerzas policiales”, y cuando “detuvimos un enfrentamiento por la violación de la soberanía de Ecuador, allá en Santo Domingo, acompañando a Rafael en sus justos reclamos”. Cerró así Cristina su alusión a los antecedentes: “Y esta construcción tiene, finalmente, su coronación –diría yo– cuando esos dos grandes hombres que fueron Hugo Chávez y Néstor Kirchner, pudieron, junto a otro gran presidente como Juan Manuel Santos, en Santa Marta, construir la paz definitiva entre Venezuela y Colombia”.

En sus conversaciones informales, la Presidenta informó a los demás jefes y jefas de Estado sobre el litigio argentino con los holdouts que siguen sin aceptar el acuerdo sobre deuda soberana alcanzado con el 92,4 por ciento de los acreedores en 2005 y 2010.

Este diario pudo saber que también Evo Morales se preguntó y preguntó a los demás hasta qué punto la región está blindada frente a la crisis mundial y qué debería hacer para disminuir más aún la vulnerabilidad.

Ante los periodistas, el presidente Nicolás Maduro fue directo: “Propuse que priorizáramos para 2015 el tema económico, el tema de la cooperación económica, el tema del enfrentamiento a las dificultades financieras y fiscales que tienen varios países de América del Sur”, informó.

“Separados será el capital transnacional el que nos imponga las condiciones”, dijo el anfitrión Rafael Correa en el punto exacto del Ecuador. “Unidos seremos nosotros los que impondremos las condiciones al capital internacional.”

Todos los presidentes salvo Cristina ya no tienen elecciones pendientes a corto plazo en sus países. Pasaron por comicios en 2014 Venezuela, Brasil, Bolivia, Uruguay, Colombia y Chile.

La agenda actual de integración física, solución concreta de problemas políticos y actitud común ante litigios financieros se completa con el blindaje geopolítico que supondría el final exitoso del proceso de paz en Colombia, que volvió a su curso con negociaciones en La Habana entre el presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Ernesto Samper, que fue presidente entre 1994 y 1998 y hoy es secretario de la Unasur, lo planteó de manera abierta. “Por favor, presidente Santos, consiga esa paz que será no solamente la paz de los colombianos, sino la de todos los sudamericanos”, dijo Samper. Y agregó dirigiéndose a los demás: “Ayúdennos a encontrar la paz; la paz que está buscando el presidente Santos no es sólo la paz de los victimarios, sino también la paz de las víctimas”. Samper dijo que “la generación a la que pertenecemos con el presidente Santos no ha conocido un solo de día de paz: nacimos en la violencia, hemos crecido, hemos hecho política, nos hemos educado todo en medio de la violencia armada”.

El problema es más complejo pero resiste una simplificación: la Colombia de Santos decidió no imitar al México de Felipe Calderón, el presidente anterior, que consagró como política central una supuesta guerra contra el narcotráfico con el resultado de 100 mil muertos entre asesinados y desaparecidos. Ahora, por la masacre de los estudiantes de magisterio de Ayotzinapa, México entró en una crisis profunda de la que el presidente Enrique Peña Nieto busca salir sin pagar el costo de que la narcopolítica se convirtió en una serie de crímenes en masa cometidos por el Estado.

De eso hablaron también los presidentes reunidos en la Unasur, una agrupación heterogénea de gobiernos donde hasta Colombia se siente cómoda entre administraciones de centroizquierda y en la que, hasta ahora, la agenda es definida con mayor dedicación por los jefes y jefas de Estado cuando sienten que fuera de Sudamérica hace frío, mucho frío.

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