“Nuestro candidato a presidente tiene que ser alguien comprometido con los aspectos fundamentales de este proyecto político que se ha llevado adelante desde el 2003, y en particular con las políticas de memoria, verdad y justicia.” A horas de lanzar oficialmente su precandidatura como diputado nacional por el Frente para la Victoria (hoy, a las 19.30, en la sede de la Agrupación de Abogados Justicia Popular, Chile 1331), Eduardo Jozami señala, en diálogo con Página/12, cuál será uno de los pilares de su campaña. Periodista, abogado, profesor y militante político de toda la vida, el director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti e integrante de la agrupación de intelectuales Carta Abierta destacó “la necesidad de reafirmar la continuidad de lo hecho en estos años”, y advirtió sobre “una ofensiva preparada” con la que en estas semanas se intentó desprestigiar la política de derechos humanos.

–Estas semanas los candidatos del centroderecha como Mauricio Macri y Sergio Massa salieron a atacar fuertemente lo hecho por el kirchnerismo en derechos humanos. ¿Le produce mayor fortaleza para proponer su candidatura?

–Sí, por supuesto. La verdad es que con algunos compañeros veníamos planteando que en cuanto se calentara un poco más el debate por la campaña electoral iban a empezar a aparecer manifestaciones contrarias a la política de derechos humanos. Ya se veían algunos síntomas desde hace algunos meses. Tres semanas atrás ya el macrismo no votó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley que ratificaba la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. Se empezaban a suscitar algunos debates acerca de la posibilidad de imitar en la Argentina la política que se había seguido en Sudáfrica, o se empezó a hablar de los supuestos beneficios que obtenían los militantes del movimiento de derechos humanos. Me parece que lo que pasó en sólo una semana ya es una ofensiva preparada, porque están las declaraciones de Macri, las de Massa, la entrevista en La Nación al gobernador cordobés José Manuel de la Sota, en la que dice que hay que procesar lo que él llama crímenes de la guerrilla, declaraciones de Julio Strassera, de Graciela Fernández Meijide... han conseguido instalar un debate.

–Usted ya fue concejal y diputado de la Ciudad por el Frente Grande. Las elecciones abren una etapa distinta. ¿Qué lo empuja a ser representante del kirchnerismo?

–Después de muchos años en los que la política partidaria no fue mi actividad principal, lo que me decidió es, por un lado, la importancia de la coyuntura política que se abre, la necesidad de reafirmar la continuidad de lo hecho en estos años, de seguir apoyando a Cristina apostando a la profundización del proceso a pesar de todos los que anuncian un futuro diferente. Por otra parte, el apoyo que recibí abiertamente de los compañeros de Carta Abierta y de mucha otra gente que ha tomado con buena recepción esta idea. Mi decisión personal por una parte y mi apoyo por el otro se han condensado en este lanzamiento.

–La oposición se encuentra sin definir candidatos...

–Yo creo que hay dificultades grandes de la oposición para poder tener un candidato que junte todos los votos que de alguna manera tiene cada una de las fuerzas en particular. Se está haciendo muy evidente que la oposición no tiene más política que el antikirchnerismo. Por ejemplo, la crisis que está viviendo Unen me parece muy representativa, porque no coinciden en tener una política clara con la tradición del radicalismo, del Partido Socialista, etc., y termina siendo un espacio donde se discute con quién es más negocio ir en la elección, si con Massa o con Macri.

–¿Qué percibe de este año electoral en el que el FpV elige sus candidatos en las PASO?

–Uno debería ser optimista respecto del futuro electoral, porque tras siete años el gobierno nacional mejora en las encuestas y la Presidenta tiene un alto nivel de aprobación. Ahora, esto sería absolutamente válido si la candidata fuera Cristina, pero estamos frente a una situación de elección de los candidatos que me parece que es importante. Muy modestamente, mi candidatura y la militancia en estos meses de campaña pueden servir para algo: para reafirmar la idea de que nuestro candidato tiene que ser alguien comprometido con los aspectos fundamentales de este proyecto político que se ha llevado adelante desde el 2003, y en particular con las políticas de memoria, verdad y justicia.