Vie 02.01.2015

EL PAíS  › LA AMENAZA A UN LEGISLADOR PORTEñO, LA RELACIóN DEL MACRISMO CON BARRAS Y EL NEGOCIADO INMOBILIARIO

La gran bestia PRO de Mataderos

Un diputado del FIT denunció por amenazas al macrista Roberto Quattromano, relacionado con Nueva Chicago. El incidente trabó la extensión de la concesión de un predio de 47 hectáreas a un club de golf en Villa Lugano, que impulsa el macrismo.

› Por Gustavo Veiga

En la última sesión del 2014 en la Legislatura porteña, el audio se escuchó con nitidez: “La barra brava te va a agarrar a vos solo y te va a romper la cabeza”. El diputado porteño Marcelo Ramal, del FIT, se la atribuyó a Roberto Quattromano, del PRO. Por eso lo denunció en la Fiscalía 17 por amenazas y ante la Junta de Etica del cuerpo legislativo. Además, rechazó una audiencia de mediación. Tiene la grabación y varios testigos que lo avalan, como el diputado del partido Bien Común Pablo Bergel, quien también declaró en la Justicia. La intimidación del diputado macrista, por la que pidió disculpas en el recinto pero la negó en los medios, coloca de nuevo sobre el tapete las relaciones entre el poder político y las patotas que le responden. En este caso, del PRO. Con aquel episodio se empantanó la extensión de la concesión de un predio de 47 hectáreas a un club de golf en Villa Lugano, uno de los barrios más pobres de la ciudad de Buenos Aires. Lo que el diputado de izquierda definió en el recinto como “asistencialismo inmobiliario”.

“La amenaza de Quattromano no la tomo como un exabrupto personal, sino como un gesto político –le dijo Ramal a Página/12–. Ya lo dije cuando me llamaron a una mediación que rechacé. No se trata de un diputado que se zarpó. Voy contra el PRO, no contra Quattromano, porque el principal responsable político de lo que pasó es Cristian Ritondo, que se mostró hostil en todo momento durante la sesión.” El diputado del Frente de Izquierda y de los Trabajadores precisó que “en el momento que me amenazó, la cámara de la Legislatura estaba cerrada, pero se agachó y se acercó al microfonito de mi banca, por lo que su voz quedó registrada, como se escuchó en CN23 y TN”.

En su denuncia ante la Comisión de Etica, Acuerdos y Organismos de Control, Ramal señaló que “esta clara y concreta amenaza fue oída por los legisladores Gustavo Vera y Pablo Bergel y varios asesores y quedó, además, registrada en la videograbación de esta Legislatura”.

El diputado del FIT sospecha que Quattromano –vinculado afectivamente con el club Nueva Chicago, que ascendió a Primera División– tiene relación con la barra brava, aunque no lo afirma públicamente. Los antecedentes de esa presunta relación, más bien aproximan a su jefe político Ritondo con un ex presidente del club, Alejandro Fusca, quien lideró la barra. En 2012 y en medio de una interna para dirimir qué sector se hacía del poder y que terminó con un muerto, este dirigente tuvo un efímero momento de fama: denunció amenazas de muerte de los muchachos, pero también acuñó la frase “quiero salir campeón, la seguridad me chupa un huevo”. El vice 1º de la Legislatura había festejado cuando Fusca salió elegido presidente de Chicago con el 65 por ciento de los votos y el apoyo del grupo de violentos que hace pie en el barrio Las Antenas.

Quattromano es de Mataderos igual que Ritondo. El grupo musical Rockeros con Roberto lo bautizó “la gran bestia PRO” y le dedicó un jingle de campaña que en un estribillo dice: “Es el barrio, es el pueblo, es Evita y es Perón”. La mayoría de sus proyectos son declaraciones de personalidad destacada a futbolistas y actores, o alusivos a su barrio. Su amenaza contra Ramal en la Legislatura y el acompañamiento en silencio de su bloque a la extensión de un beneficio para el Golf Club José Jurado son demostrativos de cómo el PRO maneja el espacio público. En el pasado declamaba que lo defendía con la patota de la UCEP, que corría a golpes a los sin techo que vivían en las calles porteñas.

El diputado Vera, del bloque Bien Común, denunció en la Justicia a la directora general de Concesiones porteña, Norma Imaz, por la cesión del predio: “Para ser socio del Club de Golf se debe abonar un anticipo de 12 mil pesos, y que lo recomienden tres socios. Además pagar mensualmente 1570 pesos. Un club de elite. Pero que mantiene una deuda con la Anses superior a los 100 mil pesos y ya tuvo que pagar diversos juicios laborales por mantener en negro a su personal”.

En su documentada presentación judicial, el legislador también apuntó: “El permiso de uso precario y oneroso otorgado por el GCBA a la Asociación Golf Club José Jurado resulta nulo e ilegal por contradecir el Código de Planeamiento Urbano (CPU) de la Ciudad, el Plan Urbano Ambiental y la Ordenanza Nº 46.229 generando un beneficio a favor de la Asociación Golf Club José Jurado en desmedro del resto de la población de la CABA. Estableciendo un canon que tenía como base $ 45 mil ajustable al 20 por ciento anual por 450 mil m2 en la ciudad de Buenos Aires de donde surge claramente que solo existe un beneficiario de este contrato...”

La Villa y el Club de Golf

Delimitado por las avenidas Coronel Roca, Escalada, Larrazábal y Fernández de la Cruz, el campo de golf de 18 hoyos está ubicado frente al autódromo por la primera de las arterias y la última lo separa de la Villa 20 y donde se levantaba el barrio Papa Francisco. Ahí las topadoras demolieron casas en agosto pasado. Algunos golfistas denunciaron otro tipo de violencia: en un artículo del diario La Nación del 3 de septiembre, dijeron que juegan habitualmente entre balazos.

El Golf Club José Jurado se llama así en homenaje a un gran golfista de los años ’30 y ’40, que jugó en pareja con el príncipe de Gales en 1931 en Mar del Plata. Curiosamente, fue el director del primer campo público de golf en Sudamérica que todavía está situado en los bosques de Palermo y es el otro que tiene la ciudad. Sus descendientes crearon la empresa que regentea el predio de Lugano. También venden todos los artículos necesarios para jugar al golf, desde palos hasta pelotitas. En Costa Salguero tienen un local para comercializarlos desde 1996. Desde ese momento, como dicen en su página web, aumentaron “abruptamente sus ventas”.

El nieto de Jurado, Ricardo, controla una empresa que se llama Algodon Wine Estates. Aquerenciado en San Rafael, Mendoza, creó una cancha de 18 hoyos donde los golfistas pueden jugar entre viñedos, reservas naturales de agua, olivares, y huertas de nogales, perales y ciruelos. La pista de los Jurado se pierde en distintos emprendimientos comerciales, casi todos exitosos, desde el deporte a la gastronomía.

El campo que lleva el nombre del “padre del golf profesional en la Argentina” –como lo definen en la página de la empresa– tiene la concesión vencida desde el 12 de noviembre de 2011. Según Vera, paga menos de canon a la Ciudad de lo que recibe por subalquilar la confitería del predio y su dutty free golfístico. Además, “la paga del contrato está sujeta a que dé superávit”, agregó Ramal. Para el diputado Alejandro Bodart, del MST Nueva Izquierda, “las contraprestaciones propuestas (becas, descuentos, mejoras y la construcción de un jardín materno-infantil) apenas cumplen el rol de un celofán de colores para envolver este nuevo paquete de entrega de lo público al sector privado”.

El PRO pretendía extender la concesión del campo de golf por veinte años, pero se avino a bajar a quince. El proyecto, sin embargo, fue retirado tras la sesión donde el diputado del FIT resultó amenazado, aunque la posibilidad de utilizar barrabravas para aprobarlo sigue latente. En la Legislatura se han utilizado para acallar las voces críticas de adentro y de afuera. Como Ramal, los docentes porteños pueden dar fe.

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