–¿Qué hay que mantener y defender del actual modelo y qué hay que incorporar?

–Hay que mantener y defender todo este modelo y el posicionamiento ideológico desde el cual este gobierno llevó adelante tantas transformaciones. El modelo de estos años ha sido claramente virtuoso, la gestión de estos doce años ha sido la mejor de los últimos cincuenta años. Este gobierno ha generado nuevos derechos y ampliado derechos. Ha incorporado a más de seis millones de argentinos al mundo del trabajo. Pasamos de tres millones a seis millones de adultos mayores incluidos dentro del sistema previsional. Fortalecimos el Estado. Hoy, tenemos un Estado presente con capacidad de participar en el desarrollo económico de la Argentina. Cuando la Argentina necesita aplicar medidas contracíclicas, está el Estado impulsando políticas activas como el Plan Progresar, el plan Pro.Cre.Auto, el plan Ahora 12 cuotas. Este modelo permitió bajar el endeudamiento. A partir de la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, la Argentina tiene créditos accesibles, sobre todo, para el sector productivo. El modelo ha permitido cambiarles la vida a los argentinos.

–¿Cuáles serían sus primeras medidas de gobierno?

–Yo me concibo como la continuidad de este modelo. El gobierno que imagino a partir de diciembre de 2015 es la continuidad del iniciado el 25 mayo de 2003. Sí entiendo que la administración que asuma va a tener nuevos desafíos y, entre ellos, lograr la soberanía energética. La Argentina, con la recuperación de YPF, la nueva Ley de hidrocarburos y el descubrimiento de los yacimientos no convencionales va a recuperar esa soberanía. Si la Argentina logra alcanzar la soberanía energética saldrá en forma inmediata de la restricción externa, tendrá superávit fiscal y en ese escenario puede profundizar su modelo industrial. La industria del fracking es traccionadora. También incluyo a la industria aeroespacial, la biotecnología y otras que se consolidarán a partir de 2015 como la ferroviaria. Con la profundización del modelo industrial, la Argentina modifica su producto bruto y al mismo tiempo genera mayor cantidad y calidad de empleo. A ese proceso habría que agregarle otro desafío de los próximos años, al que denomino el encuentro entre el mundo del conocimiento y el sector productivo. Durante los gobiernos de Néstor y Cristina, la Argentina ha realizado una enorme inversión en ciencia y tecnología que en algún momento tiene que enlazarse con el sector productivo. ¿Qué significa esto? Que todo lo que se investigue o gran parte de todo lo que se investigue debe tener alguna conexión con la economía real. El otro desafío es el empleo. En los próximos diez años la población económicamente activa va a aumentar en cuatro millones de trabajadores, lo que significa que el próximo presidente va a tener que generar entre 350.000 y 400.000 puestos de trabajo por año. La única manera de lograrlo es a través del fortalecimiento del mercado interno, con el aumento del consumo, a partir de más salario, más jubilaciones, más Asignación Universal por Hijo. Mayor cantidad de trabajo y mayor cantidad de argentinos incluidos en el sistema previsional es un punto de diferencia claro con aquellos candidatos que hablan de ajuste. El ajuste es menor inversión pública, menor inversión social, lo que la derecha llama gasto social. Hoy, el país tiene un bajo nivel de endeudamiento, lo que nos da una gran autonomía a la hora de tomar decisiones financieras y de buscar las inversiones necesarias.

–¿Por qué habría que elegirlo a usted y no a los otros precandidatos del Frente para la Victoria?

–No me gusta que se me conozca a partir de definiciones sobre terceros, y menos cuando éstos son compañeros que pertenecen al mismo espacio político al que pertenezco. Quiero que se me reconozca por mi mirada sobre el futuro del país y por lo he hecho durante todos estos años desde el Congreso y, ahora, desde el Ministerio de Defensa. Los argentinos que voten al Frente para la Victoria conmigo tienen que quedarse absolutamente tranquilos porque voy a garantizar el modelo. Los que proponen un país distinto quieren volver al pasado. Proponen una foto que se asocia más con la década del ’90, un país que esté en línea con los planteos de los organismos internacionales, que siguen aconsejando al mundo aplicar recetas neoliberales ortodoxas que van al ajuste y la recesión.