Mar 27.01.2015

EL PAíS  › FUERA DE SERVICIO > LA DECLARACIóN DE DOS CUSTODIOS QUE ESTABAN DE GUARDIA CUANDO MURIó NISMAN

“El doctor está acá, en el baño, tirado”

A través del blog de una analista de Inteligencia belga se conocieron los relatos que los policías hicieron ante la fiscal Fein. Aportan detalles sobre el ingreso al departamento y muestran contradicciones sobre la hora en que subieron para buscar al fiscal.

Se conocieron las declaraciones de los dos custodios que estaban de guardia en el complejo Le Parc cuando murió el fiscal Alberto Nisman. Los textos fueron publicados en el blog de una analista de Inteligencia belga. Los custodios relataron cómo fue el largo proceso para terminar entrando al departamento y encontrarse con el cuerpo. Entre otros detalles, revelaron que la puerta principal tenía una traba cerrada del lado de adentro, lo que la inhabilita para que alguien haya salido por ahí. Sobre la puerta de servicio, confirmaron que tenía la cerradura de arriba cerrada y la de abajo con la llave puesta del lado de adentro. Sobre el momento en que subieron a tocar el timbre hubo incongruencias entre los horarios que recuerdan uno y otro custodio y también sobre el lugar donde estaban estacionados.

Las declaraciones de dos de los custodios de la Policía Federal que estaban de guardia cuando encontraron muerto a Nisman aparecieron publicadas en el blog http://relacionesinternacionales.co/, de Teresa Dussart (ver "Otro personaje insólito entra en escena"). Son el sargento primero Luis Miño y Armando Niz. Se trata de los testimonios que dieron ante la fiscal Viviana Fein.

Miño contó que a Nisman “no le gustaba que lo llamaran innecesariamente”, por lo que llegaron a las 11, pero no tuvieron contacto. Se quedaron esperándolo. Les solía decir que sabía que estaban, porque los veía desde la ventana de su departamento. Miño afirmó que “debido a la lluvia, y acorde al protocolo que él mismo había impuesto, cuando lloviera debían esperarlo en el subsuelo, donde no había señal de telefonía móvil”. Aquí difiere su relato con el de Niz, quien afirma que se quedaron estacionados con el patrullero en la “zona de cortesía” de las torres, donde sí hay señal de celular.

Miño recordó que cerca de las 12.30 lo llamaron por el Nextel para avisarle que lo estaban esperando y no contestó. Probaron con el celular y repitieron los llamados cada una hora o 45 minutos. En esto coinciden los dos relatos. En cambio, es distinta la hora en la que recuerdan que subieron a tocarle el timbre. Miño dice que fue a las 17, mientras que Niz sostiene que subieron tres horas antes.

Antes de subir, llamaron a la secretaria privada de Nisman, Marina, y le pidieron que ella lo llamara al teléfono fijo. Le contaron que todas las ventanas estaban cerradas. La secretaria les devolvió el llamado 20 minutos más tarde y les dijo que tampoco la atendía a ella, que subieran y le tocaran el timbre en su departamento y no desde el portero. Cuando subieron, descubrieron que el diario estaba tirado en la puerta y adentro había un silencio completo, en lugar del sonido habitual de la televisión o la radio. Tocaron el timbre varias veces, pero no hicieron ningún intento por entrar a la fuerza.

En lugar de eso, bajaron y llamaron a la secretaria privada de Nisman para pedirle instrucciones. Ella los mandó a buscar a la madre de Nisman. Fueron cerca de las 18.10 a buscarla y volvieron a las 19.30. En el medio, se desviaron para buscar a una amiga de la madre. “Al llegar al piso 13, la Sra. Sara abre con su llave personal la cerradura superior, y luego, al intentar abrir la cerradura de abajo, no lo logra, debido a que se hallaba trabada”, relató Miño. Volvieron con la madre a buscar las claves del ascensor y la puerta principal. Ya eran las 20.45.

Aquí nuevamente difieren los relatos: Miño recuerda que la madre subió y no pudo abrir la puerta, mientras que Niz recuerda más complicaciones: tampoco pudo ingresar correctamente la clave del ascensor, que los custodios no tenían. En ese momento, según Niz, “deciden ubicar a un empleado de mantenimiento edilicio, de apellido Campos, que también era bombero”. Con Campos suben en el ascensor con una llave maestra que tenía, pero no logran ingresar por la puerta principal: “La madre intentó abrirla, consiguiendo solamente destrabar la cerradura, pero no pudiendo ingresar, dado que la puerta poseía en la parte superior una especie de pasador o traba ciega, que –por lo que se veía– tenía que ser corrido, del lado de adentro”, relató Niz.

Allí fue cuando decidieron llamar al cerrajero para abrir la puerta de servicio. En ese punto, Miño dice haber visto a otra de las secretarias de la UFI-AMIA, de nombre Soledad, que no se acercó a hablar con ellos. Una vez que el cerrajero abrió, ingresaron la madre, la amiga de la madre y Niz. Eran las 22.05. La madre prendió las luces y avanzó, pero luego le pidió al policía que mirara en el dormitorio –donde estaba el televisor prendido y la cama deshecha– porque le daba miedo.

Niz recorrió la pieza de Nisman y la de sus hijas, y la madre de Nisman lo llamó porque veía luz en el baño. El policía intentó entrar, pero notó que “algo impedía abrir la puerta”. “Observó desde donde se hallaba que en el piso había como un charco de sangre, y por la luz que dejaba la puerta del lado de la bisagra, también pudo ver el cuerpo del magistrado tendido en el piso, en posición de cúbito dorsal, con la cabeza hacia un costado, notando en ese momento que la cabeza del doctor era la que impedía abrir la puerta completamente”, declaró Niz. La madre también se asomó y luego fue a llamar a Swiss Medical. En tanto, Niz lo llamó a Miño y le dijo: “El doctor está acá, en el baño, tirado. Llamá a Prefectura y llamá a los jefes nuestros y al SAME”.

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