EL PAíS › APARTARON A LOS POLICíAS QUE DEBíAN CUIDAR A NISMAN CUANDO MURIó
El Ministerio de Seguridad dejó “provisoriamente afuera de la fuerza” a los suboficiales de la Policía Federal Armando Niz y Luis Miño, por las faltas que cometieron durante el día en que el fiscal falleció.
Los dos custodios que tenían a su cargo la seguridad del fiscal Alberto Nisman el día en que apareció muerto fueron pasados a disponibilidad. Se trata de Armando Niz, suboficial superior de la Policía Federal, y del sargento Luis Ismael Miño, que quedaron “provisoriamente afuera de la fuerza”. Deben responder por el cargo de “falta grave”, debido a que, a pesar de que pasaron más de diez horas intentando ubicar a Nisman, varias de ellas sin obtener respuesta a sus llamados, no avisaron a sus superiores sobre lo que estaba sucediendo.
La separación fue dispuesta por el secretario de Seguridad, Sergio Berni. “No actuaron como policías, sino como una especie de equipo de Nisman”, indicaron en el ministerio. Por ejemplo, les cuestionan que, cerca de las 18.00, preocupados porque Nisman no respondía sus llamados, hayan llamado por teléfono a la secretaria del fiscal para avisarle que él no contestaba, pero no hayan llamado a sus superiores para ponerlos en conocimiento de la situación. En su defensa, los custodios alegaron que la secretaria les pidió que manejaran la situación con perfil bajo.
Por otra parte, son cuestionados por no haber actuado profesionalmente, tomando medidas para preservar el lugar una vez que se comprobó que Nisman estaba muerto. “En el momento de ver el cuerpo, permitieron que la madre siguiera en el departamento durante media hora, en lugar de actuar como policías diciéndole ‘tenemos que salir, sin tocar nada, hasta que venga la Justicia’”, agregó la fuente consultada.
El tema tiene mucha importancia porque, si bien se preservó el baño, no sucedió lo mismo con el resto del departamento, controlando que nadie se llevara ningún papel.
De los testimonios reunidos entre los policías surge que Nisman imponía sus reglas a los custodios. Impedía que cualquiera entrara al departamento y obligaba a los agentes a dejarlo solo por las noches. En la causa, uno de los testigos contó que el fiscal ponía límites con frases como “no quiero que nadie se meta en mi vida” o “yo sé cómo se hace esto, tengo contactos internacionales, las cosas se hacen como yo digo”.
Además, Niz y Miño son cuestionados por haber mostrado contradicciones sobre su actuación al declarar ante la fiscal Viviana Fein, ya que no coincidieron en la hora que dicen haber subido a golpear la puerta del fiscal, así como en el lugar donde habrían esperado estacionados.
Niz y Miño dijeron que llegaron a Puerto Madero a las once de la mañana. Su principal discrepancia es la hora en que, tras no obtener respuesta a sus llamados telefónicos al fiscal, subieron a golpear la puerta de Nisman. Mientras Miño sostuvo que a las 17 decidieron ir a constatar qué pasaba en el departamento del piso 13º, Niz fijó la hora en que subieron entre las 14 y las 14.30.
Por otra parte, Miño declaró que estuvieron estacionados en el subsuelo, donde no había señal telefónica. Pero, según la versión de Niz, estuvieron en el estacionamiento de cortesía, donde sí se podía recibir y realizar llamados.
Los suboficiales informaron a sus mandos de todo lo ocurrido recién a las 22.40, cuando ya habían entrado a la casa de Nisman su madre y el juez que intervino esa noche.
Niz y Miño tienen abierto un sumario administrativo interno en la Policía Federal junto a los otros ocho custodios asignados a Nisman y los dos jefes del área, el comisario Eduardo Soto y el subcomisario Guillermo Fariña.
El pase a disponibilidad implica que no pueden trabajar como policías, utilizar la chapa ni portar armas.
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