Mar 03.02.2015

EL PAíS  › NINGúN JUEZ QUIERE HACERSE CARGO DE LA INSóLITA DENUNCIA DE NISMAN. DECIDIRíA LA CáMARA

Una mancha venenosa sacude los tribunales

Con Nisman todavía vivo, Canicoba Corral dijo que la denuncia “no tenía valor probatorio” y Servini de Cubría se negó a habilitar la feria. Tras la muerte, Lijo tampoco abrió la feria y ayer la mandó a sorteo. Le tocó a Rafecas, que dejó trascender que tampoco la aceptará.

Ayer finalizó la feria judicial en Comodoro Py y el remanso en el que flotaba la insólita denuncia del fiscal Alberto Nisman se convirtió en torbellino. Al mediodía, el juez federal Ariel Lijo se sacó la causa de encima mandándola a sorteo. El expediente recayó en el juzgado de Daniel Rafecas y es un secreto a voces que, subrogado por Sebastián Ramos, también la rechazará. Su intención es devolvérsela a Lijo. Ante el conflicto, la competencia será decidida por la Cámara Federal, pero la denuncia, sobre la cual el juez Rodolfo Canicoba Corral había dicho que tiene “escaso o nulo valor probatorio”, ya pasó por una cantidad inusitada de magistrados: Servini de Cubría sostuvo que no debía tratarse en feria y que “faltaban” las pruebas; Lijo tampoco habilitó la feria y afirmó ayer que Servini tuvo razón al no tratarla; Canicoba –aún en vida de Nisman– la devaluó totalmente y remachó diciendo que el fiscal intentó dársela al juez que quería y no mandándola a sorteo como correspondía, una conducta que la Justicia denomina forum shopping. Por último, Rafecas tampoco la acepta. En el fondo de tantos movimientos se agita la convicción compartida en Tribunales sobre la falta de sustento jurídico del escrito, como ya señalaron buena parte de los principales penalistas del país, incluidos Raúl Zaffaroni, León Arslanian o Julio Mayer. Con semejante panorama, los magistrados ni siquiera quieren pensar en la posibilidad de tener que decidir sobre una posible “inexistencia de delito” y las presiones que sufrirían en ese escenario.

Lijo decidió cuando lo había prometido: tras la feria judicial. En apenas unas horas rechazó tomar bajo su competencia la denuncia de Nisman contra la presidenta Cristina Fernández, el canciller Héctor Timerman, el diputado nacional Andrés Larroque, los dirigentes Luis D’Elía y Fernando Esteche y un par de presuntos espías, que la SIDE ya aseguró que no forman parte de su staff.

El expediente ya traía dos rebotes. El primero, de Servini de Cubría, que consideró que no había ningún motivo para tratarlo en feria. El sorpresivo viaje de Nisman, que interrumpió abruptamente sus vacaciones, perdió razón de ser: Servini no vio urgencia ni envergadura para tratar la denuncia y, para colmo, le dijo al fiscal que no había presentado pruebas. Es decir, que hablaba de escuchas telefónicas y documentación que no aportó.

El dramático episodio de la muerte del fiscal hizo que Lijo abandonara sus vacaciones y volviera urgente para ver si trataba la denuncia que, aparentemente, era el marco de esa muerte. El magistrado preservó los materiales recolectados por el fiscal y, de inmediato, postergó el tratamiento del expediente para febrero. Ese fue el segundo traspié. Fue un gesto fuerte: la denuncia hervía mediáticamente, pero Lijo tampoco le vio ninguna arista para tratarla en feria. Ayer, en el escrito en el que envió la causa a sorteo, ratificó que no había razones para tratar la denuncia en feria y que Nisman omitió entregar las evidencias que respaldaran lo que sostenía. Más aun, Lijo elogió la decisión de Servini de no tratar en enero lo presentado por el fiscal.   

Antes y después de la muerte de Nisman, la denuncia entró en un tobogán. Su eje principal –que el canciller Héctor Timerman había hecho gestiones para levantar las capturas con alertas rojas de los sospechosos iraníes– fue desmentido en forma contundente por el ex secretario general de Interpol Ronald Noble. El supuesto canje que se buscaba de petróleo por granos, según la denuncia del fiscal, se desmoronó ante el hecho de que en la Argentina no hay refinerías para un petróleo alto en azufre como el iraní y, por lo tanto, nunca se compró una gota de ese petróleo. La pista de “los fachos locales” a la que hizo referencia Nisman nunca existió ni se presentó en la causa. Las escuchas resultaron poco más que charlas de café entre personas que no integraban ni uno ni otro gobierno. No hay ningún vínculo probado con la Presidenta ni con el canciller ni con el diputado Andrés Larroque. La Secretaría de Inteligencia negó que los dos supuestos agentes mencionados por Nisman revistaran en la SI y el fiscal no aportó ninguna evidencia extra para sostener su afirmación.

Con Nisman en vida, Canicoba Corral –el juez de la causa AMIA– fue durísimo: “Esta denuncia se basa en informes de inteligencia. Por lo que se ve, no tiene valor probatorio. El fiscal dice que estuvo investigando esto durante cuatro años y lo hizo sin informarle a ningún juez: es muy grave. Tengo que estudiar si no hubo una desviación de su tarea como fiscal”.

En sintonía, los más reconocidos penalistas de la Argentina afirmaron que aun si se probaba lo afirmado por Nisman no habría delito que imputar. La mayoría consideró que era un intento de judicializar la política. Ni siquiera los letrados de la DAIA y la AMIA salieron a respaldar lo denunciado. Fueron cautos: “Vamos a esperar las pruebas”.

Con este cuadro de situación el expediente fue, desde el inicio, una papa caliente. Y no lo quiso nadie. Ni Servini en enero, ni Lijo en enero, ni Lijo ayer. Canicoba demolió el texto y vale la pena destacar que tampoco hubo un fiscal que lo impulsara en las dos semanas que pasaron desde la muerte de Nisman.

Tras el sorteo de ayer, la denuncia recayó en el Juzgado Federal número 3, de Daniel Rafecas. El magistrado está de vacaciones, pero no desconectado. Desde su entorno, ayer también se preparaban para el rechazo. El plan sería mandárselo de regreso a Lijo pero ayer, con Rafecas de licencia y su subrogante, Sebastián Ramos, enfermo, no hubo rechazo formal. Todo indica que intentarán hacerlo entre hoy y mañana. El argumento que está bajo estudio es que como Lijo investigó un encubrimiento del caso AMIA también tendría que tener a su cargo el encubrimiento que denuncia Nisman. El pinball llegará a la Cámara Federal que deberá resolver qué juez es competente.

Los porqués de Lijo

El escrito de Lijo de ayer es revelador:

n Dice que Nisman debió mandar la denuncia a sorteo desde el primer día. En otras palabras, sugiere que hubo forum shopping, elección irregular del juez.

n Ratifica que la denuncia no era para tratar en feria. Por ejemplo, no se pedían detenciones ni medidas urgentes.

n No se acompañaron elementos que dieran sustento a las afirmaciones.

n Lijo sostiene que él investigó las pistas falsas y el encubrimiento concretado en los primeros años, mucho antes del 2000: por eso los imputados son el ex juez Juan José Galeano, los ex fiscales, los jefes e integrantes de la SIDE de aquella época, el jefe policial Jorge “Fino” Palacios y los protagonistas de desviaciones de la investigación judicial del atentado. En ese mismo terreno se imputó también al ex presidente Carlos Menem. En la denuncia actual, los tiempos y los protagonistas son otros, no hay conexidad.

n La denuncia de Nisman es sobre un supuesto encubrimiento desarrollado entre 2011 y 2014: “son hechos distintos, nuevos y muy posteriores”, afirma el magistrado.

n Lijo incluso se pregunta si no debería intervenir el juez que ya tuvo a su cargo la evaluación judicial del Memorándum, Rodolfo Canicoba Corral, por tratarse de algo que está en el centro de la denuncia del fiscal. En su denuncia Nisman sostiene que el Memorándum “es la clave de la maniobra criminal para encubrir a los imputados iraníes”. Esta afirmación ha sido una de las más criticadas: el Memorándum fue votado por el Congreso. Se lo puede considerar malo y hasta inconstitucional –como dijo la Cámara Federal– pero no un delito, que en ese caso habría sido cometido por diputados y senadores.

Si las cosas se mantiene en el actual carril, la denuncia de Nisman sumará una larga serie de impugnaciones, dentro y fuera de Comodoro Py. El primer gran interrogante es por qué el fiscal volvió de Europa para presentar semejante texto que, según él mismo dijo en televisión después de entregarlo, sabía que no iba a ser tratado en enero porque no le habilitarían la feria. Pese a que sostuvo que trabajó cuatro años en el escrito, sigue sin entenderse porqué se apuró a presentarlo sin las desgrabaciones de las escuchas, sin verificación de lo afirmado, sin prueba documental y sin jurisprudencia alguna. Llamativamente, en la causa que lleva adelante la fiscal Viviana Fein, una colaboradora de Nisman declaró que a él le habían prometido más escuchas, pero que nunca habían llegado. “No le cumplieron”, sostuvo, apuntando a un conocido integrante de la ex SIDE.

Quienes conocen los pasillos de Tribunales aseguran que el expediente será aceptado con resignación por el magistrado que la Cámara Federal indique. De ahí en adelante, lo más probable es que entre en una larga, larguísima marcha.

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