EL PAíS
Apoyo del Estado, tecnología de las universidades y marca propia
El encuentro de empresas autogestionadas generó un diálogo entre obreros y funcionarios, y entre firmas recuperadas. Hubo acuerdos sobre integración horizontal, reclamos legales y críticas a modelos de legislación.
› Por Irina Hauser
Desde Rosario
“Ya podemos decir que somos un sector de la economía”, festejó José Abelli, del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), en el cierre de un encuentro de dos días entre obreros, funcionarios, universidades y organismos de ciencia y tecnología. Los trabajadores presentaron ayer sobre el final definiciones y propuestas que surgieron de debates en grupos: tienen en mente lanzar una marca propia que unifique a las fábricas autogestionadas, se plantean mejorar la conexión entre sí para bajar costos y creen necesario seguir haciendo reclamos al Estado pero manteniendo autonomía.
El viernes habían pasado por el evento varios funcionarios, entre ellos el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que aprovechó la ocasión para anunciar que el Gobierno estudia cambios en la ley de quiebras –algo que piden los obreros organizados– así como el financiamiento, con un crédito del BID, para que los autogestionados puedan adquirir máquinas y capital de trabajo. En cuanto a lo segundo, todos contentos. Lo primero fue conflictivo porque el oficialismo estaría pensando en introducir la figura de la Sociedad Anónima Laboral, que abriría la puerta a la asociación con cualquier capital accionario. “Nosotros no queremos que haya trabajadores en relación de dependencia”, le dijeron a Tomada ahí mismo, en un rincón. El clima quedó tirante.
La modificación a las normas que impulsa el MNER apuntan a que cuando una empresa quiebre, las máquinas y los créditos queden –como compensación por las deudas– en manos de los obreros, eventualmente en sociedad con el Estado. El titular del movimiento, Eduardo Murúa, dijo a todos los presentes al final del evento: “No aceptamos otras formas donde el eje de la asociación no sea el trabajo. Las cooperativas permiten la democracia interna y la distribución equitativa de la rentabilidad.” Para matizar los reproches, igual señaló que “la preocupación del Gobierno por estos temas es un gran avance”.
Ayer a la tarde, en una atmósfera festiva, nueve trabajadores se subieron a un escenario y expusieron las conclusiones de lo que habían debatido. Se los veía realmente conformes por las inquietudes en común:
u La reducción de costos, sobre todo en las empresas que remontan la producción o sus servicios, es una preocupación crucial. “Deberíamos estar más conectados entre nosotros y complementar unidades de un mismo sector”, propusieron. “El asesoramiento universitario también es necesario.”
u Les inquieta poder disponer de un sistema de salud, ya que el proyecto de la obra social propia resulta muy costoso. Por ahora apostarían a mejorar la rentabilidad y manejarse con los servicios de los sindicatos.
u La jubilación es otra cuestión que preocupa. Propondrán la creación de un registro especial de empresas recuperadas para entrar al sistema de reparto, pagando aportes y pidiendo que el Estado subsidie los patronales.
u Tener una marca que unifique e identifique la producción de todos el movimiento es otro de los sueños. Todavía no saben cuál sería. “Pongámosle No Al ALCA”, bromeaban.
u Acordaron seguir insistiendo para que desde el Estado se genere un fondo de capital de trabajo que permita reiniciar la producción de empresas quebradas, cerradas o vaciadas. También evaluaron exigir a los bancos públicos que flexibilicen los requisitos para darles crédito. “No somos sujetos de crédito comunes, se nos debe plata”, dijeron.
u Creen que las universidades pueden ayudar a desarrollar tecnología y brindar capacitación también para poder sostener el trabajo en equipo.
En nombre de los universitarios habló Jorge Cohen y provocó más de un nudito en la garganta. Dijo que el evento llevaba el nombre de “Incubadoras de empresas solidarias” porque “las fábricas recuperadas han nacido antes de tiempo y necesitan que desde la universidad les demos loque necesitan para sobrevivir y alumbrar el mañana. Que crezcan, vivan y se reproduzcan”. Abelli recordó: “Un día nos trataban de locos, otros nos reprimían, hoy estamos en la agenda pública. No nos negamos a debatir con el Estado, pero no bajamos de la consigna ocupar, resistir y producir”.