Siete de cada diez argentinos quieren que el presidente Néstor Kirchner mantenga en su cargo a Roberto Lavagna hasta el final de su mandato. Pese a que el ciudadano común no percibe mejoras en cuanto al desempleo y la pobreza, la gran mayoría es optimista y piensa que las cosas estarán mejor durante el próximo año. Sobre esa base y, sobre todo, porque al argentino promedio no le gustan las peleas internas en los gobiernos, una abrumadora mayoría se inclina por la continuidad de Lavagna, el ministro que, además, cuenta con la mejor imagen positiva. En el Gobierno afirman que no está en los planes remover al ministro, aunque no faltan quienes hablan de roces con el ministro de Infraestructura, Julio De Vido.
Las conclusiones sobre la opinión de la gente respecto de Lavagna surgen de una encuesta realizada por la consultora Telesurvey, que lidera el conocido sociólogo Heriberto Muraro. En total fueron entrevistadas, a través del teléfono, 400 personas de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Muraro realiza un testeo semanal de la opinión de la gente sobre los principales temas que van surgiendo en la actualidad política-económica y social.
Habitualmente el ciudadano medio quiere tranquilidad, hoy en día más por el recuerdo de la crisis reciente. Por ello, la gente tiende a evitar grandes cambios o lo que se podrían llamar jugadas de riesgo. La idea de cambiar al ministro de Economía entra en esa última categoría y por ello hay una abrumadora mayoría –71 por ciento– que preferiría que las cosas se mantengan como están.
Lavagna es, según tres encuestas, el ministro de mejor imagen, seguido por el titular de la cartera de Salud, Ginés González García, el canciller Rafael Bielsa y el ministro de Educación, Daniel Filmus. Más aún, la propuesta de retener a Lavagna fue una movida importante en la campaña electoral de Kirchner de abril. Aunque para el ministro no resulta un dato demasiado auspicioso, hoy en día registra niveles de imagen positiva del 45 por ciento, parecidos a los que tenía Domingo Cavallo en sus buenos tiempos.
En cuanto a la marcha de la economía, la gente tiene percepciones contradictorias. Los encuestados que creen que hay una reactivación económica siguen siendo menos de la mitad, lo que está relacionado esencialmente con que una mayoría sigue percibiendo el mismo sueldo que hace dos años y encima tuvo que absorber los altos niveles de inflación de 2002. También son minoría los que creen que hay menos desempleo o menos pobreza. Al mismo tiempo, la totalidad de las encuestas refleja un crecimiento asombroso del nivel de optimismo. Entre el 65 y el 75 por ciento de los consultados sostiene que la situación económica va a mejorar y hay sondeos en los que apenas el tres por ciento se muestra pesimista y piensa que las cosas van a empeorar.
Con ese panorama, no llama la atención que una abrumadora mayoría cree que hay que dejar el Ejecutivo como está y no tocar las piezas claves, entre las cuales ubican a Lavagna. En la Casa Rosada sostienen que Kirchner es poco afecto a los cambios de gabinete y por lo tanto no está en los planes el cambio de ministro de Economía, “a menos que se produzca un encontronazo grave”. Nunca se termina de saber la intimidad del palacio, pero lo que está claro es cuál es la opinión de la gente.