EL PAíS
› LULA LLEGO AYER Y SU PRINCIPAL ASESOR DEFINE LAS RELACIONES
“Es el mejor momento de los dos”
Hoy y mañana Lula y Kirchner discutirán cómo quitar las últimas asperezas a la relación entre Brasil y la Argentina. Marco Aurelio Garcia, asesor internacional del presidente brasileño, dijo a Página/12 que hay ruidos porque todo está muy bien y explicó qué pasa en Brasil.
› Por Martín Granovsky
El principal asesor de Lula en política exterior, Marco Aurelio Garcia, dijo a Página/12 que no hay diferencias entre Brasil y la Argentina. Garcia fue el diseñador, dentro del Partido de los Trabajadores actualmente en el gobierno, del plan de asociación estratégica con Buenos Aires que Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente argentino Néstor Kirchner se proponen reforzar hoy y mañana.
Lula llegó anoche. Hoy firmará con Kirchner un documento llamado “Consenso de Buenos Aires” (ver aparte), compartirá una cena oficial, será declarado ciudadano ilustre por el jefe porteño Aníbal Ibarra y mañana visitará Calafate, de donde regresará a Brasilia.
Es el segundo encuentro de Lula y Kirchner en poco tiempo. Acaban de verse en Nueva York, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde el cortocircuito entre ambos empezó cuando Kirchner no asistió al discurso de Lula en la ONU. La explicación oficial atribuyó la ausencia al tránsito. Las negociaciones argentinas con el Fondo Monetario Internacional habían marcado un chisporroteo en la relación, con reproches argentinos al brasileño porque en los últimos días de la discusión con el FMI no había levantado el teléfono ni para solidarizarse con Kirchner ni para interceder ante Hoerst Kohler. Dos horas de conversación en Nueva York limaron asperezas, sobre todo cuando Lula pidió a Kirchner: “Como compañeros, si hay un problema me llamás a mí”.
–En lo sustantivo vivimos el mejor momento de las relaciones BrasilArgentina –dijo ayer Garcia a Página/12–. Por eso hay ruidos.
–¿Por qué?
–Porque hay sectores a los que no les interesan las buenas relaciones, sea por razones de naturaleza interna o de naturaleza externa. Lo cual es obvio, porque es muy significativo el peso de una sociedad o una alianza sólida desde el punto de vista de la relación de fuerzas en el continente. Hay gente que me pregunta si nosotros fortalecemos la relación con la Argentina para contrarrestar los rumores de aislamiento de Brasil en las negociaciones del Alca o la Organización Mundial de Comercio. No. Y ésta es la prueba de que no estamos aislados. Incluso no lo estaríamos si actuáramos en conjunto solamente con la Argentina.
–Aquí circula una crítica a Brasil: que fue su país el que rompió las negociaciones de la OMC en Cancún, para consolidar liderazgo.
–Es una crítica sin fundamento. No fue Brasil el que rompió. La ruptura vino de otra parte, del grupo de Singapur, que planteó cosas diferentes. Brasil y la Argentina tenían exactamente la misma posición en lo que se refiere a la cuestión más importante, la de los subsidios. Incluso la continuidad de nuestra alianza entre nosotros y con otros países se dio en la reunión de la semana pasada en Buenos Aires. Y sin duda seguirá en esta visita del Presidente Lula, que es trascendente.
–Con nueve meses en el gobierno, Lula consumió casi un quinto de su mandato. ¿Lo aprovechó o lo desperdició?
–Lo aprovechamos bastante. En primer lugar, se evitó una gran catástrofe macroeconómica. No quiero repetir indicadores para no cansar a sus lectores, pero la verdad es que había un riesgo real de que quedáramos al tercer o cuarto mes al borde de una hiperinflación. No pasó. En cambio, logramos construir condiciones muy favorables para el crecimiento. En los dos últimos meses eso empezó ocurrir, aunque es cierto que en forma muy suave. Hay que ver si ahora esa tendencia se mantiene. Soy enemigo de celebraciones apresuradas, pero estamos pasando por lo menos por un cuadro de estabilización. Ahora, los retos continúan.
–¿Cuáles, exactamente?
–Buscar en los próximos meses un ciclo de crecimiento más consistente.
–Suena a expresión de deseos.
–No, será más fácil por una disminución de la vulnerabilidad externa. Tenemos un superávit de mil millones de dólares. Hubo una situación muy favorable del comercio exterior y eso garantiza un buen comienzo alenfrentar la cuestión clave de la vulnerabilidad externa. Con mayor vulnerabilidad habría que haber perdido las ilusiones. Un ciclo de crecimiento podía ser efímero. A su vez, junto a la mayor estabilidad pudimos unificar los programas sociales, dotar de mayor eficacia a su implementación y ahorrar dinero centralizando las prestaciones.
–El sociólogo Basilio Sallum criticó al PT por una “conversión liberal”.
–No la hicimos en absoluto. Estamos utilizando ciertas medidas que obviamente en un gobierno liberal tendrían un carácter estratégico. Así ocurriría con un gobierno que persiguiera, como los de los últimos 15 o 20 años, la estabilidad y cuentas equilibradas. Eso para nosotros no es un objetivo, es un medio para lograr las cosas que los liberales ni se plantearon. Sí le reconozco que hay dos problemas nuevos y complicados después de un larguísimo período con crecimiento muy mediocre. Uno es reconstruir un ciclo de crecimiento de largo plazo y durable. El otro, cómo hacer que sea un ciclo con signo distributivo muy fuerte, al revés de lo que sucedió en el período desarrollista.
–Difícil sin inversión pública y privada.
–La inversión crece de a poquito. Pero para eso es fundamental que el ambiente macroeconómico esté sano. Esa gente es muy temerosa. Algunas de las medidas que tomamos, por ejemplo el crédito popular para el consumo de línea blanca, hogareña, permiten la expansión en un sector de gran capacidad de irradiación en el conjunto de la economía. ¿Sabe lo que es la expansión del mercado, con 45 millones de personas que están hoy afuera de ese mercado? Se trata de algo que expresa la movilidad social de la gente.
–¿Brasil dice afuera lo que no hace adentro?
–Para nada. La tradición de la política brasileña desde los tiempos del Barón de Rio Branco es exactamente ésta: la diplomacia expresa en el ámbito internacional una cierta idea de Brasil. Simplemente hace visible lo que va a ser la política interna.
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