El precandidato presidencial del Frente Renovador, Sergio Massa, relanzó ayer su carrera hacia la presidencia al encabezar el encuentro provincial de ese partido, con más de mil dirigentes que respaldaron su postulación, incluyendo cinco precandidatos a gobernador bonaerense que no escucharon definiciones del referente respecto a esa interna. “Voy a ser el presidente de la seguridad”, prometió el diputado, que aseguró que su espacio permanece unido a pesar de los resquemores que hubo entre segundas líneas los últimos días, y se presentó de cara a los comicios de octubre como “ni la izquierda ni la derecha que quieren fracturar al país”.

Durante su discurso, Massa se dedicó principalmente a diferenciarse de Mauricio Macri, el dirigente del PRO que en las últimas semanas creció en las encuestas a expensa suya. “Yo no soy el heredero del poder ni el heredero de una fortuna que paga campañas. Soy el hijo de la clase media”, se reivindicó el tigrense, que cuestionó a “los empresarios que pretenden tomar el poder por asalto” y se quejó del “látigo del Gobierno” y “la chequera amarilla”.

Ante un microestadio del Club Alemán de Ballester lleno de intendentes, concejales, y legisladores nacionales y provinciales, el diputado prometió que va a “ser el presidente de la seguridad” y que no tiene “miedo a pedir perpetua para los violadores y narcotraficantes, ni pedir firmeza a la Justicia”. Además, aseguró que si llega al poder va a terminar “con el club de los jueces sacapresos, que encabezan Zaffaroni y Carlés”, en referencia al ex juez de la Corte Suprema y al nominado para reemplazarlo.

A contrarreloj, pocas horas antes del acto, Massa pudo garantizar la presencia de los cinco precandidatos a gobernador de la provincia de Buenos Aires que tiene el Frente Renovador. Finalmente ayer estuvieron, parados detrás suyo en el escenario Francisco de Narváez, Darío Giustozzi, Felipe Solá, Jesús Cariglino y Mónica López.

Los fuertes cruces entre ellos y el coqueteo del intendente de Malvinas Argentinas con el PRO ponían en duda la asistencia perfecta, pero finalmente el candidato presidencial pudo contener a todos y convencerlos de asistir. El precio que tuvo que pagar fue la postergación del anuncio respecto de cuántos y quiénes de esos cinco llegarán a las PASO de agosto con chances.

La idea original era dirimir eso en el encuentro de ayer, pero para dar una muestra de unidad se decidió dejarlo para más adelante. La definición, explicó Massa, quedará en manos de una “mesa provincial” donde estarán representadas todas las secciones electorales del territorio bonaerense. “Juntos somos invencibles”, completó.

El diputado provincial Juan Amondarain, una de las espadas del massismo, aseguró que en el Frente Renovador se están “acomodando las cosas” de cara a la campaña. “Cuando se pelean la UCR o el PRO, son la democracia, y cuando somos nosotros es que tenemos una crisis”, se quejó. Por su parte, el anfitrión de la jornada, el intendente de San Martín Gabriel Katopodis, aseguró que “se va a dar un proceso de síntesis” que decante las candidaturas.

Tras el encuentro, Cariglino también dialogó con los medios y ratificó su pertenencia al espacio y su postulación a gobernador, aunque no descartó la posibilidad de un pase al PRO en el futuro cercano. También confirmaron que sus aspiraciones siguen en pie Solá y López. Extraoficialmente, fuentes del Frente Renovador aseguran que de ellos tres sólo uno tendrá lugar en una interna que completarán De Narváez y Giustozzi.

El próximo paso que Massa tiene en mente para intentar romper la inercia que parece alejarlo de un lugar en el ballottage es un acto “multitudinario” en un estadio. La fecha elegida es el 1º de mayo, Día del Trabajador. Para entonces, él confía que los primeros resultados electorales, que se irán conociendo en abril en Santa Fe, ciudad de Buenos Aires, Salta, Neuquén y Mendoza, reposicionarán al Frente Renovador como una opción para los comicios nacionales de octubre.