EL PAíS › OPINIóN
› Por Mario Wainfeld
Cuando dirimen internas para elegir candidatos de un partido o coalición, las Primarias Abiertas (PASO) se asemejan a un partido eliminatorio de fútbol. El que gana (así sea por diferencia de gol o por un voto) sigue participando, mientras que el que pierde se queda afuera.
El resultado comparativo entre partidos o fuerzas diferentes funciona de otro modo. Es mucho más que una encuesta porque la gente se involucra y porque el electorado es superior cuanti y cualitativamente a “una muestra”. Pero no equivale a una elección de autoridades.
Se llevan realizadas tres PASO, en Salta, Mendoza y Santa Fe. Se ha expresado, a nivel local, más del 15 por ciento del padrón nacional. Es un porcentaje interesante, pero como muestra es aleatorio.
Hablemos, sobre todo, de lo ocurrido anteayer en Mendoza y Santa, sin renunciar a algunas hipótesis generales.
Los números de Mendoza: Esta nota que usted lee hoy se escribió en la tarde de ayer, cuando todavía no se conocía el escrutinio total en Mendoza. Se habla sobre la base de un 95,38 por ciento de las mesas escrutadas, en el voto a gobernador. Quedan datos pendientes. Sobre la base corroborada se trabaja: los pocos porcentajes que se mentarán aluden a ella.
La aclaración vale porque el trámite del recuento fue muy lerdo y algunos creímos en tendencias definitivas que no se corroboraron. Con más del 50 por ciento del padrón la ventaja a favor del radicalismo era muy alta, mayor que la que se dispone ahora. Este cronista se apresuró en sacar conclusiones en su nota de ayer, las rectifica en parte. Y pide disculpas a quienes lo leen.
El candidato radical Alfredo Cornejo llegaba al 44,64 por ciento contra un 39,89 que acumulaban las tres listas que competían en el Frente para la Victoria (FpV).
Es una diferencia interesante, pero no lapidaria. Coloca a la entente liderada por la UCR en pole position, pero la carrera todavía debe disputarse.
El conjunto de votos peronistas es elevado, comparado con las predicciones y más satisfactorio que el desempeño en las legislativas de 2011.
El Frente de Izquierda y los Trabajadores, que consiguió un diputado nacional hace dos años, sigue en carrera porque superó el piso exigido y sobrellevó la tendencia a la polarización.
No pudieron saltar la valla otros partidos que compitieron. No podrán estar en las elecciones de autoridades: dejan un electorado vacante, a repartir entre los que quedaron en pie. O a votar en blanco, vaya a saber.
Recursos de campaña: Los comicios provinciales serán el 21 de junio, quedan dos meses para hacer campaña, adecuar discursos, provocar debates, dar rienda suelta a la creatividad de dirigentes, militantes o profesionales.
Los que gobiernan cuentan, además, con un plus que son las movidas que cualquier ejecutivo puede implementar. En Mendoza ese recurso potencial está dividido: el peronismo gestiona la provincia y algunas intendencias, los radicales varias municipalidades incluyendo la de la capital provincial y la de Godoy Cruz, en la que está Cornejo.
En la interna del FpV se impuso Adolfo Bermejo, paladín del gobernador Francisco Pérez. Dejó atrás a Guillermo Carmona, apoyado por el kirchnerismo “estricto”, incluso el que mora en la Casa Rosada.
Santa Fe, cabeza a cabeza: Con cifras totales, la lista única de PRO superó a la suma de las dos listas del Frente Progresista (FP) apenas por 0,4 punto porcentual. Menos de 6000 sufragios en un conjunto de 1.494.848 votos afirmativos válidos emitidos.
Final de bandera verde, pues, que deja abierto el desenlace fijado para el 14 de junio.
Miguel Del Sel se ratifica como un candidato competitivo, quedó puntero por una uña. El FP mantiene expectativas que debe robustecer garantizando que no cambien su voto los radicales que apoyaron a Mario Barletta en la interna abierta. El socialista Miguel Lifschitz, que lo aventajó por más de 40 puntos porcentuales, sembró sus listas con correligionarios boinas blancas para precaver esa conducta.
Omar Perotti, el candidato del FpV, mantuvo el piso esperado. Sus compañeros confían en que podrá superarlo con más campaña.
Tanto el FP como el PRO sacaron menos votos que en la elección para gobernador de 2011.
Dos meses de órdago: Es impactante la diferencia entre los votos que logró Del Sel comparado con los de los restantes candidatos PRO, más que el doble de su lista de diputados. El hombre imanta, sus compañeros de ruta no tanto. Ya sucedió en 2011. Por eso, a diferencia de Mendoza, sólo el oficialismo santafesino tiene poder territorial para hacer valer en el segundo tramo de la campaña... no así su principal challenger.
Otro número notable es el que obtuvo el gobernador Antonio Bonfatti encabezando la lista de diputados del sector de su aliado Lifschitz: 445.000 votos contra 335.000 de quien aspira a sucederlo. Guau.
Las diversidades tienen significado político, digno de explorar. Seguramente anticipan jugadas de campaña del FP. También comprueban, una vez más, que la gente no vota a ciegas ni irreflexivamente. Dispone de información u olfato, espiga, piensa... extraño para quienes los definen como ganado en pie.
Lifschitz y Perotti desafían a Del Sel a debatir, es una idea lógica. El (llamémosle) discurso del abanderado de PRO en la noche del domingo fue patético. Pero el hombre tiene un extraño carisma: siempre se expresó así y es alta su estrella electoral.
Este escriba discrepa entusiastamente con sus votantes, pero no es quien para negarles derecho... ni desconocer su cantidad.
Diversidades: El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, puede imaginar que el PRO ganará Santa Fe. Dista de ser seguro, es probable. Y dar casi por hecho que los porteños lo revalidarán en la provincia que por ahora gestiona su fuerza.
Los socialistas, a su vez, bregarán por mantener la provincia. Están en riesgo, pero todavía pueden.
Los radicales mantienen su expectativa de recuperar gobernaciones, quedaron bien colocados en Mendoza aunque no les cabe cantar victoria.
El Frente Renovador del diputado Sergio Massa es el partido que hizo peor cosecha en las PASO. Nada por aquí, nada por allá. Nada para esperanzarse el domingo próximo en la Ciudad Autónoma y Neuquén. Se vaticinó, hace menos de dos años, que Massa estaba plantado del otro lado del Rubicón, que muchos kirchneristas cruzarían nadando o saltarían con garrocha. Otra metáfora berreta y repetida fue la de la jauría peruca que huele sangre. Los profetas sin ingenio vienen fallando, cuando todavía queda mucho camino por recorrer.
FpV y kirchnerismo: En las tres compulsas ya realizadas, el FpV mantuvo su caudal de adhesiones, medidos a nivel provincial. Es sabido que son otros que en la elección nacional. Claro que algún vaso comunicante hay.
El gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, el mendocino Bermejo y el santafesino Perotti no son exponentes del kirchnerismo más acendrado, una referencia para añadir a un proyecto de balance.
El kirchnerismo conduce y lidera al FpV, que abarca otras vertientes del peronismo. En los primeros trazos, sostiene firme su “famoso” piso o algo más.
Sigue la ronda: El domingo que viene, el pueblo de Neuquén elegirá gobernador, sin PASO previas. El Movimiento Popular Neuquino (MPN) no sabe lo que es perder esas contiendas. En el FpV se ilusionan en que ésta será “la vencida”. Será tercero en discordia el radical Horacio “Pechi” Quiroga, aliado de Macri en lo nacional. Ahorremos pronósticos, es saludable.
En el turno anterior, la condición de local inclinó el resultado en casi todas las elecciones para gobernador: los oficialismos ganaron en 22 de 24. Fue el record, el ojímetro del cronista marca como factible que no se repita en este año.
El color local pesa mucho, cada provincia tiene sus preferencias y tradiciones... seguramente sus pronunciamientos están indicando algo más que no es fácil descifrar en vivo y en directo. Tal vez se comprenderá mejor en octubre, cuando el maratón de las urnas comience el sprint final.
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