EL PAíS › CON UNA DURA CARTA AL PRESIDENTE DE LA AMIA, EL CANCILLER TIMERMAN RENUNCIó COMO MIEMBRO DE LA MUTUAL
El canciller comentó que se decidió a presentar su renuncia por el silencio que mantuvieron los dirigentes de las entidades judías ante las acusaciones del fiscal Nisman. “Se borraron como durante la dictadura”, se quejó.
› Por Raúl Kollmann
“No es aceptable que la injusta muerte de las víctimas de la AMIA se convierta en una pieza de ajedrez de los intereses geopolíticos de otros países o grupos partidarios locales.” Con estas palabras, en una carta dirigida al presidente de la AMIA, el canciller Héctor Timerman comunicó a la mutual judía su renuncia como socio. El ministro afirma en el texto que los dirigentes de AMIA y DAIA nunca quisieron avanzar de verdad hacia un juicio de los sospechosos iraníes: “Ustedes quieren culpables, juicio no”. En un breve diálogo con este diario, Timerman contó que “me decidí porque me dolió el silencio de los dirigentes de la comunidad ante las acusaciones del fiscal Alberto Nisman. Se borraron como durante la dictadura. Así que no quiero que hablen más en mi nombre, por eso renuncié como socio”, señaló el canciller.
En el centro de la renuncia está el memorándum firmado con Irán pero, sobre todo, las presiones internacionales, en especial de los fondos buitre, la derecha republicana y el gobierno de Israel. “No podemos permitir –dice Timerman en su carta– que la memoria de las víctimas del atentado sea utilizada como herramienta de presión de los fondos buitre, como hacen con la intensa campaña montada en los Estados Unidos. Dos años antes que Nisman presentara su canallesca denuncia, ya los fondos buitre publicaban solicitadas sobre un supuesto pacto espurio entre la Argentina e Irán. No los acuso a ustedes de montar una conspiración, los acuso de que vuestro silencio como dirigentes comunitarios valida que la escoria local e internacional utilice a las víctimas para sus fines espurios.”
La renuncia de Timerman es a la AMIA, la mutual a la que están afiliados una parte de los integrantes de la comunidad judía. La AMIA administra los cementerios, la red educativa, algunos comedores, la asistencia social, el respaldo a personas de la tercera edad y muchas actividades culturales. Los socios de la AMIA votan su comisión directiva, hoy en día en manos de los sectores más religiosos y ortodoxos. Al mismo tiempo, para las cuestiones políticas se supone que la representación está en la DAIA, donde convergen las instituciones (entre ellas la AMIA), los templos, las escuelas, los clubes. Cuando se elige la conducción de la DAIA, las instituciones y clubes con más socios tienen varios votos: la AMIA, por ejemplo, tiene cuatro de los 120 totales. Con la carta de renuncia dirigida a Leonardo Jmelnitzky, actual presidente de la AMIA, Timerman quiso dejar en claro que no quiere ser representado por la conducción de la AMIA y tampoco por la DAIA.
En las últimas semanas surgió un grupo importante de integrantes de la comunidad judía que concretaron la primera convocatoria de judíos progresistas que no se sienten representados por la AMIA y la DAIA. El ex director ejecutivo de la DAIA Jorge Elbaum produjo una enorme repercusión con dos notas publicadas por Página/12 en las que mostraba y testificaba sobre las presiones que recibió la DAIA para bloquear el memorándum con Irán. Se alinearon voceros del PRO, de las embajadas de Estados Unidos e Israel y, enseguida, las fundaciones financiadas por los fondos buitre, en especial por Paul Singer. El propio fiscal Nisman se movió activamente como “amigo” de la Fundación para la Defensa de la Democracia, también financiada por Singer. Todas estas movidas fueron rechazadas en el plenario de argentinos de origen judío, que tuvo la conducción de la periodista Miriam Lewin (ver recuadro).
La renuncia de Timerman retoma el mismo camino. “En la reciente audiencia ante la Cámara de Casación sobre la constitucionalidad del memorándum –relata el canciller en su carta– se presentaron dos organizaciones de familiares de las víctimas del atentado. Ambas se expresaron por la constitucionalidad de dicho instrumento de cooperación judicial, mientras la DAIA y la AMIA, por la inconstitucionalidad. ¿No les llama la atención a dichos dirigentes estar en veredas opuestas a las víctimas? ¿También se adjudican su representación? Fue una escena tan triste como ver desfilar por los medios del Grupo Clarín a cualquier dirigente de vuestras instituciones que desee vilipendiar la posibilidad de que se juzgue y castigue a los culpables del atentado.”
En su diálogo con este diario, Timerman contó los intercambios con los dirigentes comunitarios sobre el memorándum. “Nosotros les dijimos que era un paso adelante, como lo sostuvieron Interpol o Amnesty International. Era intentar destrabar la situación y juzgar a los sospechosos, que Irán no iba a extraditar. Ellos dijeron que sí al principio y después que no. La Presidenta les ofreció que traigan una idea alternativa. Y no trajeron nada, salvo la posibilidad de reformar la Constitución para juzgar en ausencia, algo que en la Argentina nunca se hizo. Por eso insisto en el texto que ellos, los dirigentes de la comunidad judía, no quieren avanzar en buscar formas de juzgar a los sospechosos. Ellos dicen culpables sí, juicio no.”
En los altos niveles de la AMIA y sobre todo en la DAIA existen en la actualidad enormes divisiones y polémicas, con dirigentes claramente alineados con el PRO y otros que tratan de mantener el equilibrio. El clima es de guerra interna. El punto de inflexión fue la denuncia de Nisman contra la Presidenta y el canciller, que fue tomada con cautela por AMIA y DAIA: la gran mayoría de los dirigentes percibió que era descabellado acusar por encubrimiento a la mandataria y su ministro. Sin embargo, la movida de Nisman se inscribía en las presiones de Israel y la derecha republicana, que apostó fuerte contra el acuerdo nuclear que meses después firmaron Irán, Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, el Reino Unido y Francia. Parte de los dirigentes comunitarios quería sumarse a la ofensiva desatada por Nisman.
La muerte del fiscal hizo explotar todavía más la interna y la decisión del juez Daniel Rafecas y la Cámara Federal de desestimar la denuncia de Nisman por inexistencia de delito empeoró los choques. En todo el proceso, los dirigentes de AMIA y DAIA, en medio de polémicas, terminaron sumándose a la marcha opositora del 18-F y respaldando tácitamente acusaciones contra el Gobierno. Timerman sostiene que eso es, lisa y llanamente, “responder a intereses geopolíticos de otros países o grupos partidarios locales”. Por eso concluye que no quiere ser más representado por los dirigentes de la AMIA y la DAIA.
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