EL PAíS
› LAS RETENCIONES SOLO PERMITEN GANAR TIEMPO
Fiesta en el Kursk
Duhalde prometió festejar el 9 de Julio el fin de la recesión. Tanta irrealidad no evoca la imagen del “Titanic” sino la del “Kursk”, hundiéndose sin retorno mientras se agota el oxígeno. Carapintadas y Acción Sicológica para denigrar a la política, que se ayuda sola. La defensa del consumidor quedará a cargo del lobbista que confesó haber pagado centenares de miles de dólares a los partidos por la ley de medicamentos, cuyo precio se triplicó bajo su gestión. Si en esto consiste la renovación de la política, en cualquier momento vuelven Manzano y Nosiglia.
› Por Horacio Verbitsky
Uno de los más destacados juristas del país fue consultado por un amigo, a quien un ministro del Poder Ejecutivo había invitado a colaborar. “Esto se cae a pedazos”, le contestó en un email, del que envió copias a pocas personas. El breve texto se reproduce con autorización del autor, que cumplió funciones de primer nivel durante anteriores gobiernos justicialistas: “La irrealidad de los despachos oficiales, entregados a intrigas, movidas de piso, cuando no a imposibles planes continuistas o por lo menos a una pretendida gestión normal en medio del quilombo, no evocan la socorrida imagen del ‘Titanic’ (que ha sido superada) sino la del ‘Kursk’, el submarino atómico hundiéndose y sin retorno, mientras se agota el oxígeno, en la espera desesperada del rescate que no llega. Cuando vuelva a la superficie, todos los tripulantes estarán muertos. Me niego a participar en los espejismos”. Con pocas horas de diferencia, el senador Eduardo Duhalde, provisionalmente a cargo del Poder Ejecutivo Nacional, dijo que el 9 de Julio el país festejaría el fin de cuatro años de recesión. ¿Cuál de estas dos visiones antagónicas describe mejor el momento, el “Kursk” o la fiesta?
Agua fría
La decisión oficial de imponer retenciones del 10 por ciento a las exportaciones agropecuarias fueron un chorro de agua fría arrojado en el momento preciso a un recipiente en ebullición. El gobierno estaba a punto de evaporarse y, así, ha ganado tiempo y puede pensar en el largo plazo, que en la Argentina de hoy son los cuatro meses que faltan para el día de la Independencia. Luego de la colosal transferencia de ingresos dispuesta por la pluma del senador Duhalde, las retenciones cumplen una función doble. Por un lado, captan para el financiamiento público parte de las ganancias extraordinarias realizadas en los últimos dos meses por las empresas del capital más concentrado. Esto es imprescindible para evitar la emisión monetaria incontrolada y su temible consecuencia inflacionaria. Por otro, ponen un freno al aumento en el precio de los alimentos. Tratándose de bienes cuya producción completa puede colocarse en el mercado internacional, su precio en dólares determina cuánto hay que pagar por ellos en el mercado interno, mediante la pinza desabastecimiento/carestía. Con un nivel de desocupación y de movilización popular sin precedentes, un incremento sostenido de los precios agudizaría la ya gravísima crisis social y terminaría por forzar un incremento de salarios, tan congelados hoy como en los tiempos del menemismo o la Alianza.
Pero las retenciones son, todavía, una hipótesis por demostrar y su efecto, discutible. La oligopolización de la producción y la comercialización permite a los más poderosos trasladar los costos de la retención en dos direcciones. Hacia adelante, mediante el aumento de los precios que pagan los consumidores. O hacia atrás, reduciendo el margen de ganancia de sus proveedores, como se hizo evidente estos días con el caso de la leche. Además la demora en liquidar divisas fuerza el tipo de cambio a la suba, como se está viendo en estos días, lo cual neutraliza el impacto de la retención. Por eso, la Federación Agraria, que agrupa a los chacareros, y Coninagro, aceptaron las retenciones pero reclamaron también un precio sostén que los comercializadores estén obligados a pagarle al productor, de modo de que el excedente se distribuya dentro del sector y no sea apropiado sólo por el eslabón más fuerte de la cadena. En cambio la Sociedad Rural rechaza las retenciones y su presidente, Enrique Crotto llegó a formular una grave amenaza durante un reportaje en el que Jorge Lanata le preguntó qué harían si en vez del 10 por ciento las retenciones fueran del 25. “Prendemos fuego a todo”, respondió Crotto,quien en agosto de 2001 había exigido que se reprimiera a los piqueteros que cortaban rutas.
La aberración del 94
El esquema tributario vigente al día de hoy impone el 20 por ciento a las exportaciones de petróleo, el 10 por ciento sobre los productos primarios y el 5 por ciento sobre manufacturas industriales, gas y electricidad. El total que se espera recaudar equivale al 6,7 por ciento del valor total de las exportaciones del año último. El gas había sido excluido del primer decreto, pero luego del señalamiento en este diario volvió a ser gravado.
Aunque una ley y un decreto reglamentario establecieron las retenciones para las exportaciones de petróleo crudo y derivados, la resistencia de Repsol (y sus socios menores en el oligopolio) ha mantenido abierto un regateo en el que las provincias productoras se han alineado con las transnacionales en contra de la Nación. Las petroleras anglosajonas impulsaron el golpe militar de 1930 para quitar de en medio a un poderoso actor nacional y negociar con los débiles feudos provinciales. Aquellas decisiones de facto no se sostuvieron en el tiempo. Hasta la última década del siglo pasado tanto gobiernos peronistas como radicales y militares mantuvieron el poder de decisión sobre los hidrocarburos en manos de la Nación. Esto mide la aberración de la reforma constitucional de 1994 que transfirió a las provincias en su artículo 124 el dominio de los recursos naturales. Esa reivindicación histórica de las petroleras fue concedida por Menem y Alfonsín con tal de reclutar voluntades en favor de la rrreelección presidencial y el tercer senador por provincia.
Juan Carlos Romero, Jorge Sobisch y Néstor Kirchner son ahora eficaces lobbistas del cartel petrolero, que también reclutó al sindicato de petroleros privados. Sobisch ha llegado a utilizar en la propaganda oficial una consigna sobre la “Alianza estratégica” de su gobierno con Repsol. Las empresas insisten en un impuesto del 8 por ciento en boca de pozo, cuyo efecto fiscal consideran indiferente para el Estado que, en cualquier caso, recaudaría unos 350 millones de dólares anuales. Pero el efecto económico y social de cada impuesto es diferente. Al bajar el precio que las empresas reciben por cada barril exportado, las retenciones moderan el aumento de los combustibles en el mercado interno, lo cual a su vez impide que se disparen los precios del transporte y la energía, que son insumos insustituibles de la industria y el agro. En cambio el impuesto en boca de pozo se trasladaría a las distintas etapas del proceso y, por último, a los precios, echando nafta al motor de la inflación.
Plumazos
La devaluación produjo superganancias a un núcleo mínimo de empresas, que son las que concentran el grueso de las exportaciones argentinas y que dan trabajo a un número insignificante de personas. Ochenta empresas concentran el 70 por ciento de las exportaciones. Con el dólar a 2 pesos sus ingresos por ese concepto se han duplicado. Este es un detalle de las rentas extraordinarias que Duhalde les concedió a las primeras 44 exportadoras y la suma global de las primeras 80:
Regalo de Duhalde
Grupo Ganancias
o extraordinarias
Empresa por sus
exportaciones
En millones de pesos
Repsol 2.127,5
Techint 1.652,1
Pérez Companc 1.024,3
Cargill 1.285,0
Aceitera General
Deheza 755,5
Louis Dreyfus 750,0
Glencore 543,3
Bunge Ceval 530,0
Vicentín 521,0
Nidera 432,7
La Plata Cereal 480,0
Minera Alumbrera
Limited 385,0
Chevron San Jorge 464,7
Volkswagen 313,0
Fate 435,5
Ford 423,0
Productos
Sudamericanos 282,1
Toepfer 362,1
Asoc.de Cooperativas
Argentinas 304,9
Fiat 210,1
Arcor 217,0
Buyatti 330,3
Pescarmona 188,6
Peugeot Citroën 259,9
Sancor 110,1
Soldati 5,7
Daimler Chrysler 214,1
Tradigrain 212,4
Acindar 114,3
Arauco 195,0
Solvay 70,0
General Motors 172,5
Vintage Oil 160,0
Renault 155,4
Coto 23,6
Garovaglio & Zorraquín 142,3
Toyota 137,3
Shell 134,9
Esso 132,9
Total Austral 131,6
Wintershall 129,2
Bridas 101,9
Swift Armour 112,1
Sadesa 109,5
Total 44 firmas 16.842,3
Total cúpula 18.308,4
Fuente: IDEF de la CTA.
Descontado el 6,7 por ciento de las retenciones, a las 80 primeras exportadoras todavía les quedará una renta extraordinaria de más de 15.000 millones de pesos. Con los 2500 millones de pesos que recaudará por las retenciones, más lo que presume conseguir de aprobarse otro proyecto de ley que impondría un 5 por ciento a los créditos pesificados, Duhalde sostiene que pondrá en marcha planes de ayuda a los más pobres y crediticios para las Pymes. De este modo intenta desmentir la generalizada sensación de que el suyo es el gobierno de los ricos, que el encuestador oficial Julio Aurelio midió en una encuesta nacional. Si la verdad sigue siendo la única realidad, no será simple que lo consiga. El decreto 214, publicado el viernes 8 en el Boletín Oficial, transforma en pesos todas las obligaciones de dar sumas de dinero expresadas en dólares estadounidenses “que no se encontrasen ya convertidas a pesos”. Esto cubre a los pequeños deudores hipotecarios, pero dada su generalidad también es la puerta de entrada al seguro de cambio exigido por las grandes empresas que se han financiado con obligaciones negociables y que consistiría en otro milmillonario subsidio a los más ricos.
El zorro en el gallinero
A poco de asumir el Poder Ejecutivo, el senador Duhalde había anunciado que no se impondrían retenciones a las exportaciones agropecuarias, otra promesa incumplida, como la devolución en dólares de los depósitos acorralados. El último cambio obedeció a una indicación del Fondo Monetario Internacional. La caída de la actividad y de la recaudación serán más pronunciadas que lo que contempla el presupuesto dibujado en el Congreso. Los técnicos del Fondo han detectado esa brecha fiscal (de 5.000 millones de pesos según el cálculo de Claudio Lozano, de la CTA) yreclaman su cierre para continuar la sesión de torturas con los masoquistas del gobierno que se han puesto al alcance del especialista indio a cargo de apretarles la soga. La probabilidad de que las retenciones y el nuevo impuesto a los pesificados se apliquen a socorrer a los desocupados y las PYMES es entre baja y nula. La designación del zorro Pablo Challú en el gallinero para defender a los consumidores y la competencia es un chiste de mal gusto. Durante su gestión como Secretario de Comercio en el primer gabinete de Carlos Menem el precio de los medicamentos aumentó tres veces y se desalentó la posibilidad de que se pudieran vender en las farmacias medicamentos genéricos, sin marcas de fantasía. Luego fue lobbista de los laboratorios farmacéuticos locales, CILFA, sobre los legisladores que trataban la ley de patentes. “Hicimos aportes para el justicialismo, el radicalismo, el Frepaso y algunos partidos provinciales, pero esta es una cosa normal en las instituciones y no es distinto de lo que han hecho otras cámaras y empresarios. Los montos en ningún caso superaron los 100.000 pesos”, admitió en 1995, como si estuviera hablando de un caritativo reparto de caramelos y juguetes en el Día del Niño. El regreso al gobierno de este arquetipo de la relación corrupta entre los intereses económicos y los partidarios ridiculiza la pretensión oficial de reformar la política.
Rojo y negro
Aunque el Fondo Monetario Internacional y los consultores locales se equivocaran, el hombre de Lomas de Zamora radicado en Olivos fuera un vidente de poderes superiores y los números de julio se escribieran en negro y no en rojo, la situación estructural del país y de sus habitantes no se modificaría. Así lo indica la experiencia de la década pasada.
Si en los períodos de retroceso macroeconómico la situación de empleo se agravó, y ya llega al 22,5 por ciento, lo opuesto no es cierto, porque el desempleo se ha convertido en una cuestión estructural. Cuando la actividad económica cae, el desempleo sube de manera significativa y la pobreza se expande en línea con la tasa de desocupación. Pero cuando la macroeconomía se recupera, el desempleo no baja de los dos dígitos y se expande la precariedad. Las nuevas ocupaciones que se crean son de baja calificación y magro nivel de ingresos. La ineludible conclusión es que los saltos atrás que ocurren en los momentos de recesión, deben entenderse como estructurales. En la próxima fase de crecimiento económico, la pobreza no se reducirá y hasta puede seguir creciendo, sólo que más lentamente.
El sociólogo Artemio López desagregó este proceso por ciclos económicos, a lo largo de toda la década pasada. El primer ciclo fue de crecimiento continuado del PIB, entre 1991 y 1994. El Producto Interno Bruto creció a un impactante promedio anual del 9 por ciento pero la cantidad de personas sin trabajo se duplicó. También crecieron los indicadores de desigualdad, tanto la brecha entre los más y los menos afortunados como la concentración del ingreso. La tendencia cambió en 1995, cuando el Producto cayó un 4,6 por ciento. Si cuatro años de auge no habían permitido reducir la desocupación y la desigualdad, uno de retroceso agravó todos esos indicadores. La pobreza y la desocupación se incrementaron en un tercio mientras también crecían la concentración y la desigualdad, como se muestra en el Cuadro 2:
Entre 1996 y 1998, el PIB volvió a crecer, a un promedio anual del 5,5 por ciento, más de un tercio inferior al del primer ciclo pero aún así superior a cualquier expectativa actual. Lo que bajó en ese trienio fue la desocupación, que en 1995 había tocado su pico histórico, pero no obstante crecieron la pobreza y la desigualdad, lo cual se explica por la degradación de las condiciones de trabajo y de remuneración de quienes no perdieron su puesto. Así se aprecia en el Cuadro 3.
El análisis de la década muestra que el crecimiento desigual típico de este modelo promueve mayores niveles de desempleo, pobreza e inequidad, que se agravan en forma notable con cada retroceso del Producto Interno Bruto pero que no mejoran de modo automático con el mero crecimiento del PIB. De 1998 en adelante, con la recesión más larga de la historia argentina, se reproduce el cuadro de 1995, cuando todas las variables retroceden. Esta revisión sugiere que aun si el 9 de julio Duhalde tuviera algo para festejar, la producción y el trabajo seguirían hundidos en el Kursk.
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