Hace más de un año, la vida política de Leandro Santoro comenzó un camino que lo llevó a convertirse ayer en candidato a vicejefe de Gobierno porteño, acompañando a uno de los líderes de La Cámpora, Mariano Recalde, en el marco de un acuerdo con el Frente para la Victoria. De militancia y cuna radical, Santoro explica por qué desde la agrupación Los Irrompibles decidieron confluir ahora con el kirchnerismo, cuando la estructura de la UCR se asoció con el PRO de Mauricio Macri. En diálogo con Página/12, el subsecretario para la Reforma Institucional y el Fortalecimiento de la Democracia responde sobre sus comentarios en Twitter de 2012 y 2013, en los que criticaba al kirchnerismo.

–¿Cómo surgió el ofrecimiento y por qué lo aceptó?

–Hace tiempo veníamos conversando y yo sabía que estaba dentro de las posibilidades. El miércoles a la una de la mañana me llamó El Cuervo (el secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque) y me dijo que estaba con Mariano (Recalde) y que él quería hablar conmigo. Me dijo que estaban en su casa y fui para allá. A la mañana siguiente hicimos el anuncio.

–¿Por qué cree que lo eligieron como candidato?

–Creo que es un reconocimiento al valor de la militancia. Ahora tenemos que recorrer la Ciudad y seguir trabajando. Me parece súper interesante el desafío. Es una posibilidad para hacer política que muy pocos militantes pueden llegar a tener en su vida. Este es el mensaje que nosotros queríamos dar, el de construir un espacio político con los compañeros del FpV para recuperar los dos proyectos nacionales del alfonsinismo y el kirchnerismo.

–Algunos radicales lo acusan de buscar posicionarse para conseguir un cargo. ¿Este acuerdo va a seguir cuando termine el mandato de Cristina Fernández?

–Por supuesto que va a continuar. Nosotros nos sentimos interpelados por este proyecto, incluso más allá de las cuestiones personales. Acá no hay una especulación electoral. Los especuladores son los que se fueron con Macri.

–Uno de los planteos de Recalde es que Martín Lousteau y el PRO representan la misma propuesta. ¿Coincide en que son partes de lo mismo?

–Tienen la misma estructura de valores y el mismo sistema de ideas. Tienen una mirada muy parecida sobre el rol del Estado. En su modelo de democracia, en la visión que tienen sobre la política, no hay grandes diferencias. Tampoco en términos de cómo organizar la ciudad de Buenos Aires, en el rol del ciudadano en el proceso de transformación de la Ciudad, si es más activo o menos activo.

–¿Por qué cree que Macri gana desde 2007 las elecciones porteñas?

–Porque nos derrotaron culturalmente. Porque todavía continúa la cultura de los ’90, que terminó en la crisis social del 2001. El PRO entendió que había un nicho de derecha en la Ciudad y apoyado sobre eso fue construyendo con estrategias de marketing político electoral hacia otros sectores de la sociedad. Creo que, a pesar de que se avanzó mucho en esta etapa, todavía queda parte de la mentalidad individualista y egoísta.

–A raíz de su postulación se conocieron unos tuits de 2012 y 2013 en los que es muy crítico del kirchnerismo. ¿Qué lo llevó a cambiar de posición para aceptar la candidatura a vicejefe de Gobierno?

–Nuestra posición tiene tres etapas. La primera fue comprender que Néstor Kirchner no era lo mismo que Menem, la segunda está vinculada con que nosotros sentíamos que el kirchnerismo nos estaba robando las banderas que no- sotros siempre habíamos levantado. Eso nos hizo entrar en crisis con nuestra identidad. Y la tercera, a partir de que nos invitan al 30º aniversario de la democracia, que vamos a Casa de Gobierno, ahí recuperamos la relación con La Cámpora, empezamos a trabajar con ellos, armamos la mesa de juventudes políticas y los empezamos a conocer en profundidad. Eso termina con el viaje a Roma con la Presidenta, donde la veo funcionar con sus ministros y con la comitiva que viajó con ella a ver al Papa. Eso me desmonta un montón de prejuicios y me hace repensar un montón de cosas. Y eso se da en paralelo con la derechización del radicalismo, con el acercamiento al PRO, que se pasa a discutir la política energética con el presidente de Shell y la política agropecuaria con el presidente de la Sociedad Rural. Por otro lado, me empiezo a dar cuenta de que nosotros en lo estructural habíamos estado siempre en la vereda del Gobierno. Con las AFJP, la nacionalización de YPF, la ley de medios, el voto joven, así con todos los temas estructurales. Se dieron los procesos en simultáneo, que se disparan a partir de conocerlos como personas.

–Pero hay cuestiones incluso en términos personales tanto con Kirchner como con Cristina Fernández...

–Hay que entender que el contexto es el significado. En ese momento yo tenía 500 seguidores, no tenía ninguna responsabilidad institucional. Estaba a cinco minutos de irme a la mierda de la política. Eso no era una opinión política, era la construcción de un grotesco que tiene que ver con la lógica de funcionamiento de Twitter. Si no conocés eso tal vez parece que uno es un esquizofrénico, pero yo usaba la misma lógica para la interna radical. En ningún momento quise herir ni lastimar a nadie. A ver, si vos te peleás con tu mujer, le decís un montón de cosas que no necesariamente pensás, pero se las decís porque estás caliente. Eso es lo que me pasaba a mí. Y yo estaba caliente con el kirchnerismo hasta que empecé a conocerlos.

–Una de las cosas que la oposición le critica a Recalde es la gestión de Aerolíneas. ¿Qué piensa del manejo de la empresa?

–La valoro como espectacular. Se compraron 73 aviones, se unió a todo el país, Mariano le dio una función social de la empresa. Si la pregunta es por el tuit sobre Aerolíneas, puede ser que estuviera vinculado con alguna noticia que haya salido, pero yo jodía con eso. Si se toman el trabajo de ir para atrás verán que tenía la misma actitud siempre, incluso conmigo.