EL PAíS
› EL GOBIERNO NEGOCIARA CON LOS EMPRESARIOS PODEROSOS INVERSION A CORTO PLAZO
Cuando los millones del FMI no alcanzan
El Gobierno cree que la ayuda del Fondo llegará pronto y que serán unos 20 mil millones. Pero que de nada servirá si no se reactiva con inversión de corto plazo. Por eso se sentará a negociar con empresarios y privatizadas.El negociador será Carlos Brown.
› Por Sergio Moreno
Lloverá maná pero, en las condiciones en que se encuentra la Argentina, será como si Dios hubiese prohibido consumirlo para saciar el hambre. Tal es el convencimiento que crece en el Gobierno acerca de una hipotética y futura ayuda de los organismos de crédito internacionales y sus efectos sobre la economía criolla. “La ayuda va a llegar, no tengo dudas. Será de unos 20.000 millones de dólares. Y no va a servir para nada. Si el arranque no se produce desde dentro del país, ese dinero será tan inútil que creará otra frustración y todo estallará, empezando por el Gobierno”, dijo a Página/12 un funcionario que conoce al dedillo los pasillos del poder financiero y político norteamericano. Sabedor de esta realidad, el presidente Eduardo Duhalde comisionó al diputado y ex ministro de la Producción bonaerense Carlos Brown para que, junto a un equipo del Palacio de Hacienda, comience las gestiones con los megaempresarios argentinos beneficiados por la licuación de sus deudas para que anuncien y concreten millonarios planes de inversión de corto plazo en el país. “Si esto no ocurre, por más guita que venga del FMI, todo se termina”, categorizó el confidente mencionado anteriormente.
A horcajadas sobre los avances políticos logrados en los últimos quince días –acuerdo con los gobernadores, aprobación del presupuesto–, sobre la libre flotación del dólar, y del apoyo que hizo explícito el número tres del Departamento de Estado norteamericano, Marc Grossman, a los esfuerzos oficiales, el Gobierno entiende que la misión del Fondo Monetario Internacional, encabezada por el indio Anoop Singh, tendrá pocas chances de boicotear el envío de divisas. No obstante, en la Rosada preparan una tenida entre el indio y un grupo de gobernadores peronistas y radicales, para tratar de ablandar cierta dureza que el burócrata internacional especializado en crisis de países emergentes ha demostrado hacia la forma en que los mandatarios provinciales dispendian sus menguados erarios (ver página 8).
Así y todo, la certeza de que la ayuda financiera llegará se hace carne en los actores principales de la administración Duhalde. Uno de ellos, que conoce personalmente a los miembros del staff americano –político y económico– en cuyos portafolios duermen las llaves que podrían abrir la caja fuerte, no sólo fue categórico y le puso un número a la ayuda, sino que desglosó su composición. Sus dichos:
* “La ayuda va a llegar, más temprano que tarde. La decisión política está tomada en Estados Unidos, en Alemania y en España. Son los votos que inclinarán la balanza a nuestro favor dentro del Fondo”.
* “Los préstamos sumarán unos 20.000 millones de dólares. Once mil serán para pagar los intereses de préstamos anteriores pendientes con el FMI el Banco Mundial y el BID –usted sabe que seguimos pagando parte de nuestras obligaciones y ese dinero será para ellos–. Cuatro mil millones más aportará el FMI y eso gatillará un aporte de otros cinco mil millones del BM y el BID: en total, 20 mil millones”.
Hasta aquí, un escenario optimista, de no haber mediado la otra parte de su razonamiento. “Esta cifra no servirá de nada”, dispara y, trascartón, explica: “Vamos a conseguir titulares maravillosos en los diarios. ¿Se imagina usted esa cifra en letras de molde? ‘Conceden 20.000 millones a la Argentina’. Pues bien, esa noticia servirá, a lo sumo, para generar tranquilidad. Pero la magnitud de la crisis, de la depresión de la economía, hace que los nueve mil millones que nos queden sean como una gota en medio del desierto. Lo que hay que hacer es que comience a girar la rueda de la economía con el aporte de los empresarios locales”.
El funcionario sostuvo ante este diario que el Gobierno deberá convencer a los principales beneficiarios de la licuación –esos mismos grupos empresarios con cuyos mascarones de proa se reunió Duhalde en la Rosada hace menos de un mes, antes de encender la licuadora– que presenten y concreten planes de inversión a corto plazo, por cifras millonarias. “El momento adecuado –colige– era aquel momento, antes de licuarle lasdeudas. De esa manera se hubiese podido canjear licuación a cambio de inversión. Ahora habrá que ofrecerles más. A pesar de los costos, hay que hacerlo. Si no, la economía no arranca, el gobierno se cae y el país explota”, dijo, apocalíptico.
La formulación devino certeza tanto en Olivos cuanto en la Rosada. Duhalde, cuya nueva actividad es leer cuanto informe de aumento de producción cae en sus manos (desplazando a un segundo lugar a las encuestas sobre imagen de la marcha del gobierno e, infaltablemente, de candidatos), encomendó a Carlos Brown la faena de negociar con los Fortabat, Macri, Soldati, Elztain, Pérez Companc y todos los ganadores de ayer, hoy y de siempre, la confección de planes de inversión de corto plazo. El Gobierno tiene intención de extender su convocatoria a la inversión rápida a las empresas privatizadas de servicios. En este caso, la negociación incorporaría, además de planes de inversión, una cláusula para mantener las tarifas en sus niveles actuales al menos por dos años. A cambio, el Estado satisfaría las apetencias siempre intactas de las privatizadas para extender uno que otro quinquenio más las concesiones.
La lectura de los informes de producción de algunos sectores, más la expectativa que abre esta mesa de conversaciones con los poderosos licuados, indujo al Presidente a invitar a los argentinos a que el 9 de Julio, junto con la escarapela, saquen el champán para festejar el aniversario de la patria y el fin de la recesión. Uno de sus más cercanos confidentes dijo a este diario que, envalentonado por los signos de recomposición de sectores como las acerías o el campo, y la “necesidad de generar una esperanza”, Duhalde juntó coraje y lanzó la frase.
Nuevo equipo
La unción de Brown como negociador ante los popes de los que Althuser nominó como “polo dominante” muestra la llaga que estos 60 días de gestión produjo en el Gabinete. La presencia de Brown es la ausencia de Ignacio de Mendiguren en esa mesa. El ex ministro de la Producción de la provincia timoneará una negociación que, naturalmente, la compete al actual ministro de la Producción de la Nación.
Pero nada nuevo se dice al recordar lo bajo que cotizan las acciones del ex (¿ex?) Unión Industrial en el corazón de Duhalde y de sus centuriones. La designación de Brown no hace sino confirmar que la desconfianza y/o inconformidad con las tareas de De Mendiguren han crecido hasta el punto de correrlo de la –vital para el Gobierno– negociación en ciernes.
“Sería bueno comenzar la nueva etapa que se abrirá cuando llegue la ayuda del exterior con un nuevo equipo, más acorde con la titánica tarea de reactivar la economía y reformular la política”, dijo a Página/12 un específico hombre de consulta del Presidente.
En el nuevo equipo que imagina más de uno en el Gobierno –Duhalde inclusive– no figuran los trajinados tres hombres más nombrados de los últimos días: De Mendiguren, of course, el ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Hay, incluso, quien vislumbra al actual jefe de la SIDE, Carlos Soria, en el lugar de Gabrielli. “No estaría mal. El “Gringo” es un muy buen operador y, además, saldría de esa cueva (la SIDE) donde le pican el coco y le hacen carpetas con informes ridículos a las que por suerte Duhalde no les da bola. Desde que está en la SIDE el “Gringo” se la pasa haciendo terrorismo”, descerrajó un ministro ante Página/12.
“Falta política, Duhalde está muy a la defensiva, tiene que salir más, tomar la delantera”, se lamentó el ministro mencionado recién. Como sosteniendo esa carencia, el Presidente parió un grupo de pensamiento y operaciones, una especie de think tank a la criolla. Bajo la batuta de Juan Carlos “el Chueco” Mazzón –quien supo ser en la prehistoria jefe político de José Luis Manzano hasta que la realizad, la ambición y la praxis política de este último invirtiera los términos de la relación–, el ex gobernador formoseño Vicente Joga y el ex bordonista Gerardo ConteGrand. Pocos se animan a ensayar cuál será la suerte de la producción que florezca de este grupo (al que se le sumarán otras luminarias en breve), pero su sola conformación desnuda la intención del Presidente de fortalecer uno de sus flancos.
Duhalde está sumergido en la resolución del estancamiento de la economía y en el problema social. Debe lidiar, como extra, con el enojo de su esposa, Hilda “Chiche” González, encabritada porque “la mandaron al frente, le pidieron que salga a anunciar la puesta en marcha de los planes sociales bajo la promesa de que al 31 de enero contaría con todo el dinero, y de los 350 millones prometidos sólo llegaron 60”, confió un importante secretario de Estado a este diario. Después aclaró: “Ojo, que la guita no llegó porque no había”.
Sea como fuere, Chiche sigue esperando los fondos mientras trata de acelerar la llegada de la ayuda social. Su mirada también está en lo que se obtenga de la negociación con los grandes empresarios porque también ella sabe que ni con acción social ni con la plata del Fondo alcanza.
El secretario citado más arriba fue claro: “Hay una franja importante de clase media baja que no está contemplada en ningún plan social. Para salvarla hay que dar laburo, generar trabajo. Y eso se hace con inversión. No hay otra”.