“Por lo que uno conoce de Daniel Scioli tiene una posición crítica, pero es prematuro decir que si fuera el futuro presidente nosotros seríamos oposición, como tampoco podemos decir ahora que si es el candidato no lo vayamos a votar”, responde Eduardo Jozami, cauto aunque sin esquivar la pregunta. En diálogo con Página/12 explicó los detalles del surgimiento de su precandidatura para integrar la lista del Frente para la Victoria a diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires. “Surgió en una asamblea de Carta Abierta, más como una aclamación generalizada, que una resolución”, explicó el periodista y escritor que actualmente dirige el Centro Cultural Haroldo Conti, en la ex ESMA.

Jozami agregó que luego “se conformó una junta promotora donde hay gente del grupo Participación Popular, al que siempre estuve vinculado, gente independiente y la participación muy fuerte de quienes integran Carta Abierta”. En la última Carta, la 19, hay una mención sobre la idea de que Jozami merece ocupar el cargo de diputado nacional. El dirigente, ex preso político, ex concejal y legislador porteño y ex funcionario durante la gestión de Aníbal Ibarra, apuntó que “a esto se sumó una solicitada con el apoyo de personas del ámbito de los derechos humanos, intelectuales y actores”, y mencionó a “Osvaldo Bayer, Horacio González, Horacio Verbitsky, Ricardo Forster, Taty Almeida, Lita Boitano, Laura Conte, Julio Morressi, Cristina Banegas, Gerardo Romano y Daniel Fanego, entre otros más de mil nombres”.

–Parece haber poco espacio en la ciudad y muchos postulantes para la lista. ¿No lo ve muy cerrado ese espacio?

–No, cerrado no está. Lo que parece estar definido es que habrá una lista única. La aspiración de Carta Abierta y la mía es figurar en esa lista.

–¿Le gustaría encabezarla?

–Aspiro a ser diputado nacional, y para eso tengo que estar en un lugar que así lo permita. Obviamente me gustaría encabezarla pero no estoy diciendo que esa sea decisión excluyente.

–¿Cómo cree que le iría con los votos en las PASO?

–Bien porque voy a ir en la lista del FpV, que va a tener un respaldo significativo. Es una elección donde se juega la figura de Cristina, aunque no sea candidata, y por eso los votos en la ciudad crecen, como en 2011. Y en cuanto a lo que yo puedo aportar me parece que este apoyo de Carta Abierta y de un sector de la cultura y los derechos humanos está indicando cierto consenso que se notaría en un respaldo en la votación.

–En la presentación de su último libro alguien dijo “no queremos un gobierno de Scioli”. ¿Se parte de esa premisa?

–No, yo por lo menos no parto de esa premisa. Los que estábamos en el panel coincidimos con la definición de Carta Abierta que son una serie de cuestionamientos a Scioli. No estamos diciendo que si es finalmente el candidato a presidente, no lo vamos a votar. Sería el último en decirlo porque si voy a una interna me comprometo naturalmente a aceptar el resultado de la interna. Está claro qué es lo que nosotros preferimos. Vas a una interna para discutir ideas y en ese sentido Carta Abierta fijó una posición bien diferenciada de Scioli.

–En un hipotético gobierno de Scioli, ¿serían oposición?

–En principio nadie es oposición a un gobierno el primer día, y menos si ha sido elegido de las filas de tu mismo partido. Lo que sí creo es que hay una perspectiva crítica que se expresó respecto a la trayectoria de Scioli, y nos llevará a estar muy atentos a lo que se haga. Es prematuro decir que uno va a ser opositor, a todos hay que darle oportunidad.

–¿Qué sorpresa podría haber si gobierna la provincia hace años?

–Bueno, si es por lo que se conoce uno tiene una visión crítica.

–¿Dónde se siente más cómodo, en un cargo legislativo o ejecutivo?

–Fui concejal, legislador y constituyente en la Ciudad, y también pasé por lugares ejecutivos. La vida legislativa ofrece grandes oportunidades, me tocó estar en el Concejo Deliberante en la época de los negociados y con el bloque del Frente Grande combatimos aquellas prácticas corruptas y atendimos a los sectores más humildes, lo cual me llevó a inclinarme al área de vivienda. Y me tocó estar en la primera Legislatura cuando se gestaron las leyes importantes de la arquitectura institucional de la ciudad. Pero es cierto que hay algo en la función ejecutiva que es la satisfacción de los logros, el Haroldo Conti era una posibilidad ahora es una realidad. Hace cuatro años no me hubiera ido, pero ahora funciona en forma aceitada. Se viene un momento de mucho debate político, sea quien fuere el candidato que gane la interna, y en ese sentido puedo aportar.

–¿Cómo se define ideológicamente?

–Hoy como kirchnerista, entendiendo que es una continuidad del peronismo, que es su tradición nacional y popular, pero aporta mucho de nuevo. Hay grandes desarrollos en cuanto a la expansión de derechos y a las políticas de memoria, verdad y justicia, que tienen más que ver con un cambio de época que con la tradición del peronismo. La defensa del salario y la justicia social sí es la matriz originaria del peronismo. Pero no sólo hay temas nuevos sino también gente que proviene de otras culturas, de otras tradiciones. El kirchnerismo está en vías de ir gestando una identidad propia, que no va a implicar renunciar a la tradición nacional y popular pero sí va a enfatizar más todo lo que hace a esta nueva época. La interna del FpV refleja esto, no todos tenemos la misma mirada del kirchnerismo. Por mi experiencia militante siempre estoy a caballo entre el nacionalismo popular y cultura de izquierda.

–¿Cómo analiza el crecimiento electoral del Frente de Izquierda?

–Lo veo como un fenómeno que no debe ser alarmante, que tenga presencia en el escenario político. Obviamente con esta izquierda del FIT nosotros tenemos diferencias sobre cómo ver la realidad política, la relación de fuerza y los objetivos posibles.

–Si prima el sciolismo, ¿algunos kirchneristas podrían votar al FIT?

–Es posible, es razonable pensar que si Scioli, en teoría, puede ganar un voto más moderado también pueda perder algún voto menos moderado. Hay una franja en la Ciudad de Buenos Aires que mira al kirchnerismo desde la tradición de izquierda y que es muy exigente en su consideración a nuestra acción de gobierno. Hay que tratar de contenerla.

–En su condición de ex preso político, ¿qué opina de aquellas personas privadas de su libertad en causas derivadas de la protesta social?

–Ha habido un cambio fundamental en la consideración de los derechos humanos del pasado y del presente. Hay muchas cosas que todavía ocurren y son afrentosas y deben ser modificadas. Ha habido casos de reclusiones a la militancia sindical y también situaciones en las cárceles tremendamente graves, comportamientos de las policías poco compatibles con los estándares de derechos humanos que debieran imponerse. Esto es una demostración de la necesidad de seguir avanzando.