EL PAíS › ALFREDO CORNEJO SE IMPONíA ANOCHE ANTE EL CANDIDATO DEL FPV, ADOLFO BERMEJO
La alianza opositora liderada por la UCR sumaba al cierre de esta edición el 46 por ciento de los votos, frente al 39 del FpV. “Es un deseo de cambio que espero se exprese en el país”, dijo Cornejo, después de que su rival reconociera la derrota.
› Por Miguel Jorquera
Desde Mendoza
Antes de que aparecieran los primeros cómputos, la suerte ya estaba sellada. Todavía no había terminado la veda –concluía a las 21– y desde el Comité Provincial del radicalismo anunciaban que Alfredo Cornejo y Laura Montero eran las nuevas autoridades del gobierno provincial, por el Frente Cambia Mendoza, la alianza opositora que detrás de la UCR llevó al PRO, el Partido Demócrata, el Frente Renovador, el socialismo, la CC, el GEN y Libres del Sur. Veinte minutos después, el candidato del Frente para la Victoria, Adolfo Bermejo, reconocía la derrota y pedía perdón al peronismo mendocino. Recién entonces, Cornejo y Montero hicieron su ingreso triunfal en un escenario donde ya festejaban Ernesto Sanz y Julio Cobos. “Es una elección provincial, a gobernador. Soy respetuoso de los tiempos y de las instituciones. La primera elección simbólica, donde los oficialismos pierden una elección es un deseo de cambio que espero se exprese en el país”, dijo el gobernador electo. Ya se había subido al escenario Mauricio Macri para celebrar su hasta ahora único triunfo provincial como aspirante presidencial, que no es propio, pero lo vive como tal: es que Cornejo ya se pronunció a favor del porteño por encima de su propio coprovinciano y jefe partidario en la interna nacional de Cambiemos.
Poco después de las 22, la página oficial del gobierno mendocino anunciaba resultados con el 20 por ciento de las mesas escrutadas. Pero los datos encriptados que en forma paralela a la carga oficial recibían los partidos políticos ya mostraban el 90 por ciento de las mesas y la diferencia consolidaba el triunfo de Cornejo: Cambia Mendoza cosechaba el 46 por ciento de los votos, el FpV el 39 y el FIT trepaba al 10. La derrota en municipios clave, como el populoso Guaymallén, selló la suerte del peronismo mendocino.
“Siento un gran orgullo ser electo gobernador, un anhelo de muchos de nuestros ciudadanos. No sólo beneplácito personal, significa una gran, inmensa, responsabilidad gobernar Mendoza por cuatro años”, arrancó Cornejo emocionado y nervioso. Reivindicó “el hecho histórico de que Mendoza eligió por primera vez a una vicegobernadora”, su correligionaria Montero, una aliada provincial de Cobos.
Luego agradeció las felicitaciones recibidas de parte de Bermejo, su principal contrincante, y del gobernador saliente, Francisco “Paco” Pérez. Allí, Cornejo anunció que hoy se reuniría en su casa en un “desayuno de trabajo” con Pérez para empezar a “dialogar por la transición”.
Frente a los militantes radicales, Cornejo agradeció a cada uno de los partidos que integraron la alianza opositora. Pero adentro y frente a los periodistas el gobernador electo no quiso decir si los incorporará a su gobierno: “No he prometido nada”, sentenció.
“Espero que el cambio que se votó en Mendoza se traslade también a nivel nacional”, fue la escueta declaración de Macri a los periodistas luego de tener su foto junto al triunfador y antes de emprender su regreso a Buenos Aires. Afuera, el festejo era todo radical.
Junto con el cierre de las mesas de votación comenzó la escalada de bocas de urnas de uno y otro lado. El radicalismo, como cabeza del frente Cambia Mendoza, tenía dos encuestadoras trabajando y sus números eran más que auspiciosos, con diferencias a favor de Cornejo de entre cinco y seis puntos sobre su principal adversario.
Desde la vereda de enfrente, las tres consultoras que trabajaban para el peronismo oscilaban en arrojar entre uno y tres puntos por debajo del frente opositor. Lo que presagiaba un final ajustado, especialmente porque al mediodía sólo había votado el 30 por ciento del padrón mendocino. La fría mañana –que en algunos departamentos marcó temperaturas por debajo de cero– y el festejo del Día del Padre conspiraron contra el voto tempranero.
Apenas cinco minutos después de cerrado el comicio, el jefe de campaña del peronista Bermejo y presidente de la Cámara de Diputados de la Legislatura mendocina, Jorge Tanús, salía a enfrentar a la prensa en el centro de cómputos del oficialismo montado en el Hotel Continental, en las afueras de la ciudad. “Pedimos absoluta prudencia”, dijo ante la difusión de los sondeos a boca de urna.
La única certeza admitida era que había votado más del 70 por ciento del padrón. En el justicialismo provincial todavía se hablaba de una “elección reñida” y que había que esperar a los cómputos oficiales, previstos a partir de las 21.
El oficialismo no quería que se repitiera el escenario de las PASO provinciales, cuando se cargaron primero los datos de Mendoza capital y Godoy Cruz, dos bastiones radicales en los que no se elegía intendente, lo que hizo más rápido el recuento y puso a Mendoza Cambia 20 puntos arriba en las primeras horas del escrutinio. Finalmente, su triunfo sería sólo por cuatro puntos.
Cerca del centro de la ciudad de Mendoza, en el ComitéPprovincial de la UCR, la vieja casona quedó chica para tanta expectativa. Las noticias que llegaban eran alentadoras: según sus propios datos habían vencido al FpV en el municipio clave de Guaymallén, el distrito más populoso de la provincia, un histórico bastión del peronismo.
El titular del Comité Nacional de la UCR y precandidato presidencial en la primaria del frente Cambiemos, Ernesto Sanz, ya había llegado desde San Rafael –donde votó–, convencido de un triunfo. Ahí también estaba su compañero de fórmula, el economista Lucas Llach, que lo acompañó toda la jornada. Alguien se acercó para decirle que desde el PRO le adelantaron que Mauricio Macri viajaba hacia Mendoza junto a su funcionario Marcos Peña. El radical tendría que compartir el triunfo con su contrincante en la interna del frente opositor para definir el candidato a presidente. Es que, para lamento de Sanz, el radical Cornejo ya se había definido públicamente por la candidatura presidencial de Macri y no por la de su jefe.
Para entonces, y por lo bajo, en el peronismo admitían que habían perdido en Guaymallén (con 217 mil electores) pero se aferraban a un posible triunfo en Las Heras (con 151 mil) y los distritos del interior. Pasadas las 20, los radicales de Cambia Mendoza ampliaron la capacidad de la casona del viejo comité con un escenario móvil y pantallas gigantes en la calle. Ya se preparaban para el festejo. “Despacito, despacito, les rompimos el culito” y “hay que saltar porque Mendoza es radical”, coreaban los militantes boinas blancas.
En su propio centro de cómputos, el FIT se aprestaba para un festejo más modesto, pero todo indicaba que alcanzaban su objetivo de ampliar su representación parlamentaria en la Legislatura, ya como indiscutible tercera fuerza política mendocina.
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