El candidato del delasotismo, Juan Schiaretti, se impone claramente de cara a la elección de gobernador de Córdoba prevista para el 5 de julio. En el segundo puesto, a unos 12 puntos de distancia, pelean la alianza que encabezan la UCR y el PRO, que lleva como candidato a Oscar Aguad, y el Frente para la Victoria, que postula al intendente de Villa María, Eduardo Accastello. El radicalismo cordobés, uno de los más conservadores del país, hizo punta para impulsar en la provincia y en el país la alianza con el PRO, pero todo indica que la estrategia no dará resultados. Lo que muestran los sondeos es que quedará segundo o tercero.

Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Aresco, que lidera actualmente Federico Aurelio. En total se entrevistaron 850 personas en toda la provincia, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

Las encuestas demuestran que la alianza entre la UCR y el PRO, que sumó también al senador Luis Juez y tanta euforia desató entre los radicales que insistían en respaldar la candidatura presidencial de Mauricio Macri, no daba para tanto: hoy, Unión por Córdoba, el frente del delasotismo que lleva a Schiaretti como candidato, araña el 40 por ciento, y dejó a considerable distancia a los demás. Por otro lado, fue creciendo la candidatura de Accastello, acompañado por el humorista Cacho Buenaventura. El FpV ya está a tres puntos de Juntos por Córdoba. Esta última alianza consigue en la encuesta de Aresco el 27,9 por ciento de los votos, contra el 24,5 del FpV. Más atrás se ubica el Frente de Izquierda y los Trabajadores, con un 5,3 por ciento de los votos, llevando como candidata a gobernadora a la ex legisladora Liliana Olivero. Finalmente, el legislador Roberto Birri, del frente Progresista y Popular, referenciado a nivel nacional con Víctor De Gennaro, Margarita Stolbizer y Hermes Binner; el nuevo Mas, con Eduardo Mulhall y el MST con Raúl Gómez pelean un poco por encima o por abajo del uno por ciento.

Como en Santa Fe, no parece haber polarización extrema. El otro dato que parece confirmarse es que los oficialismos tienden a hacerse fuertes, reteniendo el poder en la mayoría de las provincias en disputa.

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