EL PAíS › EL MáXIMO TRIBUNAL SE NEGó A REPONERLO COMO SUBROGANTE EN CASACIóN EN LA CAUSA SOBRE EL MEMORáNDUM CON IRáN
Fue en respuesta a un pedido del fiscal Raúl Plee. Por otro lado, la Cámara de Casación reconoció la designación por parte del Consejo de la Magistratura de tres suplentes que forman parte de la lista de conjueces del Ejecutivo.
› Por Irina Hauser
Luis Cabral recibió de sus superiores las primeras señales de que la eternidad puede tener fin. La Corte Suprema se negó a reponerlo como juez subrogante en la causa sobre el memorándum con Irán y en otras en las que también había intervenido en la Cámara de Casación federal. A su vez, este tribunal penal reconoció la designación por parte del Consejo de la Magistratura de tres suplentes que integran la lista de conjueces elaborada por el Poder Ejecutivo. Al reemplazante de Cabral, el abogado Claudio Vázquez, ya le tomó juramento la semana pasada, mientras que a Norberto Frontini y Roberto Boico anunció que les tomará hoy. Los casadores tuvieron una reunión plenaria con picos de tensión, en la que de todos modos coincidieron en que cualquier discusión sobre los nombramientos interinos y la nueva ley que los regula deberá dirimirse en un expediente judicial específico. Habrá que ver, en este caso, qué resuelve el juez en lo Contencioso Esteban Furnari (ver recuadro).
El origen del fallo de la Corte fue un pedido del fiscal de Casación Raúl Plee, quien interviene, entre otros casos, en el del Memorándum, que considera inconstitucional. Apenas se conoció la decisión del Consejo de la Magistratura de dar por finalizada, la semana pasada, la subrogancia que ejercía Cabral desde el 31 de agosto de 2011, Plee –uno de los organizadores a la marcha del 18F tras la muerte de Alberto Nisman– reclamó la reposición del juez en aquellos expedientes que estuvieran avanzados, donde ya hubiera participado de la audiencia oral con las partes, que según contabilizó eran 40. Primero se lo solicitó a la Sala II de la propia Casación, que interviene en el caso del pacto con Irán. Un día después llevó el mismo argumento a la Corte.
La Corte tenía ayer su acuerdo, como todos los martes a la mañana, y allí se debatió el asunto, con la presencia de Carlos Fayt incluida. La decisión fue atenerse a los propios antecedentes supremos, armar el menor revuelo posible y decir que el pedido es “inadmisible” porque al tribunal no le compete intervenir en cuestiones de “superintendencia” de otro tribunal. Los supremos tampoco tenían necesidad de explayarse mucho más porque Plee no había pedido ni que se declare nulo el desplazamiento de Cabral de su cargo suplente ni había cuestionado la validez constitucional de la ley de subrogancias. De este modo, tomaron distancia, un día después de que su página web del Centro de Información Judicial (CIJ) difundiera como un asunto institucional un comunicado de la Asociación de Magistrados llamando a la marcha de apoyo a Cabral para el 7 de julio.
La lectura del fallo sobre el memorándum estaba programada para las 11. Esa convocatoria había sido previa a la salida de Cabral. Anteayer los jueces Ana María Figueroa, Juan Carlos Gemignani y el nuevo subrogante Vázquez se reunieron hasta la noche para ver qué hacían. Acordaron notificar a las partes (el Estado, la AMIA y la DAIA, Memoria Activa y la agrupación 18J) la incorporación de Vázquez, de modo que si alguien tenía alguna objeción pudiera hacerla. Luego evaluarían si debían convocar a una nueva audiencia o si bastaría con que Vázquez escuche el audio de la que ya se celebró. A la vez, Figueroa –como presidenta de la cámara– convocó a un plenario de la Casación para aclarar la situación y definir cuándo tomar juramento a los otros dos interinos.
Al comienzo de la reunión, en la que estaban todos los casadores presentes, Figueroa explicó que ella misma le había pedido al Consejo de la Magistratura que ratificara, prorrogara o modificara las designaciones de subrogantes, teniendo en cuenta que el 17 de junio había entrado en vigencia la nueva regulación para las subrogancias que faculta a ese órgano para nombrar los jueces transitorios en los cargos vacantes. Con la ley anterior, la Casación nombraba a sus propios suplentes.
Cuando parecía que todos coincidían en que debían reconocer las designaciones hechas por el Consejo, de pronto Gemingani avisó que quería informar que él, como presidente de la sala que debe fallar sobre el memorándum, había decidido elevar el expediente a la Corte para que allí resolvieran “si el juez Luis Cabral debe seguir entendiendo en la causa, o no”. En una nota decía que la continuidad de Cabral había sido requerida por Pleé y también por los abogados de AMIA y DAIA y que pedía la opinión suprema ante “la trascendencia institucional”.
Primero, Liliana Catucci y Gustavo Hornos le contestaron que era un problema de la Sala II, a la que ellos son ajenos. Pero la gran sorpresa fue la intervención del subrogante Vázquez, quien en su estreno en el tribunal pidió aclarar los tantos y sostuvo que lo que decía Gemignani no era lo que habían acordado el día anterior. “Ayer el doctor dijo blanco, y hoy dice negro”, se quejó, relataron testigos del encuentro a Página/12. “Un buen juez es aquel que es un caballero y si sabe de derecho, mejor”, ironizó. Reprochó que, además, se había enterado de la novedad por la radio. Gemignani admitió que había cambiado de opinión.
Gemignani había ido personalmente a la Corte con una secretaria a las 7.30, con varios cuerpos de la causa bajo el brazo. El máximo tribunal le contestó con lo que en los códigos tribunalicios se entiende como un gesto casi de desprecio: le mandó el expediente de regreso con un secretario, sin resolver nada sobre su planteo, sólo con una copia de lo resuelto en el pedido de Plee. Al fiscal, los supremos tampoco lo trataron con cariño. Le marcaron que “la rápida lectura de la reciente decisión tomada por esta Corte”, el 30 de diciembre, al rechazar anular la subrogancia de Laureano Durán en el juzgado federal 1 de La Plata (con competencia electoral) “habría despejado toda duda del peticionario sobre la suerte negativa en general para presentaciones referentes a esta clase de reclamaciones”.
Además, le recuerdan a Plee que en el mismo caso de Cabral, la Corte había rechazado un pedido del CELS y del fiscal Jorge Auat para dejar sin efecto su subrogancia. Denunciaron su nombramiento a dedo, en omisión de los mecanismos que regían para la Casación: debía cubrir sus vacantes con sus propios jueces o bien sortear entre todos los camaristas y jueces de tribunales orales. Cabral, de hecho, citó ese fallo como un respaldo al pedir en el fuero contencioso administrativo que lo repongan en el cargo, algo que –si consigue– podría no ser automático cuando el Estado apele. Al final de su plenario, la Casación avaló de modo tácito la resolución del Consejo que nombró tres conjueces al reconocer sus designaciones. La Corte dijo que su decisión es técnica y se basa en que no les corresponde pronunciarse “por la vía de superintendencia” en discusiones administrativas que son jurisdicción de otros tribunales. Difundió un comunicado donde aclara que no se expidió sobre la validez de la subrogancia ni la constitucionalidad de la ley que regula este tipo de designaciones. “Debe esperarse un juicio sobre la ley –dejó picando– y su aplicación en el conflicto suscitado.” Para eso, está el pedido de medida cautelar y amparo de Cabral contra la decisión del Consejo.
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