Su voz suena lejana cuando atiende a Página/12, y es porque Alejandro Bodart, precandidato a presidente por el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores)-Nueva Izquierda, está en campaña en Comodoro Rivadavia. El legislador porteño afirma que la falta de experiencia de los candidatos de izquierda en cargos ejecutivos ya no es un motivo para descartarlos a la hora de votar. “Eso cambió, hoy mucha gente no nos vota porque estamos divididos, no te ven fuerte y sienten que es un voto perdido, pero la unidad permitiría revertir eso, ya no se piensa que esta gente no puede gobernar sino que te ven disperso, si nos vieran juntos como una gran coalición sería diferente.” Y en ese sentido, este dirigente que comparte la fórmula presidencial con Vilma Ripoll atribuye al FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) “la responsabilidad de abrir el juego, de llamar a las otras fuerzas, hay momentos coyunturales que implican para determinada fuerza una responsabilidad mayor, y ahora tienen un lío interno tremendo para incorporar a nuevos grupos”.

–¿Piensan que conseguirán los votos para llegar a octubre?

–Veo un espacio muy grande, creo que tenemos condiciones para pasar pero no puedo decir que sea seguro. Estamos en la pelea por pasar, es posible lograrlo.

–Uno de los argumentos de los dirigentes del FIT para desechar la posibilidad de un acuerdo con su partido es la posición que adoptó durante la llamada crisis del campo, a favor de los productores del agro. Izquierda Socialista (la tercera pata del FIT) adhirió al programa que establece la independencia de sus integrantes de todo tipo de patronales. ¿Ustedes no pensaron en hacer una autocrítica al respecto?

–A esta altura eso ya es una excusa, ellos pueden asimilar a IS pero les cuesta asimilar a una organización de más peso como la nuestra. ¿Pueden abrirse al Perro Santillán pero no a nosotros? En realidad, no quieren hacerlo. En esta oportunidad les dijimos que vamos a discutir en base al programa del FIT, que nos sentemos a conversar porque lo consideramos correcto y lo aceptamos. Pero nunca nos convocaron. Son una cooperativa, no quieren más socios, quieren distribuir las pocas acciones que tienen entre ellos, no tienen una mirada más estratégica de la unidad.

–¿Cuáles serían sus prioridades en caso de llegar al poder?

–Suspender el pago de la deuda y hacer una auditoría, usar ese dinero para los problemas sociales, salud, educación y el 82 por ciento móvil de los jubilados. En segundo término nacionalizar la banca y el comercio exterior, y así terminar con la especulación porque si no te quedás sin un peso. Y luego prohibiríamos toda actividad contaminante, chau agrotóxicos, chau fracking, chau megaminería, terminar con el modelo extractivista, además de un plan de estatizaciones de los servicios básicos, recuperar el petróleo, los ferrocarriles, las comunicaciones, el gas. Pero ya son más de tres... a los trotskistas nos cuesta sintetizar un programa en tres medidas, pero bueno, sería para empezar.