Martín Lanatta, condenado a prisión perpetua por el triple crimen de General Rodríguez, declaró ante el fiscal federal Gerardo Pollicita y ante la jueza María Servini de Cubría. Había sido citado para ver si decía lo mismo, más o menos, que lo que sostuvo en una entrevista televisiva en la que vinculó al jefe de Gabinete y candidato a gobernador bonaerense Aníbal Fernández con el tráfico de efedrina y con los homicidios de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.

Pollicita interviene en una denuncia presentada por la diputada Elisa Carrió, históricamente enfrentada con Fernández, mientras que Servini está a cargo de una causa sobre la gestión de autorizaciones en la importación de efedrina, en la que está implicado el ex titular de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Ramón Granero, entre otros. Cuando Lanatta llegó ayer a los tribunales federales tenía una fuerte custodia y chaleco antibalas.

Lanatta dijo que conoce a Fernández y habría hablado de encuentros con él. Su versión es que trabajaba en el Renar y el titular, Andrés Meiszner, ofició de contacto. Según su relato, Forza le pidió ayuda porque lo perseguían y Fernández le dijo que para sentarse a hablar con él debía poner 250 mil dólares, que él consiguió. Al día siguiente de su aparición en el programa Periodismo Para Todos, el ex abogado de Lanatta, Roberto Casorla Yalet, dijo que su ex cliente mentía y que no lo conocía a Aníbal Fernández, sólo que le gustaba jactarse de tener vinculaciones. Sí dijo que era cierto que intentó negocios para importar efedrina. En las dos declaraciones judiciales que hizo ayer –la más extensa, ante Servini, fue de cuatro horas– repitió lo que había dicho en la televisión y agregó algunos detalles, pero continuará prestando testimonio el jueves de la semana que viene.

El otro personaje que había hablado en PPT, José Salerno, se desdijo de todo ante el fiscal de Mercedes, Juan Bidone, quien envió copia a los tribunales federales. El había dicho que Fernández, por ejemplo, era La Morsa, pero dio marcha atrás.