EL PAíS › SCIOLI ENCABEZO UN ENCUENTRO DE CIENTIFICOS EN EL QUE SE DEBATIERON PROPUESTAS DE POLITICA PARA EL AREA
Desde investigadores de renombre hasta jóvenes becarios, rectores de universidades y empresarios participaron de la jornada organizada por la Fundación Desarrollo Argentino. El candidato presidencial del FpV concurrió junto al ministro del área, Lino Barañao.
› Por Ignacio Jawtuschenko
Una inédita cantidad de cantidad de científicos po+r metro cuadrado colmó el Hotel Panamericano: fueron más de mil personas en un acto poco habitual para el mundo científico. Desde investigadores de renombre hasta jóvenes becarios, funcionarios de instituciones científicas, rectores y decanos de universidades nacionales, empresarios provenientes de los cuatro puntos cardinales del país, convocados por la Fundación De- sarrollo Argentino (DAR), que preside José Scioli, en el seminario Ciencia, Tecnología e Innovación: del crecimiento al desarrollo, y al que asistió el gobernador y candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, quien propuso aumentar al 1 por ciento del PBI dedicado a la ciencia.
El organizador del encuentro fue el ingeniero Carlos Gianella, subsecretario de Ciencia y Tecnología bonaerense y coordinador de los equipos dedicados a esos temas de la Fundación DAR (ver recuadro aparte). “La Argentina es hoy un país considerado de ingreso medio. Los economistas hablan del trauma de los países de ingresos medios, referido a que sólo uno de cada diez países logra dar el salto al desarrollo. Ese es nuestro de- safío; tras años de crecimiento y distribución, generar políticas en ciencia y tecnología para dar el salto a la competitividad”, expresó Alberto Briozzo, coordinador de la mesa de tecnología e innovación, que estuvo integrada por tres físicos al frente de proyectos de alta tecnología: Héctor Otheguy, gerente general de la empresa estatal de tecnología Invap; Conrado Varotto, titular de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), y Alberto Lamagna, gerente de Investigación y Desarrollo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Varotto diferenció, “antes la economía era el arte de administrar la escasez. Hoy es el arte de adquirir y aplicar el conocimiento. No hay una receta única, debemos buscar un modelo propio basado en las Pymes y la inversión del Estado”. Además hizo un repaso por los desarrollos en tecnología espacial y destacó al Vector Tronador II, diseñado para lanzar satélites, “que tendrá un 92 por ciento de componentes nacionales”.
Luego, Héctor Otheguy se preguntó: “¿Cuál es el nivel competitivo que puede tener hoy la Argentina? La respuesta es el Reactor Opal que le exportamos a Australia en licitación pública internacional. Los australianos manifiestan su conformidad en cada ocasión que pueden. Tenemos un alto nivel competitivo que nos llevó a trabajar con la NASA. Invap es hoy una de las cuatro empresas que pugnan por exportarle un reactor a Holanda”.
Otheguy destacó el valor de la conducción política para hacer tecnología, “No hacemos radares para que los científicos estén contentos, sino porque el país los necesita”. “Invap pasó de tener 340 a 1360 empleados para poder llevar adelante todos los proyectos” destacó.
Alberto Lamagna, miembro de Fundación DAR, dijo que “la tecnología es un material perecedero, que debe desarrollarse a tiempo para ser competitiva” y planteó los desafíos de “llevar el conocimiento del laboratorio a la empresa”. Para “reducir la incertidumbre y los riesgos de inversión” propuso adoptar una “escala de medida de madurez tecnológica para usar como la Unión Europea y la agencia espacial NASA cuando se firman contratos entre laboratorios científicos y empresas”. También propuso que los científicos puedan ser evaluados –más allá de sus publicaciones– por su producción en proyectos con valor comercial o estratégico.
Cerca de las 11 de la mañana se hizo presente el gobernador Daniel Scioli, acompañado por el ministro de Ciencia nacional, Lino Barañao, quien sostuvo “para que la ciencia cumpla con su rol, tiene que saber adónde ir. La diferencia entre la Rural y Tecnópolis –subrayó– es que en la Rural un chico puede ver un toro campeón, pero salvo que sea estanciero nunca lo va a tener. En cambio, en Tecnópolis, el mismo chico ve el de- sarrollo de una empresa de software, y si estudia y se esfuerza puede llegar”. “No basta con aumentar el PBI, debe haber distribución –agregó–, Chile y Ecuador tienen el mismo PBI que países como Malasia o Tailandia, pero los diferencia que les da mal el Indice Gini (que mide la desigualdad), porque sus economías no están basadas en el conocimiento.”
El segundo panel, titulado “Ciencia, Investigación y Desarrollo”, estuvo integrado por el presidente del Conicet, Roberto Salvarezza; el director del Laboratorio Max Planck de Rosario, Claudio Fernández, y el biólogo molecular e Investigador Superior del Conicet, Alberto Kornblihtt.
Kornblihtt reflexionó acerca de los devenires de los cambios tecnológicos en la historia y dijo “no hay procesos lineales. El desarrollo de la lamparita no fue para mejorar la vela, ni la computadora tuvo el objetivo de reemplazar la regla de cálculo” sostuvo además que “el científico argentino tiene más vocación de ser cabeza de ratón que cola de león. Es decir, prefieren ser autores de sus propios trabajos y no ser colaboradores secundarios de investigaciones hechas en el exterior”. Claudio Fernández habló de “sostener una actividad científica cercana a la gente y con sensibilidad social”. “No se trata sólo de tener más doctores o más papers en revistas internacionales, se necesita que el trabajo de los científicos impacte en la sociedad”, señaló este doctor en bioquímica reconocido internacionalmente, dedicado al descubrimiento de fármacos contra el Parkinson y el Alzheimer, que también dirige la Plataforma Federal País Ciencia dedicada a la comunicación de la ciencia, Roberto Salvarezza hizo un repaso por la composición actual del plantel de investigadores, becarios y técnicos y destacó que “el Conicet es uno de las cien instituciones con mayor producción científica del mundo”. Como de- safíos pendientes marcó la aún incipiente federalización de la ciencia y la necesidad de “crear los canales que permitan transferir el conocimiento a la sociedad y al Estado, y utilizarlo para el progreso del país”. Para Salvarezza, “los científicos y tecnólogos de nuestro país demostramos que podemos hacer tecnología de altísimo nivel, desde satélites hasta biotecnología vegetal”.
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