EL PAíS › OPINION
› Por José Cruz Campagnoli *
Después de dos semanas durante las cuales el PRO intentó por todos los medios sostener lo insostenible y negar lo que a todas luces se hacía cada vez más evidente, finalmente, hicieron renunciar a Fernando Niembro a su candidatura a diputado de la Nación. El círculo rojo (a través de Jorge Lanata, Morales Solá, Jorge Fontevecchia, entre otros) ejerció un nivel de presión tan alto para que esto sucediera, que la principal esperanza de la derecha para las elecciones de octubre no tuvo otra opción que soltarle la mano a su cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires para intentar llegar a octubre manteniendo ciertas chances de ingresar en el ballottage.
Suponen que entregando a Niembro resuelven el problema. Sin embargo, este escándalo es sólo la punta del iceberg de un entramado de corrupción ampliamente extendido a través de numerosas áreas de la administración PRO del Gobierno de la Ciudad. El caso del periodista deportivo ofrecía algunas pruebas de ello: se trataba de una empresa que no tenía empleados, que fue inscripta dos días antes de que se concretaran las contrataciones, sus únicos dos clientes eran el Gobierno y el Banco de la Ciudad, y no pudo acreditar ninguno de los trabajos que supuestamente realizó. Pero una vez que esto salió a la luz, inmediatamente comenzaron a destaparse otros escándalos, como el de la empresa del ex legislador del macrismo, Avelino Tamargo, que también recibió fondos del ejecutivo porteño por más de veinte millones de pesos; o el del canal 4 de Misiones, cuyo titular presentó una denuncia contra Mauricio Macri y María Eugenia Vidal asegurando que nunca recibió fondos que supuestamente le habían pagado. Nadie debería sorprenderse cuando continúen saliendo a la luz otros casos de esta misma naturaleza.
Desde el macrismo y el círculo rojo en un primer momento intentaron presentar esto como una maniobra del Gobierno Nacional para ensuciar la imagen de su candidato, sosteniendo que los contratos eran absolutamente legales, transparentes y ajustados a derecho. Pero al poco tiempo quedó claro que en realidad eran contratos hechos a medida de la empresa de Niembro.
Ahora quieren presentar este caso como un problema personal del propio Niembro y están intentando desligar de cualquier modo al Gobierno de la Ciudad y a sus principales funcionarios (Macri, Vidal y Horacio Rodríguez Larreta). De hecho, lo primero que dijo el jefe de Gobierno tras conocerse la renuncia de Niembro fue que la decisión la tomó el propio periodista sin consultarle. Esta estrategia tiene un objetivo muy claro: suturar la herida que este escándalo le produjo a Macri, ocultar sus evidentes responsabilidades en esta trama de corrupción, y evitar que este caso lo salpique aún más y, en consecuencia, amenace sus aspiraciones presidenciales.
Para quienes se autodefinieron como la nueva política y como los adalides de la honestidad, la transparencia y el republicanismo, resulta un golpe muy duro el hecho de que de repente se torne evidente que esa supuesta identidad no es más que una cáscara vacía gestada en los laboratorios de sus asesores de imagen, que en realidad encubre una trama de corrupción que atraviesa todo su gobierno.
Ahora, lo ocurrido con la clausura de C5N da cuenta de que quieren volver a blindarse mediáticamente y así tratar de silenciar por cualquier vía a los medios que no son del círculo rojo. Hasta aquí, ya sabíamos que eran neoliberales, privatistas y conservadores, ahora también confirmamos que son profundamente corruptos y autoritarios.
* Legislador porteño. Nuevo Encuentro en FpV.
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