Después de que exhibieran sus verdaderos planes, los referentes económicos de Macri se llamaron a silencio. “Cada vez que han hablado han sincerado lo que quieren hacer y ahí la gente toma conciencia”, señaló Scioli. “Un cambio para el ajuste es invotable”, dijo Lavagna.
› Por Nicolás Lantos
Hasta ayer era una broma las redes sociales que escondía, detrás del chiste, un diagnóstico político: el candidato presidencial de Cambiemos, Mauricio Macri, oculta a sus referentes económicos para no dar a conocer, antes del ballottage, las recetas que planea aplicar si llega a la Casa Rosada. Pero su rival, Daniel Scioli, recogió ese tema y lo puso en el centro de la campaña. “No es casualidad que haya mandado a callar a todos los economistas”, apuntó los focos hacia la zona más floja del discurso opositor. El candidato del Frente para la Victoria no fue el único que advirtió ese flanco débil. El ex ministro de Economía Roberto Lavagna, hoy en el Frente Renovador y muy crítico del oficialismo, también cuestionó el intento del macrismo de maquillar su programa económico, al que calificó como un “ajuste invotable”.
“Yo garantizo la presencia del Estado como garante de los equilibrios que hay que tener, especialmente la atención a los humildes, a los trabajadores, a la clase media. El piensa dejar todo librado a la lógica del mercado, volver a un neoliberalismo que después termina haciendo estragos en la economía real, dejando desprotegidos a todos los sectores productivos. Esas son las dos alternativas. No es casualidad que mandó a callar a todos los economistas –planteó ayer Scioli, apuntando contra el equipo económico de Cambiemos–. Yo no escuché nada más: Melconian, ni Prat-Gay, ni Aranguren, ni Sturzenegger. ¿Por qué no hablan más? Porque cada vez que han hablado han sincerado lo que quieren hacer y ahí la gente toma conciencia de eso. Eso sí genera miedo.”
Las diferencias centrales en los programas económicos de uno y otro candidato será uno de los ejes de la campaña del gobernador bonaerense en la semana que queda hasta el cierre, y particularmente en el debate que lo confrontará con su rival el domingo a la noche. En su equipo aseguran que ese es el punto más débil de la propuesta de Cambiemos y que “si la gente se entera de lo que piensan hacer, no lo van a votar”, por eso Scioli redoblará sus esfuerzos para destacar los contrastes. “Macri propone dejar liberado el cepo, que haya una gran devaluación y generar un ajuste”, sostuvo ayer, contraponiéndolo con la administración “responsable” de las reservas que propone él y que implica un manejo más gradual en las variables para evitar consecuencias negativas.
Scioli encontró ayer un aliado inesperado en Lavagna. El ex ministro de Economía de Néstor Kirchner, hoy opositor y parte del armado de Sergio Massa, sorprendió al criticar con dureza al plan económico de Macri, ya que días antes había deslizado que en la segunda vuelta se inclinaría “por el cambio”. Distinto fue el mensaje que el economista dio ayer. “Desde la alianza PRO esconden a sus economistas y cuando no lo hacen reproducen lo que decía Domingo Cavallo. Falta que digan que hay provincias inviables”, aseguró el ex funcionario. Si bien dijo que no coincide con los planes económicos de “ninguno de los dos” candidatos, apuntó sus cañones contra el macrismo. “Un cambio para el ajuste es invotable”, aseguró, ya que resulta “imposible sacar de un día para el otro el cepo si no es por una devaluación o suba del tipo de cambio”.
Lavagna dijo que “muchos precios funcionan en base al dólar oficial, con lo cual si sube implicará un traslado a los precios”, a no ser que “hagan esa devaluación en un contexto de un progreso económico muy fuerte de reactivación, que permita bajar los costos fijos y mejorar la productividad”, pero “eso no aparece” en el panorama actual. En cambio, “si lo que hay es ajuste tradicional, como tantas veces hubo en la Argentina, es decir, si se va a combinar lo peor que es la devaluación con transferencia a la inflación, hay que aclararlo”, advirtió el economista. “Por eso hay voceros de Cambiemos a los que los sacaron de circulación, para que no digan lo que piensan.”
“Si vos explicás qué es la inflación, vas a tener que decir que la emisión monetaria genera inflación, que entonces debería reducirse la emisión y que si hacés eso tendrías un ajuste fiscal donde la gente va a perder su trabajo y eso no queremos que lo digas. Cuando seas gobierno hacé lo que vos creas, pero no lo digas ahora en el medio de un debate.” Así relató el diputado Federico Sturzenegger, del PRO, los consejos que le dio el asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba antes de comenzar la campaña. Irónicamente, el ex presidente del Banco Ciudad fue el primero de los economistas de Cambiemos en ser escondido, debido a su vinculación directa con la gestión de Cavallo en 2001 y el Megacanje, por el que estuvo procesado.
El segundo fue otro economista del riñón de Cavallo, Carlos Melconian. El ex candidato a ministro de Economía de Carlos Menem en 2003 formaba parte del equipo de campaña de Cambiemos hasta que declaró, diez días antes de las elecciones, que pensaba utilizar 2 mil millones de dólares de las reservas del Banco Central para pagar a los fondos buitre. Para subsanar ese error, el jefe de gobierno porteño sacó a la cancha a Alfonso Prat-Gay, un economista con un currículum menos escandaloso que sus compañeros. Duró poco: primero las críticas de otros economistas ortodoxos ante su propuesta de levantar las restricciones a la venta de dólares “el día uno” y luego sus dichos discriminatorios contra las provincias del interior lo mandaron de nuevo al banco.
No solamente fueron economistas los que se complicaron a la hora de explicar los planes de Cambiemos. Desde especialistas en Energía, como Juan José Aranguren, que relativizó la importancia de una YPF nacional, hasta el jefe de Gobierno porteño electo, Horacio Rodríguez Larreta, que opinó que cuando abran el cepo “confía” en que “la gente no vaya corriendo a comprar dólares”, contribuyeron a complicar el discurso macrista de cara al ballottage.
Ahora, la pelota quedó en manos de Rogelio Frigerio, que –con un apellido desarrollista– busca espantar los fantasmas para garantizarle a su jefe una victoria el 22. El actual titular del Banco Ciudad adoptó un discurso casi kirchnerista a la hora de anunciar las políticas que aplicaría su espacio de llegar al gobierno. Ayer, en un encuentro ante la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, desmintió una devaluación súbita, defendió la soberanía energética y aseguró que “no existe proceso de desarrollo que no haya sido liderado desde el Estado”.
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