EL PAíS › MACRI Y EL FUTURO DE LA CORTE
› Por Werner Pertot
El candidato a presidente de Cambiemos, Mauricio Macri, dejó entrever que, si gana, tiene previsto enviar nuevos pliegos para completar los dos lugares que quedarán en la Corte Suprema a partir del 10 de diciembre, cuando renuncie Carlos Fayt. “Posiblemente mandemos pliegos nuevos. Hay que completar la Corte Suprema con gente de prestigio y trayectoria, y el requisito más importante es que no sean amigos del presidente”, afirmó el jefe de Gobierno, cuyo único antecedente son los jueces que propuso para el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) porteño. Allí intentó ubicar a Daniela Bruna Ugolini, una fiscal que le dictaminaba a favor en la mayoría de las causas. En su intento de designarla, mantuvo un año el pliego y generó un conflicto de poderes. Luego consiguió designar a la camarista Inés Weinberg de Roca, a quien conoció en un gimnasio de Barrio Parque.
La declaración indica que en una eventual presidencia, Macri retiraría los pliegos de Domingo Sesin y Eugenio Sarrabayrouse que propuso Cristina Fernández de Kirchner, aunque no dio pistas de quiénes serán los elegidos para completar la Corte. Los antecedentes en la materia son sus acciones hacia el TSJ, el equivalente porteño a la Corte Suprema. Tras la renuncia de Julio Maier, Macri optó por Ugolini, una fiscal de Cámara que en una abrumadora mayoría de los dictámenes se pronunciaba a favor del Gobierno porteño. La postulante de Macri encontró resistencia de diversos organismos sociales, políticos y culturales debido a su oposición a los derechos educativos, de vivienda, de salud reproductiva y de salud.
Entre otras cosas, Ugolini dictaminó a favor de los 2400 despidos que resolvió Macri apenas llegó al Gobierno porteño en 2007, a favor de la recusación en 700 causas del juez Andrés Gallardo, en contra de la provisión de agua a la Villa 31 bis y de más vacantes en la zona sur de la Ciudad. Pese a que no tenía consenso, Macri sostuvo su pliego un año mientras llevó adelante un conflicto de poderes contra tres jueces que fallaron en contra del procedimiento de designación dado que encontraron irregularidades. En la época de Aníbal Ibarra, la ciudad había adoptado un procedimiento de impugnaciones y escrutinio público que emulaba al dispuesto por Néstor Kirchner para la Corte. Macri lo derogó, pese a las quejas de diversas ONG que pugnan por la transparencia. Finalmente, Macri bajó el pliego de Ugolini. Luego lo reinstauró parcialmente.
Después de mantener tres años la silla del TSJ vacía, la siguiente candidata de Macri fue la camarista Weinberg de Roca, que pasó con menor resistencia. No es el único antecedente de Macri en materia judicial: frente a la Fiscalía General –el equivalente a la Procuración Nacional– Macri consiguió designar, con acuerdo del kirchnerismo y la Coalición Cívica, primero al macrista Germán Garavano y luego al ex legislador PRO Martín Ocampo, hombre de Daniel “El Tano” Angelici, uno de los principales operadores judiciales del jefe de Gobierno. En la asesoría tutelar, encargada de controlar al gobierno porteño, ubicó a Yael Bendel, que responde María Eugenia Vidal. Macri también consiguió designar jueces y fiscales afines y modificó las mayorías del Consejo de la Magistratura para facilitar la remoción de magistrados díscolos.
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