Lun 30.11.2015

EL PAíS  › CAMBIEMOS, EL FPV Y EL FR DISCUTEN AUTORIDADES LEGISLATIVAS, COMISIONES Y OTROS LUGARES

El juego de los bloques en el Congreso

El FpV definió que no pondrá obstáculos para que Cambiemos ocupe las presidencias provisionales del Senado y de la Cámara baja, pero buscará otros cargos clave. El PRO, la UCR y la CC funcionarán como interbloque, cada fuerza mantendrá cierta autonomía.

› Por Miguel Jorquera

A diez días del recambio parlamentario que se realizará en paralelo con la asunción de Mauricio Macri como presidente, los distintos bloques legislativos todavía están inmersos en disputas internas y no trazaron cuáles son las aspiraciones que cada uno tiene para ocupar en la estructura política del Congreso, donde la alianza Cambiemos (el PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica) y el Frente para la Victoria se trocarán los roles de oficialismo y oposición. El FpV ya definió que no pondrá ningún obstáculo para que Cambiemos ocupe los principales cargos institucionales, como las presidencias provisionales del Senado y de la Cámara baja, que son parte de la línea sucesoria del Poder Ejecutivo. En cambio, reclama otros cargos clave en la estructura de ambas cámaras del Congreso, mientras busca resolver sin fisuras la pulseada que tras la derrota electoral sostienen sectores del kirchnerismo y de la liga de gobernadores. El rol de Cambiemos como oficialismo tampoco será fácil. Las tres fuerzas que integran la alianza actuarán como interbloque, como una muestra de que cada una mantendrá cierta autonomía, pero también de la falta de criterios unificados en la tarea legislativa. El radicalismo, a su vez, debe dirimir quién conduce el Comité Nacional del partido. El massista Frente Renovador, por su parte, tiene ambiciones propias para el bloque que actuará de bisagra en Diputados, donde nadie tiene mayoría.

Senadores

Todavía faltan pasos formales a partir de los cuales comenzarán a esbozarse las pretensiones de unos y otros bloques. Este jueves 3 jurarán los 24 nuevos senadores electos en representación de ocho provincias y que modificarán la composición de la Cámara alta: a partir de su llegada, el FpV tendrá mayoría con 40 senadores y quórum para sesionar. Allí, según la tradición de la Cámara alta, se definen los principales cargos institucionales que, con el cambio de gobierno, incluye al presidente provisional del Senado, tercero en la línea sucesoria presidencial; para ese lugar aún no ha surgido ningún nombre por parte del macrismo. También se definen los cargos que dejan vacantes quienes abandonan la Cámara. Y en la “sesión preparatoria” de la última semana de febrero –antes del comienzo de la sesiones ordinarias– se terminarán de definir los roles de cada bloque en las comisiones.

Pero el cambio de signo político del gobierno y la intención de las nuevas autoridades de convocar a sesiones extraordinarias en diciembre, para implementar medidas del Ejecutivo, obligaría a otras definiciones, como la integración de las comisiones legislativas atadas a la gestión de gobierno, como Presupuesto, Asuntos Constitucionales, Relaciones Internacionales, Acuerdos y otras. Allí se plantearía la primera disputa en la correlación de fuerzas.

La situación de Cambiemos es compleja en el Senado. El PRO tendrá solo cuatro senadores puros y con escasa experiencia parlamentaria. Entre ellos, jugará un rol fundamental Federico Pinedo, quien deja Diputados y llega a la Cámara alta como suplente en la boleta que consagró en 2013 a Gabriela Michetti y Diego Santilli como senadores. Michetti ocupará ahora la presidencia del Senado y Santilli, en su condición de vicejefe de Gobierno porteño, la de la Legislatura.

Pinedo es candidato a presidir el bloque y a ocupar la presidencia previsional. El porteño ya anticipó la estrategia macrista: propone “acuerdos de mediano y largo plazo, de un año o más” con los gobernadores que “comparten con el nuevo gobierno nacional la misma preocupación de atender en sus provincias la educación, la salud y la seguridad”. Para eso, el macrismo designaría en la estratégica secretaría parlamentaria del Senado al presidente de PRO, Humberto Schiavoni, un empresario a cargo de la Corporación Buenos Aires Sur y ex jefe de gabinete del misionero Ramón Puerta en su efímero paso por la Presidencia nacional en plena crisis de 2001. En el PRO consideran a Schiavoni como un “hábil negociador”.

La UCR, que aportará 10 de los 16 senadores de Cambiemos tendrá en la Cámara alta, debate en la interna partidaria la cuota parte del poder que puede hacer prevalecer en al ámbito legislativo, además de la sucesión en el Comité Nacional de Ernesto Sanz, artífice de la alianza con el PRO y cuyo mandato como presidente del partido vence el próximo viernes. El chaqueño Angel Rozas corre con ventaja para presidir el bloque de senadores, pero también disputa con final incierto la conducción de la UCR con el mendocino Julio Cobos. El formoseño Luis Naidenoff es otra alternativa para conducir la bancada de senadores si Rozas prefiere ir por la jefatura partidaria.

Del otro lado, el FpV intentará aunar criterios para evitar que el nuevo gobierno parcele la relación con las provincias gobernadas por el peronismo y diluya su fuerza parlamentaria de negociación. Ahí es donde el nombre del experimentado senador Miguel Angel Pichetto, que estaba dispuesto a dar un paso al costado, recobra bríos para continuar al frente del bloque. El rionegrino, que no tiene sobre sus espaldas el peso de responderle a su gobernador, podría ser el articulador de los intereses de los mandatarios peronistas.

Diputados

El saliente presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, recibirá hoy a su sucesor, Emilio Monzó, para coordinar la transición. Monzó, actual ministro del Gobierno porteño, uno de los armadores políticos de PRO y diputado electo, es nacido en territorio bonaerense y tiene un pasado juvenil como militante de la UCeDé de Alvaro Alsogaray, pero se define como un “peronista pragmático”. Es otro hábil negociador para la etapa que Macri propiciará en el Parlamento desde la Casa Rosada.

El dificultoso armado de los elencos ministeriales en la Nación, Buenos Aires y la Capital postergó en el PRO su estrategia legislativa. Las salidas de Pinedo (al Senado), Patricia Bullrich (al Ministerio de Seguridad nacional), Laura Alonso (OA), Federico Sturzenegger (Banco Central) y Jorge Triaca (Ministerio de Trabajo nacional) a último momento, le abrieron el camino a Pablo Tonelli para erigirse como jefe de la bancada macrista en la Cámara baja.

Aunque recién será confirmado formalmente el martes en una reunión con el nuevo bloque, Tonelli ya mantiene conversaciones informales con sus socios políticos de Cambiemos para definir la estrategia del interbloque para acceder a la mayor representación institucional posible en Diputados, una Cámara donde aún juntos serán minoría. Cambiemos aspira a presidir no sólo la Cámara (lo que no está en discusión), sino todas las comisiones vinculadas a la gestión de gobierno. Pero aún habrá que discutir puertas adentro qué le corresponderá a cada uno de los bloques de la alianza. En el caso de Presupuesto, el elegido del macrismo para conducirla es Luciano Laspina.

El radicalismo, el socio mayor del PRO, también parece haber dirimido la pelea interna. El cordobés Mario Negri seguiría al frente del bloque de la UCR después de que sus principales adversarios internos fueran designados en el gabinete de Macri: su comprovinciano Oscar Aguad (en el flamante Ministerio de Comunicaciones) y el tucumano José Cano (a cargo del Plan Belgrano). Con 40 diputados –apenas uno menos que PRO–, el radicalismo intentará buscar en Diputados una representación cuantitativa más importante que la que alcanzó en el futuro gobierno nacional.

Para los socios menores de la Coalición Cívica, con solo 4 diputados, también habría una compensación en el reparto legislativo, especialmente para no dejar desairada a una aliada imprevisible como Elisa Carrió, que al menos durante la campaña se disciplinó ante las órdenes que le bajó el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba.

El FpV debutará como oposición ostentando la condición de primera minoría en la Cámara baja. El desafío para ese espacio será retener a sus 98 diputados dentro de una misma bancada. En el FpV ya se desató la discusión interna por la jefatura del bloque, donde en principio aparecen dos grandes grupos: uno que nuclea al cristinismo duro de La Cámpora y al kirchnerismo más amplio, y otro que responde a la llamada “liga de gobernadores” peronistas.

El primero se debatía entre varias alternativas (incluida la continuidad de Juliana Di Tullio al frente del bloque) hasta que hubo coincidencia en proponer a Héctor Recalde como prenda de unidad. El abogado laboralista goza de prestigio como legislador y en Diputados también demostró sus dotes de articulador hacia adentro y fuera de su bancada. Mientras, los gobernadores y sus aliados sciolistas enarbolan la propuesta del ex mandatario sanjuanino José Luis Gioja como jefe de bloque. Un tercer grupo más pequeño de provincias norteñas propiciaba la designación de un hombre de “perfil más bajo” que estuviera en condiciones de negociar con el gobierno de Macri.

Cerca de Recalde aseguran a Página/12 que el diputado “no tuvo ninguna propuesta formal”, aunque “se siente parte de un proyecto colectivo” y no dudaría en aceptar “si el conjunto de compañeros se lo pidiera”. Existe la posibilidad de conciliar las dos posturas con la designación de Recalde al frente del bloque y de Gioja en un lugar más institucional, como la vicepresidencia primera de la Cámara baja. Nada está aún resuelto y mucho dependerá de la reunión del Consejo Nacional del PJ, que esta semana definirá al postulante a la Auditoría General de la Nación, que le corresponde a la oposición parlamentaria.

El Frente Renovador también aspira a conseguir lugares institucionales en la Cámara baja. Con 27 diputados propios y 5 aliados del delasotismo, el massismo se convierte en la bisagra de un cuerpo legislativo donde nadie tiene mayoría. Enfrentado duramente con el kirchnerismo y con muchos guiños hacia Macri (ya sellaron un acuerdo en la Legislatura bonaerense), el massismo tendrá juego propio aunque atado a las ambiciones presidenciales de su líder, Sergio Massa, que ya piensa en disputar el liderazgo del PJ y la Presidencia en 2019.

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