Lun 07.12.2015

EL PAíS  › OPINIóN

Violencia ética

› Por Jorge Norberto Elbaum *

Sr. Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Héctor Timerman

De mi mayor consideración:
Por intermedio de la presente renuncio a mi cargo de embajador ante la Alianza Internacional para la Rememoración de la Shoá que he ocupado desde octubre de 2013 hasta el presente, en forma ad honorem, sin haber usufructuado ningún viaje, traslado ni viático por la tarea que Ud. me ha designado. Acompaño esta dimisión con un explícito reconocimiento a la inestimable colaboración que Ud. personalmente ha dado a las tareas realizadas durante el período en el que me desenvuelto en el mismo.

El compromiso que Ud. como canciller ha evidenciado en relación a la Shoá lo honra no solo como ministro sino como ciudadano comprometido con la vigencia irrestricta de los derechos humanos. Los motivos de mi renuncia, pese a no tener fecha de caducidad el decreto con el cual se me ha nombrado, se deben a la violencia política y ética que supondría trabajar para un gobierno (que asume el 10 de diciembre de 2015) cuya relación con la Memoria de la Shoá se convertirá en un simple elemento de marketing dispuesto para granjearse las simpatías de los centros de poder internacional.

La Shoá es y será una afrenta vejatoria contra la Humanidad toda. Es por esto que la perspectiva que hemos enfatizado en la Alianza –en el período en el que fui designado– fue vincular a la Shoá con el resto de los genocidios sucedidos en la historia, poniendo en evidencia sus fuertes articulaciones con los crímenes de lesa humanidad sufridos por nuestra Patria en las décadas del 70 y el 80 y los esquemas de prevención frente a potenciales sucesos genocidas en cualquier parte del mundo.

Nuestro compromiso, Sr. Canciller, será siempre con los vulnerables, primeras víctimas de las persecuciones y las matanzas masivas a lo largo de la historia. Es por eso que de ninguna manera podría desempeñarme para un gobierno cuyo Presidente electo ha anunciado “que iba a terminar con el ‘curro’ de los derechos humanos”, cuando las banderas de Verdad, Memoria y Justicia nos atraviesan éticamente como sociedad. Considero a dicha enunciación –del futuro presidente– un juicio intolerable que mancilla la memoria de las víctimas y los sobrevivientes de las masacres genocidas, paradigma con el cual no podría cohabitar ni humana ni profesionalmente.

Dado que el decreto de mi nombramiento lleva su firma y el de la Sra. Presidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, me atrevo a agradecer también la colaboración permanente de los tres ministerios que forman parte del Capitulo Local de la Alianza, sin cuya colaboración hubiese sido imposible llevar a cabo las tareas desarrolladas.

Sirva también esta renuncia, por lo tanto, como una evidencia de incalculable gratitud a quien ha sido –junto con Néstor Kirchner– responsable de generar los mejores años de vida a una generación. Mi lealtad a esta historia quedará grabada no solo en referencia a los años transitados, sino que se redoblará en el presente y en el futuro, defendiendo junto al resto del pueblo argentino los derechos conquistados, unidos a los destinos de nuestra Patria Grande, América latina.

* Texto de la carta de renuncia de Elbaum como embajador ante la Alianza Internacional para la Rememoración de la Shoá.

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