EL PAíS › MENOS DERECHOS A PEONES RURALES
› Por Sebastián Premici
El fallo de la Corte Suprema que acercó nuevamente al Momo Venegas al Renatre, sumado a la pretensión política de Mauricio Macri de otorgarle este instrumento nuevamente al sindicalista, significa un retroceso en los derechos de los peones rurales. Para todos aquellos que fueron rescatados por el Renatea, ya sea por haber sido subsumidos en una situación de trata laboral o reducción a la servidumbre (947 víctimas con causas judiciales en todo el país), será un paso atrás. Muchos de ellos nunca habían escuchado hablar de Venegas, ni de la Uatre.
Página/12 contó en primera persona la historia de los hermanos Sergio y Antonio Cornejo, que durante 38 años vivieron en condiciones infrahumanas en un campo de la familia de Luis Miguel Etchevehere, el actual presidente de la Sociedad Rural. Por primera vez en sus más de 60 años, los dos hermanos estaban aprendiendo a leer y escribir. La incertidumbre del fallo de la Corte más la promesa de Macri, los volvió a foja cero.
–¿Quieren aprender a leer y escribir? –les había preguntado Página/12 a Sergio y Antonio, durante el segundo viaje de este diario al campo La Hoyita.
–¿Vamos a aprender a la edad que tenemos? –respondió Sergio.
–¿Y por qué no?
–Yo tengo 60 y él (Antonio) 65, a firmar capaz que sí. Aprender a firmar sí.
–A leer también.
–A leer no sé.
Los hermanos Cornejo accedieron a cinco clases para aprender a leer y escribir, bajo el método cubano de enseñanza. “Ahora todo quedó trunco”, sostuvo a este diario un integrante del Renatea Entre Ríos. El mayor de los hermanos pudo gestionar, vía moratoria, su jubilación. Cobra la mínima desde agosto. Ese ingreso es mucho más que los 400 pesos mensuales que le pagaba la familia Etchevehere. Sergio accedió a un par de lentes recetados, a través de la obra social.
Desde que fueron encontrados por el Renatea, mejoraron su calidad de vida. Pero les faltaba mucho. Todavía siguen viviendo en la casa venida a menos a la que fueron “movidos” por los Etchevehere, sin luz ni agua potable. Hace unas semanas, cuando desde el Renatea les alcanzaron algunos alimentos, los Cornejo y los trabajadores del Registro se encontraron con Sebastián Etchevehere, hermano de Luis Miguel. “Acuérdense de que todos nos quedamos en la provincia”, fue la amenaza del ruralista, que también es directivo de Adepa.
El otro hermano Etchevehere, Juan Diego, es presidente de la Fundación Pensar en Entre Ríos. Tanto Sebastián como Juan Diego eran los que les daban las órdenes de trabajo a los Cornejo. Los Etchevehere quisieron llegar a un acuerdo judicial con los Cornejo. Aceptaban entregarles una vivienda y dinero, a cambio de que reconocieran que nunca trabajaron para ellos. El acuerdo no fue aceptado. Con el triunfo de Macri, más la casi segura disolución del Renatea, los hermanos Cornejo quedaron nuevamente al desamparo.
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