EL PAíS › EL PRESIDENTE PARTICIPO DE UNA CEREMONIA EN LA CATEDRAL Y CONFIRMO A DE ESTRADA COMO SECRETARIO DE CULTO
De Estrada fue funcionario de la dictadura y de Menem. Está vinculado con los sectores más conservadores de la jerarquía católica.
› Por Washington Uranga
Mientras el presidente Mauricio Macri con todo su gabinete asistía a una celebración interreligiosa encabezada por el cardenal Mario Poli en la catedral de Buenos Aires, ayer mismo se confirmó la designación de Santiago Manuel de Estrada, abogado católico próximo a cumplir 80 años, como nuevo secretario de Culto en el marco de la Cancillería. De Estrada, hasta ahora auditor general de la Ciudad de Buenos Aires, fue secretario de Seguridad durante la dictadura militar (1976-1983) y, simultáneamente, entre 1979 y 1983, actuó como interventor del Instituto Nacional de Servicios para Jubilados y Pensionados. El nuevo funcionario, que también había sido subsecretario de Seguridad Social de la dictadura de Juan Carlos Onganía entre 1967 y 1969, es un hombre muy cercano a los sectores más conservadores de la jerarquía católica y entre 1984 y 1989, durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín, cumplió funciones como embajador argentino ante la Santa Sede.
Otro hombre vinculado con la Iglesia Católica, Gabriel Castelli, ex director nacional de Cáritas y miembro de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, asumirá como secretario de Coordinación del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, virtual viceministro del área que conduce Carolina Stanley.
En la catedral y continuando con el mismo tono asumido desde que se hizo cargo de la presidencia el pasado jueves, Macri realizó ayer una invocación religiosa en la que pidió a Dios “ser instrumento de concordia y paz” para practicar “el diálogo y el respeto en el disenso” para aceptar “la diversidad que incluye y enriquece”. Antes, al referirse a “los que no tienen voz, los que se caen del sistema, los más pequeños”, el arzobispo de Buenos Aires había pedido “imitar a Dios misericordioso” que es “inclinarse ante los pobres, mirarlos desde abajo y no desde arriba”.
Santiago de Estrada, apodado “el obispo”, ocupó también diferentes cargos públicos durante el gobierno del presidente Carlos Menem. Entre 1989 y 1991 fue secretario de Seguridad Social y en ese mismo tiempo se desempeñó como presidente del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados. Entre 1998 y 1999 fue subsecretario de Desarrollo Social de la Nación y durante 1999 estuvo a cargo de la Secretaría de Seguridad Social.
En el año 2000 De Estrada accedió a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por la lista que encabezaban Domingo Cavallo y Gustavo Béliz. En 2003 fue elegido nuevamente legislador porteño como primer candidato de la lista “Juntos por Buenos Aires”, apoyando a Mauricio Macri para jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En diciembre de 2003 fue elegido como vicepresidente primero de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que ocupó hasta 2007.
Hombre muy conocedor de la Iglesia Católica y de aceitadas relaciones con los obispos más conservadores, De Estrada ha sido profesor de la Universidad Católica Argentina y miembro de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal entre 1993 y 1996.
La Subsecretaría de Culto de la Nación será ocupada por Alfredo Adriani, un joven militante del PRO, ex director de Cultos de la Ciudad de Buenos Aires y muy cercano al jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Dada la renuncia presentada por Eduardo Valdés a la embajada argentina en la Santa Sede, se encuentra vacante esa representación diplomática sin que hasta el momento se hayan confirmado nombres para ocupar ese cargo.
En el acto religioso celebrado ayer en la catedral, el presidente Macri pidió a Dios que sus propias decisiones como gobernante “promuevan el bienestar general sobre los intereses individuales y sean fuente de orden social y crecimiento equitativo”. Para él y para su equipo rogó también capacidad de “participar con alegría en la tarea de construir una patria más inclusiva y solidaria, con igualdad de oportunidades y un futuro mejor para todos”.
Antes, como parte de la misma oración, el mandatario había pedido a Dios que renueve “nuestra esperanza y nuestra confianza para que podamos consolidar una fe comprometida con la verdad y la justicia”.
En su momento el cardenal Poli elevó su súplica “por la patria, para que la sabiduría de los gobernantes y la honestidad de sus ciudadanos robustezcan la concordia y la justicia” y para que “podamos vivir en la paz y el progreso constante”. Otras oraciones fueron pronunciadas en el mismo acto por el rabino Abraham Skorka, el sheij Abdelnaby El Hefnawy, el sacerdote anglicano Agustín Marza y el pastor evangélico Jorge Gómez.
En algunos círculos cercanos al macrismo se dejó traslucir molestia por el hecho de que el papa Francisco designó al nuncio apostólico en Paraguay, Eliseo Ariotti, para representarlo en los actos de asunción del presidente Macri. En el PRO habrían deseado que el delegado fuese una autoridad más encumbrada de la Santa Sede. Tampoco hubo un saludo del Papa hacia el nuevo mandatario y desde la Conferencia Episcopal se aclaró que no está dentro del protocolo que ello ocurra en el caso del inicio de los mandatos presidenciales.
Se descuenta que la cúpula de la Conferencia Episcopal, encabezada por el arzobispo santafesino José María Arancedo, se encontrará con el Presidente en las próximas semanas y que en breve Mauricio Macri viajará al Vaticano para reunirse con el papa Jorge Bergoglio en audiencia oficial.
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