EL PAíS
Con una bandera que habla de vida resisten Madres, Abuelas e HIJOS
El presidente Néstor Kirchner recibió anoche a las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a HIJOS y a las Abuelas y les anunció que sacará un decreto para que se abran todos los archivos oficiales.
› Por Victoria Ginzberg
La bandera con las fotos de los desaparecidos entró a la Plaza de Mayo a las seis de la tarde. La llevaban Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Abuelas, Hermanos y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Atrás caminaban los HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Los aplausos con que los manifestantes fueron recibidos marcaron el inicio de la 23ª Marcha de la Resistencia, que terminará hoy a las 18. A las ocho de la noche, representantes de los organismos de derechos humanos cruzaron la valla policial que aún divide la plaza de la Casa Rosada y se prepararon para encontrarse con el presidente Néstor Kirchner. En la entrevista, el Presidente anunció que en corto plazo estará listo un decreto que dispone la conservación y promueve la apertura de todos los archivos oficiales en los que pueda haber datos sobre desaparecidos.
“Esa bandera no habla de muerte. Es una bandera que habla de vida”, se escuchaba desde la radio abierta montada en la plaza cuando comenzaba la marcha. Detrás de los organismos de derechos humanos estaban las banderas de la CTA, asambleas barriales, partidos políticos y organizaciones de desocupados.
Alrededor de la plaza, los organismos de derechos humanos instalaron mesas y carpas en las que ofrecían información sobre sus actividades y su historia. Los HIJOS anunciaban su próximo escrache, que se realizará el 27 de este mes contra Jorge Vidal, un médico torturador del Pozo de Banfield y la Brigada de San Justo.
En la radio abierta, Alba Lanzilotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, hizo un llamado a los chicos apropiados durante la última dictadura que la institución está buscando y que “están por ahí, caminando”. “No nos dejen irnos de esta vida sin ver en ustedes algo de aquellos que amamos y nos han sido arrebatados”, pidió. Desde el mismo micrófono Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, señaló que “resisten los piqueteros, los desocupados y los que se mueren por falta de medicamentos. No estamos solas. Estamos junto a muchos jóvenes, algunos de ellos no vivían en los años del terror pero tienen conciencia”. Como ejemplo de continuidad de las prácticas que durante la última dictadura eran sistemáticas, estuvieron en la plaza los padres de Patricia Villalba y Leila Bshier Nazar, víctimas del doble crimen de Santiago del Estero.
A las ocho de la noche, representantes de los organismos de derechos humanos fueron a reunirse con el Presidente, que ayer mismo aseguró en el programa A Dos Voces que está en “una búsqueda permanente de listados de desaparecidos”. “En algún lugar deben existir, no hay que resignarse. La historia también tiene que ser absolutamente esclarecida con los responsables”, afirmó. Los integrantes de Abuelas, Madres, Familiares, Hermanos e HIJOS habían llevado un petitorio con diez puntos; los dos primeros se relacionaban con la obtención y conservación de documentación sobre los desaparecidos. También se solicitó, entre otras cosas, la creación de fiscalías especiales para investigar los crímenes del terrorismo de Estado y los asesinatos de gatillo fácil, el desprocesamiento de los luchadores populares y que no se hipoteque la economía del país atándola a las políticas de organizaciones internacionales de crédito.
El Presidente escuchó los pedidos e intentó resolver algunas demandas en el momento (llamó a los ministros Julio De Vido y Alicia Kirchner por un conflicto sobre un asentamiento en La Matanza, donde trabajan las Madres) y les contó la historia de sus dos amigos desaparecidos que homenajeó la semana pasada en Benito Juárez. Lo más concreto que se llevaron los organismos de derechos humanos fue el anuncio de la apertura de los archivos, medida que podría comenzar a implementarse antes de fin de año. Antes de que terminara la reunión, el Presidente fue invitado a sumarse a la marcha, como lo había hecho antes el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. Agradeció y dijo que se sentiría honrado, pero que no lo hacía porque iba a ser interpretado como un gesto demagógico.