EL PAíS
› REPLICAS OFICIALES AL PLANTEO DE ALVAREZ GAIANI
Dimes y diretes en la Rosada
El frontal pedido de represión a los piqueteros formulado en la UIA fue ratificado por Cristiano Ratazzi. El Gobierno criticó al empresario y también a los dirigentes de los desocupados.
El discurso del jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), Alberto Alvarez Gaiani, pidiendo mano dura para los piqueteros, se reprodujo y se potenció ayer entre otros empresarios de la entidad que se sumaron a la chicana de que los cortes de ruta impiden que las fábricas trabajen y, por ende, provocarán despidos. El titular del grupo Fiat, Cristiano Ratazzi, llegó a decir que la pobreza y el desempleo no tienen conexión con el fenómeno piquetero. El Gobierno contestó, pero lo hizo con mensajes oscilantes. Dice que no habrá represión, pero a la vez tilda a grupos piqueteros de empeñarse en provocarla, los asocia con la inseguridad y reaviva la teoría de que su protesta es política y no social, como si una fuera ilegítima y la otra legítima.
A pesar de que, días atrás, el Gobierno intentó bajarle el tono a la denuncia penal contra los piqueteros que bloquearon los accesos del Ministerio de Trabajo, el fiscal de la causa, Patricio Evers, pidió que se ordenaran pericias sobre los videos para identificar a quienes estuvieron en el lugar. La investigación es por privación ilegítima de la libertad.
Las expresiones de Alvarez Gaiani, un histórico menemista, se oyeron el jueves en el cierre de la novena conferencia industrial. Allí pidió al Gobierno que se pusiera “firme” ante la “proliferación de actos de protesta”. En la misma sala estaba el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Cuando le tocó tomar el micrófono minutos después, ignoró el tema por completo. La respuesta oficial se hizo esperar un día.
Otros industriales comenzaron ayer a montarse, entusiastas, a una campaña con la que se regodea cada vez con más ímpetu la derecha argentina. “Si continúan los cortes de ruta, las fábricas no podrán trabajar y habrá despidos”, amenazó el segundo de la UIA, Juan Carlos Sacco. “No tiene ningún sentido que si les están dando dinero hagan cortes”, insistió. Ratazzi, tesorero de la entidad, señaló: “Es un problema que varias ciudades de Argentina, día por medio, o día tras día, quedan totalmente bloqueadas por un grupo de piqueteros o cualquier otro grupo que sea”. El titular de Fiat además incursionó en las ciencias sociales. Postuló: “Yo no conectaría la pobreza, el desempleo, con el piquetero”. “Son dos problemas separados”, conceptualizó.
La socióloga Maristella Svampa, analista del fenómeno piquetero, recordó en una entrevista publicada por Página/12 que las demandas de los desocupados organizados, que se remontan a mediados de los ‘90, siempre fueron de puestos de trabajo. La entrega de subsidios fue la respuesta que les dio el menemismo y que hoy –aún sin creación de empleo– es el único medio de subsistencia para muchos, mientras desarrollan un importante trabajo comunitario y autogestivo. Svampa recuerda que sólo el diez por ciento de los 2.200.000 de subsidios son mediados por los piqueteros. Para ella, frases como las de los industriales forman parte de un discurso estigmatizante y peligroso, que favorece un escenario de represión.
En las últimas semanas, el Gobierno pasó por posturas múltiples: amenazó con castigar penalmente a los piqueteros, habló luego de amnistiar, se desdijo de ambas cosas, habló de crear brigadas antipiquetes, el ministro del Interior dijo que los piqueteros deberían “desaparecer”, pero en la Casa Rosada insisten con que no van a reprimir. Esto último repitió ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en respuesta al jefe de la UIA. “El tema de los piqueteros requiere un trabajo lento. No es a través de la represión que uno va a poder resolverlo”, dijo. Circunscribió las declaraciones de Alvarez Gaiani a “un reclamo creciente de la sociedad argentina”. Criticó los bloqueos de rutas y accesos como forma de protesta y les endilgó “un contenido político antes que social”.
A su vez, el ministro de Defensa, José Pampuro, dijo que “hay una parte de la sociedad que quiere reprimir” y “algunos grupos piqueteros quieren represión”. Atribuyó, además, la dificultad para llegar a consensos a la fragmentación entre piqueteros, un argumento peligroso cuando el Gobierno favorece divisiones.
Más riesgosa aún fue una asociación intentada por el ministro de Justicia. Gustavo Beliz hizo una asociación sutil –que había formulado más directa Alvarez Gaiani– entre los piqueteros y la inseguridad. Dijo que “es importante escuchar a todos los sectores” y que reinan los esfuerzos “por combatir a fondo tanto las situaciones de inseguridad como su raíz social”.