Lun 18.01.2016

EL PAíS  › MALESTAR EN LA UCR POR LA FALTA DE ESPACIOS Y ARTICULACIóN CON EL MACRISMO

Radicales con la ñata contra el vidrio

Sin peso en los lugares de poder y administración del Gobierno, los dirigentes de la UCR se quejan porque la mesa de diálogo con el macrismo tiene escasos resultados. Aspiran a ganar protagonismo cuando vuelva a sesionar el Congreso.

› Por Sebastian Abrevaya

Pasado el primer mes de gobierno, la UCR navega en las profundidades del perfil bajo mientras observa pasar las primeras medidas de Mauricio Macri. Lejos de convertirse en un actor gravitante de la alianza gobernante, el radicalismo quedó relegado en los espacios de gestión y de poder, con tres ministerios y algunos cargos de menor jerarquía. El interlocutor principal con el PRO sigue siendo el ex senador Ernesto Sanz, quien mantiene visitas periódicas a Buenos Aires y trato frecuente con el líder del PRO, pero sin ocupar lugar institucional alguno. “No estamos ocupando el espacio que tendríamos que ocupar, pero el problema no es que haya uno, dos o tres radicales en el Ejecutivo, sino que están mal articuladas las fuerzas de la coalición para que se puedan sustentar las políticas de gobierno”, advierte un dirigente radical de primera línea, preocupado además por la “pésima interacción con Lilita” Carrió, que en las últimas semanas sacudió varias veces el escenario político en Cambiemos. Por lo bajo, continúa creciendo el malestar tras decisiones como los nombramientos en la Corte, el abuso de los DNU y el mal manejo de la fuga de los presos por el triple crimen de General Rodríguez.

Después de varias idas y vueltas y del ruido que generó el alejamiento de Ernesto Sanz, el radicalismo todavía no termina de reacomodarse y sentirse cómodo en su nuevo rol de oficialismo. La mesa de diálogo que se reúne los martes en Casa Rosada tiene pocos resultados a la hora de anticipar medidas o influir en el rumbo del Gobierno. Se trata de encuentros entre el titular del partido, el intendente de Santa Fe, José Corral, los presidentes de los bloques legislativos Mario Negri y Angel Rozas y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Tanto Macri como Sanz participan en ciertas ocasiones.

Si bien no lo dicen públicamente, entre los boina blanca persiste todavía el resquemor por el destrato macrista a la hora de armar los respectivos gabinetes. El PRO decidió priorizar gerentes de grandes empresas antes que cuadros políticos de la UCR. Eso es todavía más evidente en la provincia de Buenos Aires, donde María Eugenia Vidal eligió como único ministro radical a Jorge Elustondo, quien quedó a cargo de Producción. Hubo incluso mayores espacios para hombres de la gestión sciolista que para los radicales de Cambiemos. Los socios de Macri no saben si la decisión de relegarlos está vinculada con una falta de confianza o con un intento de evitar una revitalización del radicalismo, que en un futuro pueda disputarle el liderazgo de la alianza. “Los radicales no somos un tema a atender para ellos. Todo el foco lo tienen en Massa y en el peronismo. Eso no ayuda ni al gobierno ni al radicalismo”, explica un hombre muy cercano a uno de los tres dirigentes más importantes que hoy tiene la UCR: Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza, y Ricardo Colombi, gobernador de Corrientes.

Corral llegó a la jefatura del Comité Nacional de la mano de Sanz. Como intendente de Santa Fe, reparte sus cargas entre la gestión local, el partido y el trato con el macrismo. Pero sigue siendo el ex senador mendocino el que gravita en la relación con el Presidente. El santafesino todavía no cuenta con volumen político propio para ordenar la compleja estructura radical.

Uno de los ejemplos más claros de esas dificultades que ponen los opositores a Sanz fue el caso de los jueces de la Corte. Macri decidió nombrarlos por decreto, algo que los correligionarios conocieron por los medios. Hubo algunas críticas públicas de senadores como Julio Cobos, pero finalmente la tropa se encuadró tras una reunión en Casa Rosada, en la que Corral, Rozas y Negri avalaron públicamente la designación sorteando el rol del Senado. Horas más tarde, tras un encuentro entre Macri y Lorenzetti, se anunció que los jueces no jurarían sino hasta febrero, dejando en posición adelantada a los radicales.

Hace unos días, Negri fue lapidario con el manejo de la crisis por la fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci. “El bochorno es transversal. Gobierno de Santa Fe, Buenos Aires, fiscales y Gils Carbó. Felicitaciones por doquier, alguien debe asumir la responsabilidad”, tuiteó el diputado, que viene manteniendo un inusual perfil bajo.

Los radicales aspiran a que la relación comience a modificarse a partir de marzo, cuando arranque la actividad en el Congreso y el peso de los votos radicales se haga sentir para cada sesión. Sin embargo, en la provincia de Buenos Aires ya tienen un precedente desalentador. “En la Legislatura Massa fue más inteligente con cuatro diputados que nosotros con once. Cerró con Macri y se llevó lo que no se llevaron los nuestros”, relatan en relación con el tratamiento del presupuesto provincial.

A este contexto de incertidumbre política, le suman un escenario de conflictividad social que podría suscitarse en unos meses, cuando empiecen las negociaciones paritarias, sin estadísticas oficiales y con un salto inflacionario producto de la devaluación y la quita de retenciones.

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