EL PAíS › OPINIóN
› Por Silvina Gvirtz *
El acto del Presidente para el Día de la Bandera amerita una profunda reflexión por parte de los argentinos. El escenario era bello. Había globos celestes y blancos a lo largo y a lo ancho del Monumento. Estaba rodeado por chicos de escuelas primarias con guardapolvos blancos, elegantes, prestos a prometer lealtad a nuestro querido país y por docentes sonrientes, en un día cargado de emoción para todos los argentinos.
Hasta aquí, seamos del signo político que cada uno elija, poco había para objetar y mucho para sentirnos orgullosos: de nuestro querida patria y de la democracia ya consolidada.
El discurso venía en un tono esperado, apacible y lleno de esperanza hacia el futuro. El tiempo, con un bello sol de fondo acompañaba las palabras.
Y repentinamente algo pasó. El presidente avanzó con su slogan de campaña: “Sí, se puede” y los chicos, cual si fuera un “Viva la Patria” comenzaron a repetirlo. El Presidente lo repitió y los chicos lo repitieron, sin saber, porque son menores y porque parecen palabras neutras, despolitizadas. Mi asombro fue total. No podía creer lo que veía ¿Era el Presidente de todos los argentinos, en el podio, en Rosario? ¿En el día de la patria el que estaba frente a niños para arengarlos a usar un slogan de su partido? ¿Estaba haciendo política partidaria el Día de la Bandera con menores? ¿Estaba generando una equivalencia entre “Viva la patria” “Sí prometo” y “Sí, se puede”?
No salgo de mi asombro. ¿Quienes supuestamente se oponían a esas prácticas las llevaban a cabo? ¡Ay! ¡Qué dolor! No me parece mal que el Presidente hable desde su partido, que repita sus metas de campaña, que hable de sus logros. Nada de eso sería un problema. Ni siquiera el “Sí, se puede”, si no apelara a que los chicos lo repitan.
Sé que muchos pensaran, y se habló de ello, que cosas parecidas se hicieron en el pasado. Puede ser. Igual está mal. Repartir globos a chicos en las plazas o pecheras o lo que sea.
La educación no es apolítica. Todos lo sabemos. A nadie le horroriza que los carteles que cuentan logros tengan los colores del partido de turno, amarillo, naranja, verde o azul. Pero eso no habilita a que los guardapolvos cambien de color con las gestiones de turno, ni que un Presidente arengue a chicos de diez años con consignas que no sean aquellas que nos representan a todos los argentinos. Y esto lo digo como educadora y para todos, pero hoy especialmente a raíz de lo que vi: con los chicos, no.
* Pedagoga, ex directora de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Secretaria de Ciencia, Tecnología y Políticas Educativas de La Matanza.
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