Dom 26.06.2016

EL PAíS  › EL DIA EN QUE MACRI EXACERBO A LOS CHICOS PARA QUE GRITARAN “SI, SE PUEDE”

“Hubo un uso de los pibes”

El acto por la bandera el último 20 de Junio en Rosario fue extraño. Unico en la historia de la democracia. Con vallas. Con una manifestación reprimida. Y con miles de alumnos de primaria que en su inocencia terminaron cantando un slogan del PRO estimulados por el Presidente. La reconstrucción completa.

› Por Martín Granovsky

Varios records en pocos minutos. Por primera vez en democracia un presidente participó en Rosario de la promesa a la bandera un 20 de junio. Por primera vez en democracia un presidente convirtió el acto popular de siempre en un acto vallado. Y por primera vez en democracia un presidente anima a chicos de 9 o 10 años para que repitan una consigna partidaria: Sí se puede. Solo faltaron los globos amarillos. Aunque globos hubo. También por primera vez.

El acto del 20 de junio último –el de los records– puede verse por televisión. Es lo más simple y muestra una secuencia que habla por sí sola, sin cargar las tintas ni contra Mauricio Macri ni en favor suyo.

Las escenas

La escena uno muestra al Presidente en un pequeño palco montado frente al patio cívico del Monumento a la Bandera, la plaza seca y cerrada donde caben unas 10 mil personas. Esta vez hay, según pudo saber Página/12 de boca de los organizadores, seis mil. La mayoría son chicos de escuela primaria. También hay padres y docentes. Es una mañana fría y limpia. Dice Macri: “Porque como dicen en el campo, juntos se va más lejos”. Se entusiasma y alza la voz: “¡Claro que se puede, claro que se puede!”

La escena dos muestra al Presidente ya más entusiasmado. Quiere lograr el diálogo con el pueblo. Es decir, con los chicos. El vallado impidió que entrasen rosarinos adultos, manifestantes o no, del Pro o de lo que fuere. La elección del sitio, la plaza cerrada, evitó que fueran decenas de miles los presentes. “¡No escucho!”, encara el Presidente mirando a los chicos. “¡Claro que se puede!”. Una pausa en la que los registros revelan la existencia de un murmullo, solo un murmullo. Habrá que averiguar entre los presentes quién y qué murmuraba. Gritan los chicos, entusiasmados: “¡Sí, se puede, sí, se puede!”.

En la escena tres vuelve a aparecer Macri delante de chicos eufóricos que agitan globos celestes y blancos. Dice el Presidente: “Gracias Rosario, gracias Argentina”. Exhorta el Presidente: “¡Viva la Patria!”. Contestan los chicos: “¡Viva!”. Otra vez Macri: “¡Viva la Patria!”. Los chicos: “¡Viva!”. Macri, ya suelto y feliz: “¡Sí se puede y es aquí y ahora!”. Los chicos: “¡Sí se puede, sí se puede!”. Macri de nuevo: “¡Sí-se-puede, sí-se-puede!”. Y los chicos: “¡Sí-se-puede, sí-se-puede!”. “Gracias”, dijo Macri antes de despedirse.

El “Sí se puede” fue la consigna de los actos del PRO y de Cambiemos en la campaña presidencial de 2015. Por eso el record: los presidentes siempre representan por lo menos un énfasis, así sean amplios y se propongan ser presidentes de los 40 millones de argentinos, pero no suelen usar consignas de campaña. Y menos ante chicos.

Las tres escenas que se vieron en la tele y que pueden rastrearse en la web dejan claro que el acto terminó con la consigna del PRO pero no explican cómo fue que ese slogan se metió en medio del discurso de Macri. Porque, como se vio, el Presidente se subió a la ola del Sí se puede y después él mismo agrandó la ola, alegre con el surfeo político, pero no la inició por sí mismo.

Chicos y adultos

Verónica Irízar es concejal socialista de Rosario. Su hijo va a una escuela pública. El lunes 20 él y su mamá estuvieron entre los seis mil asistentes al contrapunto entre Macri y las masas.

“Como los chicos podían elegir, del curso de mi hijo fue un 25 por ciento”, dijo Irízar a este diario. “A mi hijo le interesa la política, obvio que como puede interesarle a un chico de 10 años, y al principio no quería ir porque estaría Macri. Como yo no quiero interferir en sus decisiones le dije que él resolviera. Al final quiso estar porque iría una parte de sus compañeros. Después, cuando vi que él también saltaba y gritaba ‘Sí se puede’ confieso que me dolió un poco la panza.” Tras el fin del acto Verónica le preguntó a su hijo, aclaró ella que sin tono de reproche, por qué había saltado y gritado. “Era como decir que todos podemos juntos, mamá”, explicó el chico. “Yo lo entiendo”, contó la concejal a Página/12. “A los chicos les gusta cantar y saltar y no tienen por qué pensar si repiten una publicidad, un canto escolar o una consigna partidaria. Esa decisión la tienen que tomar los adultos.”

“Es que los chicos ni se dieron cuenta”, respondió ante la consulta el secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Particulares de Rosario, Martín Lucero. “Y yo creo que no hay que meterlos, porque los temas de los adultos deben discutirse entre los adultos”. Lucero recordó que, como sucede en todo el país, en Rosario durante junio los alumnos de cuarto grado de la primaria prometen lealtad a la bandera. Pero introdujo una precisión: esa promesa nunca se hace en el Monumento a la Bandera el 20 de junio porque ese día queda reservado para la visita presidencial y para una fiesta popular. “Esta vez eso no pasó y entonces hubo promesa en el Monumento. Fue antes de que Macri diera su discurso y que se produjera esa manipulación de los chicos.”

Antes de que el Presidente se diera un baño de multitudes un actor caracterizado como Manuel Belgrano había preguntado a los chicos ante la bandera: “Alumnos: ¿Prometen defenderla, respetarla y amarla, con fraterna tolerancia y respeto, estudiando con firme voluntad, comprometiéndose a ser ciudadanos libres y justos, aceptando solidariamente en sus diferencias a todos los que pueblan nuestro suelo y transmitiendo, en todos y cada uno de nuestros actos, sus valores permanentes e irrenunciables?”.

“Sí, prometo”, respondieron los chicos a una.

Y se quedaron ahí, alegres por el ida y vuelta con Belgrano, sin saber que unos minutos después aparecería otro personaje al que suelen ver en la tele.

Vallas

Hernán Colautti es director general del Monumento, que depende de la Municipalidad de Rosario. Las autoridades de la comuna, hoy encabezadas por Mónica Fein, son socialistas desde 1991. Colautti es director hace dos años y trabaja allí desde hace siete.

Colautti participó también de los detalles. Relató: “Presidencia pidió que la gente no estuviera apretada, y por eso hubo seis mil en lugar de 10 mil en la plaza cívica. El día anterior pidieron un vallado de seguridad. Les dijimos que nunca se había hecho un vallado un 20 de junio y que noso- tros no habíamos licitado más vallas que para marcar un corredor hasta el palco. Casa Militar de la Presidencia dijo que sin más vallas Macri no iría. Insistimos en que no las teníamos y entonces las pusieron ellos. Como 1500 metros de vallado”.

A la vista de lo que sucedió, quizás el vallado estaba preparado para alejar de Macri a los manifestantes de la multisectorial contra los tarifazos que había convocado a una marcha para ese 20.

Carlos del Frade es periodista y diputado provincial santafesino del Frente Social y Popular, una alianza política de siete fuerzas de izquierda y sectores independientes. Fue uno de los que llevó la bandera de la multisectorial. Su narración: “La movilización se inició a las 10 y media y en Laprida y Cordoba, antes del Monumento, ya había una triple hilera de gendarmes con palos y escudos. Me adelanté. Les dije que era el diputado Del Frade y que queríamos llegar al Parque Nacional de la Bandera, que está detrás de la plaza cívica y hacia el río. Ninguno me respondió. Me acordaba de la historia de Javier Castrilli con Diego Maradona, cuando no le habló y Diego dijo: ‘Este no es un ser humano’. Vi por encima de la cabeza a un oficial y le grité pero no se identificó. ‘Ustedes son la vergüenza de Güemes’, le dije de lejos. Sonrió y en ese momento el camión hidrante que tenían enfiló por la peatonal y apuntó el cañón hacia nosotros. A mí me sacaron porque el año pasado tuve muerte súbita y me agarró taquicardia, pero empezaron los forcejeos y ahí fue que a Toniolli le pegaron en la cabeza”.

Toniolli es Eduardo Toniolli, concejal del Frente para la Victoria. Antes del golpe escribió en Twitter: “Vallas donde vayas. Paradójicamente, Rosario celebra la libertad con un estado de sitio encubierto. Salve Argentina, bandera azul y blanca”.

Marcela Isaías, periodista especializada en educación del diario La Capital, el 20 no fue a cubrir el acto sino por su cuenta. “No tengo dudas de que Macri armó todo el escenario para lograr una escenografía infantil y con bandera para que nadie pudiera estar en contra”, dijo. Y añadió: “Tengo 56 años y algunas manifestaciones encima. Desde 2001 que no veía tanta apretada en Rosario. Querían reprimir y pegar. Y lo hicieron. Pero lo que más me enoja es que usaron a la infancia. Hubo un uso de los pibes. Un uso de la niñez”.

La periodista entrevistó después a la ministra provincial de Educación, Claudia Balagué. Aunque en los actos por el 20 de junio en Rosario durante toda la democracia no hubo promesa a la bandera, para no mezclar a los chicos, Balagué cuestionó que “en el gobierno anterior tuvimos una partidización muy fuerte de un acto que es de todos los argentinos”. Sobre Macri definió: “Fue un error muy grave del Presidente traer una consigna de la campaña política a un acto que estaba planificado en celeste y blanco”.

Silvia Ausburguer, diputada provincial socialista, recibió la invitación para participar de las ceremonias. Directamente no fue.

“Cuando recibí la invitación vi que el acto del 20 de junio sería cerrado y no popular como siempre”, contó. “Entonces decidí no ir. Y no me arrepiento. Los niños fueron horrendamente manipulados, los ciudadanos no pudieron participar del acto como siempre y los que quisieron manifestar pacíficamente fueron reprimidos.”

¿Espontáneo?

Beatriz Priotti, periodista de LT 8, docente y dirigente de Sadop, dijo que la opción elegida por la Presidencia para el acto “serviría para contener las movilizaciones y usar a los chicos como un escudo que blindara a Macri”. Y dio una clave sobre el murmullo que no se distingue bien en las filmaciones. “El grito de Sí se puede salió de donde estaban concentradas las autoridades nacionales y los miembros de las tres Fuerzas Armadas. Ni los chicos fueron entrenados de antes ni los docentes fueron cómplices. Pero cuando los chicos se prendieron en el grito de los adultos Macri no solo no frenó la situación, cosa que debió haber hecho, sino que los exacerbó.”

Colautti dijo, a su vez, que los gritos de Sí se puede se escuchaban de un sitio contiguo a la plaza cívica. Y precisó que fueran funcionarios o no, con certeza eran adultos.

También informó que él no suministró los globos. “Siempre se usan banderas o banderines pero esta vez los globos los trajo Presidencia.”

Para Lucero, la intervención final de Macri termina con toda chance de justificar la partidización de un acto con chicos como una cuestión de espontaneidad. Docente al fin, repitió la definición que da el diccionario de la palabra espontáneo. “Que se produce sin intervención o estímulo exterior”. Y dio su conclusión: “El Presidente intervino y estimuló a los chicos”.

Según la docente Daniel Vergara, dirigente del Frente de Izquierda y de los Trabajadores y de la Asociación del Magisterio de Santa Fe, “mientras en las escuelas públicas maestras, maestros, profesoras y profesores intentamos hacer frente al ajuste, el Presidente Macri utiliza a la infancia para seguir en su eterna fiesta de campaña”. También criticó “el silencio y la connivencia del gobernador de Santa Fe, de la intendenta y de los legisladores y funcionarios presentes”.

Sonia Alesso, rosarina y dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, dijo que “no puede usarse un acto que debe ser de todos los ciudadanos para obligar a niños de escuelas primarias argentinas a manifestar consignas partidarias” y cuestionó la represión y el vallado.

“Rompieron una tradición de años”, dijo.

Una parte de la tradición rosarina apareció recién a la tarde, cuando en el Parque a la Bandera se juntaron 50 mil personas para ver quién hacía el mejor asado a la estaca y escuchar a los músicos. Cuentan que Soledad Pastorutti se emocionó y lloró.

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