EL PAíS › LA POLITICA ECONOMICA, EL DOLAR, LOS SUBSIDIOS Y LAS TARIFAS
La ex presidenta realizó un balance económico de su gestión y criticó las políticas del gobierno de Macri.
Consultada sobre el balance económico de su gestión, la ex presidenta respondió sobre el problema de la escases de divisas durante los períodos de expansión productiva y aseguró que encontró dificultades para lograr “una industria menos dependiente”. Además, resaltó su política energética y denunció que el tarifazo “es una inmensa transferencia a las distribuidoras, entre las cuales también hay amigos del Gobierno”.
Periodista: –Su gobierno tomó una serie de decisiones que en su momento fueron criticadas por determinados sectores, como por ejemplo el régimen cambiario, el régimen de importaciones. Desde el punto de vista de hoy, ¿tomaría las mismas decisiones?
CFK: –Entre el 27 de enero de 2014 y el 4 de diciembre de 2015, poco menos de dos años, se vendieron en el Mercado Único Libre de Cambios 9.500 millones de dólares para atesorar. Sin embargo, se decía que la gente no podía comprar dólares. Y quienes compraron fueron los asalariados: las mayores compras se producían siempre entre el 28 y 29 de cada mes y el 4 y 5 del mes siguiente, cuando se cobraban los sueldos. En todo proceso de reindustrialización, como el que tuvo la Argentina, el estrangulamiento del sector externo vía demanda de dólar, de moneda dura, ha sido una constante en nuestra historia. Le pasó también a Perón durante sus dos primeros gobiernos. Es producto del crecimiento económico y de una aceleración en el crecimiento, porque, es gracioso, alguien dice que nosotros éramos un gobierno anti-estadounidense… Si vos ves la balanza de pagos durante un gobierno pro-estadounidense como fue el menemismo durante los años 90 la balanza comercial era deficitaria para Estados Unidos. Sin embargo, la balanza comercial durante nuestro gobierno fue absolutamente superavitaria para Estados Unidos. Porque como estábamos reindustrializándonos y comprábamos bienes de capital para la industria, para producir, y demás, necesariamente demandábamos a las economías de mayor tecnología y Estados Unidos es una de ellas.
Por lo tanto, no cambiaría la política cambiaria, pero lo que sí cambiaría, tal vez, sería la política industrial para hacerla menos dependiente o que el desarrollo sea más perfecto, y los eslabones productivos, de manera que no requieran tantas divisas.
Pero vos fíjate una cosa, se hizo un cacerolazo allá por el 8 de noviembre, porque la gente no podía comprar dólares, y yo les pregunto a todos aquellos ¿ahora cuantos dólares se pueden comprar? Ahora se puede comprar ilimitadamente, primer fueron dos millones, luego cinco. Cualquier argentino puede conseguir la cantidad que se le ocurra. Pero me atrevo a decir que es una ínfima minoría. Durante mi gestión se llegaron a hacer 14 millones de operaciones de compra por casi 10 mil millones, por parte de los asalariados y la clase media, que ahorraba en dólares lo que le sobraba a fin de mes. Ahora hasta les critican que usen el aire acondicionado o prendan la estufa. ¿Cuántos argentinos pueden comprar los mismos dólares que compraban antes? Seguramente alguno hay, y no está mal que los haya porque siempre los hubo.
Hay otro mito que quiero aclarar, muy importante. Se decía que había un desfasaje entre lo que se cobraba en servicios al porteño, al habitante del Gran Buenos Aires y al del interior del país profundo. Yo quiero contarles cómo es el sistema. El que vende la energía es Camesa, a través del Estado; es el administrador, a cargo de las tareas que se dividen en generación, transporte y distribución. Nuestro gobierno le cobraba por igual el Megavatio, a Edenor y a Edesur, que son las grandes distribuidoras de Capital y el conurbano, que a Epec, la distribuidora de Córdoba, que a la de Santa Fe, Misiones o Santa Cruz. La empresa distribuidora de la provincia (de Santa Cruz) es pública. Pero quienes cobraban mucho más caro ese megavatio eran las distribuidoras, que en algunos casos, son del Estado y en otros, privadas. Esto no pasaba en Buenos Aires porque Edenor y Edesur son las dos únicas empresas en las que el que regula el precio es el Estado. El mismo Estado, que hoy representado por el actual gobierno, sí ha hecho una inmensa transferencia a las distribuidoras, entre las cuales también hay amigos del gobierno. Petrobras, que se compró en una operación de Pampa Energy, un fondo administrado por Midlin y Lewis, el magnate del sur. Una operación que se hizo por 900 millones de dólares, de los cuales se pagaron 300 millones. Resta aún pagarle a Petrobras 600 millones. ¿Y quién va a pagar esa diferencia? ¿Midlin? No, lo van a pagar todos los consumidores de gas en la República argentina. Por eso mismo habría que ver cómo se componen los staff societarios de las principales generadoras y distribuidoras de electricidad y de gas. Sin ir más lejos, quien era titular de Metrogas hasta diciembre del año pasado, hoy esta a cargo de Energas, el que se tiene que ocupar de controlar a Metrogas. Por lo cual, otro de los problemas en materia tarifaria es la colisión, el conflicto de intereses entre quienes son los dueños de las gasíferas o petroleras y los funcionarios de gobierno. Y luego está el caso del titular del Ministerio de Energía, lo cual en nuestro gobierno hubiese sido materia de denuncias en La Haya o en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Lo otro que me preguntaste, fue respecto a las importaciones. Hoy tenemos un régimen de libre importación y podemos ver góndolas con productos de todo el mundo. Esto del libre comercio ya no se practica en ninguna parte del mundo. Es una bandera esgrimida por los países centrales, mientras nosotros, por ejemplo, tenemos vedado el ingreso de los limones a Estados Unidos, y tuvimos que hacer juicio para que nos dejaran entrar la carne. Todo el mundo cuida su producción, sus empresarios, sus comerciantes, lo cual no quiera decir que nos cerramos al mundo. De hecho, lo que queríamos es que las multinacionales vinieran a invertir; ahora si se les permite importar libremente, por qué voy a venir a invertir en el país, con un mercado interno deprimido en el consumo, si puedo producir a menor costo en mi país de origen. Deberían revisarse esas políticas. No es cerrar la economía, significar cuidar lo que se produce. El sector tambero también se encuentra mal, es caro el maíz, los productos veterinarios le aumentaron mucho más que el precio de su producto, así como los insumos para la hacienda. El tipo de cambio hoy está retrasado, con el aditamento de que no hay consumo interno para aguantar una paridad cambiaria que sea competitiva para la producción nacional.
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