EL PAíS › OPINION
› Por Juan Pablo Brey *
No falta nada, un momento histórico para el sindicalismo argentino. Este 22 de agosto de 2016, comienza una nueva etapa en el movimiento obrero argentino. Quienes representamos a los sectores más jóvenes del sindicalismo no podemos eludir la responsabilidad y el desafío que nos toca. Desde la conformación y organización de diversos espacios de trabajo, la Juventud Sindical ha sostenido continuamente que la unidad de los trabajadores no es un punto de llegada, sino el punto de partida sobre el cual construir y revitalizar la fuerza de nuestras luchas colectivas actuales y venideras.
El modelo sindical argentino es un ejemplo en todo el mundo, es el modelo a seguir por la dirigencia gremial de cualquier lugar del mundo. Es el legado de Juan Domingo Perón, es el trabajo que desde 1946 a 1955 hizo de la unión del sector obrero argentino el movimiento más influyente de la historia mundial.
Un ejemplo reciente de este poder de la unidad de los trabajadores fue la demostración del pasado 29 de abril, cuando más de 300 mil obreros se concentraron frente al Monumento al Trabajo a reclamar por sus derechos hoy golpeados y puestos en jaque por un gobierno que descuida el motor de nuestro país: el trabajo. El proceso actual de unidad, como expresó ese día Hugo Moyano, no se basa en borrar las diferencias al interior de nuestro espacio, sino en hacer que las mismas existan sin debilitarnos como movimiento, en hacer que los intereses de los trabajadores estén por encima de los dirigentes.
Hoy en día entendemos la necesidad de luchar en conjunto para así alcanzar todos aquellos derechos que no podríamos percibir por nuestra propia cuenta, tal como hicimos desde la Juventud Sindical estos últimos años, que durante el camino de nuestra conformación descubrimos lo importante que es para nuestro crecimiento sindical el apoyo de cada gremio. Como hicimos dentro de la CATT, con Juan Carlos Schmid a la cabeza, donde supimos superar las disputas generadas durante los gobiernos kirchneristas para recuperar este espacio de vital importancia no sólo para cualquier medida de acción o protesta, sino incluso para continuar reclamando por la gestación de una Ley Federal del Transporte que nos contemple a todos.
Nos encontramos hoy con tres confederaciones, que desunidas atomizan nuestro poderío gremial. Y eso sin mencionar al sector no sindicalizado –más de 10 millones de trabajadores–, al cual no podemos olvidar. Hoy en día a todos los que vivimos de nuestra fuerza de trabajo nos atraviesa, transversalmente, el malestar por las medidas tomadas en el último tiempo.
Es por eso que, aún reconociendo las dificultades que la unificación presenta, las muchas complicaciones y obstáculos que ya aparecen en el movimiento obrero, desde la Juventud Sindical asumimos el desafío del tiempo histórico que nos toca, comprendemos el esfuerzo, el compromiso, la humildad y la dedicación que a nuestros dirigentes les corresponde, y apostamos no sólo a concretar la unificación institucional sino también a sostenerla en el tiempo. Una central que entienda que los jóvenes no somos el futuro, sino más bien protagonistas del presente.
* Secretario general de la Asociación Argentina de Aeronavegantes. Secretario de Prensa de la CATT. Referente Juventud Sindical Nacional.
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