EL PAíS › EL ENFOQUE DE LA INVESTIGACIóN EN LA CAUSA QUE INVOLUCRA A JUAN JOSé GóMEZ CENTURIóN
En el juzgado de Lijo hablan de una “guerra por el botín millonario de la Aduana” entre ex expías, estafadores y contrabandistas. El acento ahora está puesto en verificar la verosimilitud de las grabaciones.
› Por Raúl Kollmann
El diálogo se estableció con un hombre clave del juzgado federal de Ariel Lijo, que investiga las escuchas sobre contrabando de textiles, “porquerías que venden en el Once” y cocaína que involucran al desplazado titular de la Aduana.
–¿Le hicieron una cama a Juan José Gómez Centurión? –preguntó este periodista.
–Nadie que esté hablando por teléfono o en vivo con Oldemar Barreiro Laborda puede alegar que le hicieron una cama. Basta poner el nombre en Google para que vea los antecedentes– contestaron desde Comodoro Py.
La búsqueda no es muy complicada: Barreiro Laborda, también involucrado en los audios con los que el Gobierno acompañó su denuncia, tuvo un causa por defraudación del Banco Boston por 70 millones de dólares, detención por pertenecer a una banda de ladrones de autos, quiebras, cheques sin fondos, fue socio de la Policía Federal en Lo Jack, tuvo una representación escandalosa de Diego Armando Maradona y centenares de causas judiciales. Ex jueces como Mariano Bergés y Héctor Yrimia lo recuerdan perfectamente porque en su momento ordenaron su captura y embargos siderales por estafas y fraude.
–Gómez Centurión dice que sí hablaba con Barreiro Laborde, pero que lo usaba como informante.
–Ah, entonces tendrá que venir a Comodoro Py a explicar por qué un alto miembro del Poder Ejecutivo, como es el titular de Aduana, recurre a ese tipo de personas.
Más allá de las palabras mismas, está claro que en la Justicia federal el expediente se está investigando no como una causa en la que hay un lado bueno y un lado malo, sino como una guerra entre dos bandos, ninguno bueno. De un lado, gente vinculada a ex servicios de inteligencia, incluyendo a Jaime Stiuso, imputado por contrabando. Del otro, la gente como Barriero Laborda, a quien desde el juzgado describieron como peón.
Según dicen en Comodoro Py, el acento no está puesto en verificar si las grabaciones están editadas o no. Por ahora, las pruebas que pidió el fiscal Guillermo Marijuán y a las que le dio curso Lijo están orientadas a verificar si hay evidencias de que el contenido, es decir lo que se menciona en las grabaciones, es verosímil o no. Por eso el magistrado pidió las grabaciones de las cámaras de seguridad del Design, el shopping de Recoleta donde se habrían encontrado Gómez Centurión y Barreiro Laborda. También el juez ordenó verificar qué cargo y ubicación tienen en la Aduana los mencionados en las grabaciones.
Quienes hicieron un primer estudio sobre los audios afirman que son conversaciones en que el celular se puso en speaker, es decir se escucha el diálogo a través del parlante del aparato, y se grabaron con otro celular o grabador. Un dato llamativo es que en una entrevista Barreiro Laborda admite la existencia de las conversaciones, aunque dice que están editadas. En diálogo con Perfil, Cuqui, como le dicen a Barreiro Laborde, afirmó: “Me editaron y me sacaron de contexto. Me pusieron micrófonos en mi casa de San Isidro, violaron mi domicilio, fue una rata de AFI (Agencia Federal de Inteligencia). El micrófono estaba abajo de la cómoda al lado de donde tomo café. La cama la hizo (Silvia) Majdalani. Yo desconfío de algún chofer mío, que seguro quebraron”.
En principio, en la escucha –ilegal– se habla de latas (o sea containers) a 135.000 dólares cada una, que es el pago por pasar ese container, con productos textiles, sin revisar o cambiándoles la posición arancelaria para que no paguen tasa o para que entren dentro de las importaciones autorizadas. Habría una tarifa de 100 mil dólares cuando el contenido no son textiles sino “porquerías del Once, todo por dos pesos” y hay algunas referencias a tráfico de cocaína.
Los audios le llegaron en forma anónima a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien hizo la denuncia tras consultar a Mauricio Macri. Minutos más tarde, Gómez Centurión fue eyectado de la Aduana, una movida que resulta curiosa: no le dieron ningún crédito al funcionario, no esperaron ninguna explicación, lo que indica que en el Gobierno ya había algún rumor sobre movimientos extraños en la Aduana. La idea de que se trata de una administración que despide al que es acusado de corrupción naufraga cuando se verifica lo que ocurrió con Gómez Centurión en el distrito porteño.
En los últimos días, algunos periodistas pretendieron presentar a Gómez Centurión como una especie de adalid anticorrupción. Les cae muy bien que sea militar, condecorado en Malvinas, aunque el problema es que fue simpatizante del movimiento carapintada que, con Mohamed Seineldin a la cabeza, se alzó contra el gobierno de Raúl Alfonsín.
Lo cierto es que Gómez Centurión estuvo a cargo de la Agencia de Control Gubernamental (AGC) y fue reiteradamente denunciado por la organización La Alameda, liderada por el legislador Gustavo Vera. Entre otros casos, La Alameda mencionó ayer, con la firma del presidente de la Comisión de Trata de la Legislatura, Lucas Schaerer, que denunció el boliche Stavros en el que la semana pasada se detectaron casos de trata; también otros dos boliches, New Port y Le Click, en el que se produjo después una violación. La Alameda recuerda también que denunció ante la AGC de Gómez Centurión 170 talleres textiles clandestinos, incluyendo el de Flores en el que murieron los dos chiquitos, Rodrigo y Rolando. “Mauricio Macri no puede desayunarse ahora con que Gómez Centurión es un corrupto”, concluyó el comunicado.
Los rumores de que las escuchas tienen verosimilitud se agigantan con las decisiones que tomó el gobierno de Macri. No sólo despidieron a Gómez Centurión sino que ayer mismo fue despachado otro hombre que estaba en un puesto clave, Pablo Allievi, subdirector general de Control Aduanero. Los otros tres funcionarios separados de sus cargos fueron Edgardo Paolucci, director de Fiscalización Operativa Aduanera; el coordinador y supervisor Carlos Linsalata; y Gustavo Mariezcurrena, a cargo de la Oficina de Fiscalización.
Gómez Centurión se hizo famoso en estos meses porque, según sostienen los empresarios importadores, cortó numerosos circuitos de corrupción vinculados con ex servicios de inteligencia. Quienes conocen la ex SIDE coinciden en que la cúpula de los espías tuvo una verdadera obsesión con la Aduana y Jaime Stiuso terminó denunciado por el ex titular de la AFI Oscar Parrilli por la importación de toneladas de material de inteligencia que en verdad era material quirúrgico, médico o juegos electrónicos. El delito por el que se lo imputó fue el de contrabando.
El diario La Nación recordó esta semana que Gómez Centurión cerró algunos depósitos fiscales que tenían fama de irregulares, entre ellos uno cuyo co-titular fue el fallecido funcionario de la Aduana Damián Sierra. En su momento, Stiuso salió de la Argentina por vía terrestre acompañado de Sierra, pocos días después de la muerte de Alberto Nisman.
Hoy en día están los que sostienen que la escudería integrada por Stiuso, Darío Richarte y el aparato radical que estuvo en la SIDE fue víctima de la ofensiva de Gómez Centurión y que las escuchas fueron la devolución. Es más, se sostiene que Stiuso es asesor del titular de la ex SIDE, Gustavo Arribas. En este bando estaría también el presidente de Boca, Daniel Angelici.
Por otro lado, están los que apuntan a Majdalani, la número dos de la AFI, que no sintoniza con el bando anterior pero que está sostenida por el amigo del alma de Macri Nicky Caputo. Hoy se cumplen 25 años del secuestro del Presidente y Caputo fue la persona que estaba en el auto, con el chofer de Macri, en el momento en que se pagaron los seis millones de dólares de rescate. La estrategia de los ex espías sería echarle la culpa a Majdalani para desplazarla cuanto antes de una AFI dominada por los ex radicales y ex espías.
Por último, está el bando de Gómez Centurión, con Barreiro Laborda y otros personajes, a quienes se intentó presentar como protagonistas de un mani pulite, pero que vienen con antecedentes que dicen lo contrario.
Al menos hasta ahora, en Comodoro Py dicen que en el caso no parece haber ángeles. “Es un batalla entre ex. Ex espías, ex procesados, estafadores, contrabandistas, coimeros. Todos en guerra por el botín millonario de la Aduana”, concluyen.
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