EL PAíS › EL TITULAR DE LA ADUANA VOLVIó A SU PUESTO SIN QUE SE LO HUBIERA SOBRESEíDO DE LAS ACUSACIONES
Juan José Gómez Centurión fue repuesto ayer en su cargo. Sin embargo, el juez federal Lijo no lo sobreseyó en la investigación abierta por la denuncia en su contra sino que consideró que correspondía al fuero Penal Económico. La medida, además, fue apelada.
El titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, fue repuesto ayer en su cargo, sin que se lo hubiera sobreseído de las acusaciones que llevaron al gobierno a destituirlo hace ocho semanas. El juez federal Ariel Lijo no afirmó que Gómez Centurión no haya cometido delitos, sino que consideró que los delitos que se investigan tienen que ver con contrabando agravado. Por lo tanto, envió el expediente al fuero penal económico, pero con una calificación que sugiere que Gómez Centurión estuvo vinculado a los delitos. Lo que está poco difundido es que el fiscal Guillermo Marijuán apeló lo decidido por el juez, de manera que aún la causa no salió de la justicia federal. Al mismo tiempo, llama la atención que el Ejecutivo haya desestimado tan fácil una denuncia presentada por su propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Y en el medio quedaron grabaciones y filmaciones que, según todo lo indica, fueron hechas por algún servicio de inteligencia, oficial o paralelo. Por ahora, el gobierno no dio tampoco ninguna explicación sobre ese espionaje.
La reposición de Gómez Centurión en su puesto se concretó a través de una resolución de la AFIP y con la firma de su titular, Alberto Abad. Desde que el ex simpatizante carapintada fue desplazado del cargo hubo un intenso lobby empresario y mediático, pese a que una de las evidencias fueron las comunicaciones con el polémico ex dueño de la empresa Lo Jack, Oldemar “Cuqui” Barreiro Laborda.
Según la investigación del juez Lijo, el funcionario y Barreiro Laborda mantuvieron diálogos telefónicos y encuentros que ambos reconocieron, aunque las llamadas no aparecen en los listados enviados al juzgado por las compañías prestadoras. Eso indica que ambos manejaban celulares que nunca declararon en la justicia. Gómez Centurión afirmó que usó a Barreiro Laborda como informante, pero en la denuncia Cuqui aparece pidiendo coimas, hablando en nombre de Gómez Centurión, y pide el dinero a cambio de ingresar, sin revisación, containers con distinto tipo de mercaderías.
En su resolución, Lijo menciona como delito el contrabando agravado, lo que de alguna manera involucra a Gómez Centurión. Es que el contrabando simple es, por ejemplo, cuando no interviene un funcionario público y el agravado es, en este caso, porque lo que se investiga es la participación de un hombre de la Aduana, Gómez Centurión. El lobby empresario-mediático intentó colar la idea de que a Gómez Centurión lo sobreseyeron, pero nada de eso fue lo resuelto por Lijo. El magistrado simplemente consideró que no hubo delito federal sino penal económico y ordenó el envió del expediente al otro fuero. Sin embargo, el fiscal Marijuán no estuvo de acuerdo y consideró que todavía la justicia federal tiene bastante por investigar y señaló que el pase al otro fuero “es prematuro”. Uno de los argumentos es que Gómez Centurión no podía estar ajeno a lo que estaba sucediendo. La apelación de Marijuán incluso le quita al Ejecutivo la posibilidad de afirmar que existe una decisión judicial medianamente firme a favor de Gómez Centurión.
El otro aspecto que llama la atención es que el Gobierno haya decidido desautorizar, sin explicaciones, lo que puso en marcha todo el expediente: la denuncia que presentó Patricia Bullrich contra Gómez Centurión. O la imputación carecía de fundamento, en cuyo caso debió pagar la factura la ministra de Seguridad, o la imputación tenía verosimilitud, lo que impediría el regreso de Gómez Centurión a su puesto. La resolución en el Boletín Oficial evidencia que Mauricio Macri decidió pasar por alto la denuncia de Bullrich y olvidarse de todo.
Quedan finalmente las grabaciones de diálogos y las filmaciones en las que aparecen Gómez Centurión y Cuqui Laborda. El titular de la Aduana afirma que todo fue una operación de actuales o ex agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), entre otras cosas porque los espías hicieron muchos negocios relacionados con el contrabando. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner acusó a “Jaime” Stiuso de ingresar toneladas y toneladas de equipos, declarando que se trataba de material de inteligencia, pero ingresando elementos médicos, odontológicos y hasta consolas de juegos. Una hipótesis que se barajó es que hubo una ofensiva de Stiuso contra Gómez Centurión. Otra hipótesis, encabezada por Elisa Carrió, es que la operación se hizo desde la AFI, con la inspiración de Daniel Angelici, que también intenta copar la Aduana. Y, por último, está también la especulación de que ex agentes, en guerra con la número 2 de la AFI, Silvia Majdalani, protagonizaron las tareas de espionaje. Buscaban escándalo para entrar en el reparto de poder en la agencia de inteligencia.
La sensación que queda flotando es que hubo una furibunda guerra. Y con la reasunción de Gómez Centurión se quiere dejar todo en el olvido.
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