EL PAíS
› PARA EL GOBIERNO ES UNA MANO DE POKER
Kirchner no quiere mostrar las cartas
› Por Fernando Cibeira
“Esto es un poker”, explicaba ayer un amigo del presidente Néstor Kirchner en las vísperas del encuentro entre el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el titular del FMI, Horst Köhler. En el poker, el que descubre su juego antes de tiempo, pierde, así que no hay que esperar grandes novedades. Cerca del Presidente, preveían que Köhler insistirá hoy en la necesidad de multiplicar los canales de diálogo con los acreedores y en una mejor oferta de pago. Lo de siempre, pero con la diferencia de que esta vez actúa como vocero del superpoderoso G-7. Y que la respuesta argentina –hoy acompañada de los modales diplomáticos de Lavagna– también será repetida: la propuesta de pago está hecha y es inamovible. La “causa nacional” de la deuda externa tendrá hoy un nuevo hito, en un año que el tema amenaza teñir toda la política nacional.
“Si fuera por el Flaco, en vez de flexibles nos pondríamos cada vez más duros”, respondía un amigo del Presidente que pasó unas cuantas horas del fin de semana junto a Kirchner. El lo escuchó lamentarse por la inhibición de bienes dictaminada por un juez del estado de Maryland que hizo lugar a un pedido de un fondo buitre que apostó a sacar réditos con la deuda argentina. “¿Cómo los militares no dijeron que esos depósitos estaban amparados por la Convención de Viena?”, dijo el Presidente, a quien el tema de la deuda lo preocupa y mucho.
En la Rosada recordaban que Kirchner y Lavagna se habían reunido con Köhler el mes pasado durante la Cumbre de las Américas, en México, y que le habían dejado en claro que la oferta que la Argentina hizo a los acreedores privados no era un número tirado al azar sino que era lo que se podía pagar. “No sería lógico cambiar el discurso en menos de un mes”, justificaban. Precisamente, uno de los puntos fuertes que sustenta el mensaje K hacia el exterior es que ahora la Argentina es un país serio que no cambia sus argumentos y que cumple lo que promete.
Köhler, sostenían ayer cerca del Presidente, reclama un gesto que demuestre que la Argentina cede algo ante los reclamos internacionales. “Aunque paguemos lo mismo, a esta altura quieren que al menos se lo plantee de otra manera”, arriesgaba el hombre que pertenece al entorno del Presidente. Pero si de gestos se trata, el Gobierno ya no disimula sus deseos de convertir la intransigencia argentina ante las presiones de los países desarrollados en bandera nacional. La lógica lineal de la causa es que mientras más pagos externos se hagan menos recursos habrá para sostener la reactivación de la economía. Más simplificado aún: mientras más fondos buitre cobren, menos argentinos podrán salir de la pobreza.
“Es la causa nacional más importante que tenemos que enfrentar. Es un problema que afecta a generaciones de argentinos”, respondió el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en el reportaje que Página/12 publicó ayer. El Gobierno ya tenía en su poder los datos de los sondeos que este diario publicó el domingo. Según el trabajo de tres encuestadoras, una abrumadora mayoría avala la postura que adoptó Kirchner ante el FMI. También apoyan la quita del 75 por ciento.
Algunos gobernadores justicialistas quieren darle un marco político a la causa patriótica. Imaginan una declaración de apoyo al Gobierno en algún rincón del país con reminiscencias históricas que sería rubricada por todos los gobernadores, aun los opositores. Quienes se encuentran trabajando en esta iniciativa son el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, y el de Entre Ríos, Jorge Busti.
En forma paralela, en el kirchnerismo duro se mantiene latente la idea de un acto en la Plaza de Mayo que haga visible el respaldo al Presidente que muestran las encuestas. Ya hubo intentos de hacerlo en fechas simbólicas para el peronismo –el 17 de octubre y el 17 de noviembre del año pasado–, pero los organizadores chocaron siempre con la negativa del Presidente, que no es amigo de las convocatorias que involucran a los aparatos partidarios y a la gente arriada en micros. La intención ahora es hacerlo el 25 de mayo. La fecha uniría la causa nacional de la deuda con el primer aniversario de la gestión Kirchner. Ayer, Alberto Fernández avaló la movida de involucrar a la gente en el debate por la deuda, pero le pareció “prematuro” hablar de acto.