EL PAíS
Una muestra gráfica, ejemplo de reconstrucción y de consenso
Se inauguró una muestra gráfica en el Centro Cultural Recoleta. Es sobre el campo de detención El Atlético. Qué se exhibe. Cómo se urdió un trabajo conjunto entre los organismos y el Estado.
› Por Victoria Ginzberg
Un par de medias rojas con los talones rotos, una zapatilla con su cordón casi petrificada, un pedazo de losa blanca con la insignia de la Policía Federal y la lápida de Víctor Fernández Palacios con la estrella del ERP 22 de Agosto. Estos objetos fueron recuperados en las excavaciones que sacó a la luz el centro clandestino “El Atlético”. Una muestra gráfica inaugurada ayer en el Centro Cultural Recoleta refleja el trabajo que la Comisión de Trabajo y Consenso (integrada por organismos de derechos humanos, agrupaciones barriales y sociales el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) llevó a cabo desde el 13 de abril de 2002, cuando una pala mecánica se hundió en Paseo Colón y Cochabamba, bajo la autopista, y emergieron los primeros cimientos de lo que fue un centro de torturas.
“Porque allí funcionó uno de los centros clandestinos de detención de la dictadura y destaparlo es símbolo de nuestro reclamo de verdad y justicia. Por los que allí estuvieron, por los familiares, porque era una deuda pendiente. Por nuestros hijos, por los hijos de nuestros desaparecidos, los que están y los que aún estamos buscando. Por los treinta mil, por nosotros. Por el futuro. Por eso esta muestra”, afirmó Ana María Careaga, sobreviviente de El Atlético, al dejar inaugurada la exposición junto con la directora del Recoleta, Nora Hochbaum, y la subsecretaria de Derechos Humanos de la Ciudad, Gabriela Alegre.
“El trabajo en El Atlético fue una experiencia inédita en el país de reconstrucción arqueológica de un centro clandestino de detención. Pero también fue una experiencia inédita en construir consenso. Lo tenemos que tener en cuenta en este contexto, en el que el Estado nacional nos permite hacer avances en la reconstrucción de la memoria”, dijo Alegre en implícita referencia al proyecto de recuperación de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) como un espacio de conmemoración de los crímenes que allí se cometieron.
El Club Atlético funcionó entre febrero y diciembre de 1977 en el sótano de un edificio de tres plantas ubicado en Paseo Colón entre Cochabamba y San Juan. El inmueble pertenecía al Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la Policía Federal y a fines de los 70 fue demolido para construir la Autopista 25 de Mayo. El subsuelo fue tapado pero no destruido. El trabajo arqueológico realizado en el lugar consiste en descubrirlo. Por ese sótano, se calcula, pasaron unos 1500 desaparecidos. Parte del sitio está bajo el talud que sostiene la autopista. Hasta ahora salieron a la luz un par de celdas individuales y un ambiente que se conocía como “consejo”, y se está trabajando por descubrir lo que fue el baño y la enfermería.
La muestra que se inauguró ayer no es sólo el relato sobre El Atlético y su recuperación. La exposición parte de allí, o más bien llega, después de colocar la existencia del centro clandestino en su contexto. El Cordobazo, los fusilamientos de Trelew, el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, la Madres de Plaza de Mayo, el Juicio a las Juntas son parte de una cronología que comienza en 1952 y llega hasta el presente. En el medio aparecen las voces de los familiares de desaparecidos y los sobrevivientes del campo, que hablan del antes y después de El Atlético: de la militancia, de los secuestros y del trabajo sobre la memoria. “Esto es como sacar la tortura hacia afuera, liberarla y poder mostrarla”, señala Claudia Igaz. “Un lugar oscuro desde todo punto de vista que había salido a la luz. Está acá. Esto es. Es empezar a ubicar los pedazos”, dice Jorge Aizemberg.
En la muestra gráfica que deja constancia del trabajo de investigación histórica que acompaña a la tarea arqueológica, están presentes también las imágenes de las víctimas y los victimarios. Los represores Juan Antonio del Cerro (“Colores”), Julio Simón (“El Turco Julián”), Roberto Antonio Rosa (“Clavel”) están “escrachados” junto con el resto de los miembros conocidos de la patota de El Atlético. Las víctimas figuran en ungran panel en el que se alternan fotos de desaparecidos con espacios en blanco, que deberían ser completados cuando la investigación de lo ocurrido durante la última dictadura permita establecer quiénes estuvieron allí. Hasta ahora fueron confirmados datos de 313 personas, 208 están desaparecidas.