Dom 07.03.2004

EL PAíS

Kunkel arma en la provincia, bajo el manto silencioso del gobernador

El Michelángelo y subsecretario general de la Presidencia anda por pagos bonaerenses organizando bajo el slogan “K por K”. Lo hace con la aprobación discreta de su nuevo amigo Solá.

› Por Martín Piqué

Desde Mercedes

“Sigue hablando como si fuera un universitario de los años ‘60.” En otro contexto, en boca de otra persona, la expresión hubiera parecido una crítica, una burla, o por lo menos una ironía. Pero en este caso se trata de un elogio. En una pequeña sala de la municipalidad de Mercedes, el intendente de Suipacha, Antonio Delfino, acaba de describir al subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, a quien conoce desde mediados de los ‘80. Miembro del Grupo Michelángelo, una de las corrientes kirchneristas, Kunkel encabezó en Mercedes un “debate sobre participación y compromiso para construir un nuevo país”. El encuentro convocó a 300 personas que llenaron el buffet de un club de barrio y contó con el apoyo silencioso del gobernador Felipe Solá.
“Creo que éste es el comienzo de una gran amistad”, decía Humphrey Bogart al francés Louis en el final de Casablanca. La famosa frase sirve para definir la relación que Kunkel y Solá han madurado en los últimos días. Tuvieron reuniones secretas, el gobernador recibió una invitación para el 11 de marzo en Parque Norte y se mostraron juntos en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. No fue un gesto casual, sino algo estudiado para mostrar el flamante acercamiento del mandatario provincial con las corrientes kirchneristas. “Hay un nuevo realineamiento, de un lado Felipe con dirigentes nuevos, con una forma más amplia y abierta de pensar la política, y del otro lado el núcleo duro del duhaldismo”, subrayó ante Página/12 un ministro bonaerense desde La Plata.
El encuentro de Mercedes –donde Solá tiene su domicilio y vota en cada elección– fue una prueba más de ese acercamiento. La charla se hizo el viernes a las ocho de la noche y contó con la presencia del intendente, Carlos Selva, y varios dirigentes del PJ local, todos “felipistas”. En los días previos, Selva recibió varios llamados de Solá para que asistiera al encuentro encabezado por Kunkel y el director de Programas del Gobierno, Rodolfo “Tojo” Ojea Quintana. “Curto me va a matar”, confesó Selva a sus íntimos tras escuchar el pedido. Es que el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, que oficia de jefe del PJ bonaerense en ausencia de Eduardo Duhalde, no tiene ninguna simpatía por Kunkel y su aspiración de crear una línea interna que vaya ganando autonomía respecto del duhaldismo.
Aunque su nombre no es conocido para el gran público, la presencia de Kunkel despertó interés por su cercanía al Presidente y por sus dichos sobre la eventual candidatura de Cristina Fernández en la provincia. De hecho, en las paredes de la ciudad se ven afiches con el eslogan “K por K, Kirchner por Kunkel”, que publicitan el encuentro con los vecinos. Sin embargo en Mercedes, una típica ciudad del interior bonaerense, de casas bajas, calles anchas y bulevares con árboles frente a la plaza del centro, la preocupación principal pasaba por el cierre definitivo de la fábrica DuPont. Los 238 trabajadores que esa empresa multinacional emplea en su planta textil de Mercedes se sumarán al ejército de desocupados.
Como si tuviera que aclararlo todo el tiempo, Kunkel insistió en que sus recorridas por la provincia no tienen fines electoralistas. “Aquí no hay armado político, porque los procesos electorales son dentro de un año y medio. Esta es una discusión abierta y participativa. Buscamos el contacto directo para que se pueda valorar la sinceridad de lo que se dice”, dijo Kunkel más de una vez. Con esa aclaración, y tras una exhortación de Ojea Quintana a que “si les gusta lo que hace el Presidente, hay que militar”, los panelistas se extendieron sobre los dos temas que más interesaban al auditorio: la negociación con el FMI y los acreedores privados de la deuda, y la existencia, o no, de un plan estratégico de Gobierno.
Antes de que comenzara el debate, un estudiante de Ciencias Económicas de la UBA había preguntado en voz alta: “¿Si no pagamos la deuda, crecemos?” “¿Hay un proyecto estratégico de Gobierno?”. Sobre el último punto, Kunkel y Ojea Quintana contestaron que como ya no existía el Estado de bienestar, el Gobierno sólo podía plantear “grandes lineamientos, el horizonte”, porque el Estado no tenía las herramientas que había conservado hasta 1976. En materia de deuda externa, Ojea Quintana insistía en que el Presidente mantendría sus convicciones, pero no se mostraba tan enfático sobre la quita del 75 por ciento. “Si es un punto más o un punto menos, es otro tema”, contestó ante las dudas de los presentes.

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