Más allá de la incidencia de los planes sociales, durante el gobierno de Néstor Kirchner la desocupación bajó en gran medida debido a la generación de más de 80 mil puestos de trabajo privados, o genuinos, por mes. Así, y sin contar los planes, desde el 25 de mayo hasta diciembre del 2003 se crearon 475.205 puestos de trabajo, lo que representó una disminución del índice de desempleo del 3,3 por ciento. Los datos surgen de un trabajo realizado por la consultora Equis, que también determinó que –proporcionalmente– la recuperación del empleo es más fuerte en las localidades chicas del interior. Con todo, los problemas de trabajo persisten para el 30,8 por ciento de la población activa.
Los datos no son menores. Según se sostiene en el trabajo, “resulta la serie de creación más intensa de puestos privados que se registra desde la recuperación democrática”. Hubo dos antecedentes de caída rápida de desempleo pero en ambos casos la recuperación se sostuvo en la distribución de planes sociales. Un ejemplo sucedió en el gobierno de Eduardo Duhalde entre mayo del 2002 y mayo del 2003, cuando el desempleo bajó del 24,1 al 17,8 por ciento. Pero la caída, en un 70 por ciento, se debía a la creación del Plan Jefas y Jefes de Hogar.
El anterior gran ciclo de caída de desempleo se registró en el primer tramo del segundo mandato de Carlos Menem, como rebote a la crisis del Tequila. Entre mayo de 1995 hasta octubre de 1998 la tasa de desocupación cayó seis puntos porcentuales. Sin embargo, se explica en el estudio realizado por la consultora que dirige Artemio López, “en aquella caída de desempleo, el 41,5 por ciento del empleo generado no fue genuino sino consecuencia de la distribución del emblemático Plan Trabajar en su versión I y II”.
Si se lo compara con aquel tramo de la gestión menemista en el que la generación de puestos de trabajo privados mensuales fue de poco más de 9 mil, el primer semestre de la gestión Kirchner consiguió una recuperación 790 por ciento más intensa.
Un dato interesante de la creación de empleo producida durante la presidencia de Kirchner surge de la comparación de lo sucedido en los aglomerados urbanos de más y de menos de 500 mil habitantes. Si bien, en cantidad, son más los puestos de trabajo creados en las grandes ciudades –298 mil contra 183 mil–, en proporción, es mayor la incidencia en las localidades pequeñas, seguramente como consecuencia de los precios record de soja y el boom de la producción agrícola.
“En donde reside el 30 por ciento de la población económicamente activa se generó el 38,2 por ciento de los puestos, demostrando el notable desplazamiento geográfico de la generación de empleo desde los centros urbanos en general y, en particular, desde el conurbano bonaerense hacia el interior regional”, se explica.
Acompañando la recuperación del empleo genuino en un 3,3 por ciento, también la subocupación bajó un 8,4 por ciento con relación a la medición del segundo semestre del 2003. Este porcentaje corresponde a unas 207 mil personas que pasaron de subocupados a ocupados plenos al alcanzar o superar las 35 horas de trabajo semanales.
Sin embargo, pese a esta reactivación, el problema de la desocupación y el subempleo continúa siendo gravísimo. Luego de las mejoras de estos seis meses, un 30,8 por ciento de la población económicamente activa continúa subocupada o desocupada, lo que corresponde a la friolera de 4.700.697 personas hasta diciembre del 2003.
No obstante esta realidad, en el trabajo se indica que la gente ya percibe las mejoras en la situación del empleo. Entre agosto del 2003 y febrero del 2004 las respuestas positivas sobre mejoras en la situación del empleo pasaron del 24,5 al 50,2 por ciento. Es decir, en siete meses las respuestas afirmativas respecto a la baja del desempleo crecieron a más del doble.