Mar 13.04.2004

EL PAíS  › LAS OTRAS PRESUNTAS VICTIMAS DE “JUANCITO”, CONTRA LA BONAERENSE

“La banda trabajaba para la policía”

Son las familias de los otros dos casos en los que aparece vinculado el presunto asesino de Bogani. Todos harán una marcha el viernes.

› Por Alejandra Dandan

El caso Bogani está por desatar un nuevo frente de tormenta en la Bonaerense. La detención de Juan José Pagnotta, el muchacho de 20 años acusado por el homicidio del comerciante Daniel Bogani, de Castelar, disparó una catarata de denuncias contra dos comisarías de Ituzaingó: la 4ª y la seccional de Villa Ariza. Los familiares de otras dos presuntas víctimas de “Juancito” Pagnotta lo identificaron cuando su nombre apareció el jueves pasado en la televisión y ahora denunciaron públicamente a la Bonaerense por inacción, ocultamiento de pruebas e incumplimiento de los deberes de funcionario público. En diálogo con Página/12, aseguraron además que “la banda de Pagnotta trabajaba para la policía”. Ninguna de las dependencias fue tocada por la purga del Ministerio de Seguridad bonaerense ordenada la semana pasada. Para exigirla, los familiares realizarán el viernes una marcha de la Municipalidad de Morón a los Tribunales.
La muerte del comerciante de Castelar viene provocando una suerte de catarsis entre los vecinos que tenían cuentas pendientes con la policía, la Justicia y con el mismísimo supuesto autor del crimen.
Entre el jueves pasado y ayer a última hora, los Bogani lograron reunir siete denuncias contra el joven Pagnotta, entre ellas los dos antecedentes por homicidio anticipados por Página/12 en su edición de ayer. Uno es el caso de Eduardo Angiono, un productor de Provincia Seguros de 62 años, asesinado a quemarropa en la puerta de la casa de su hija el 9 de abril del año pasado. El otro, el caso de Mario Alejandro Medida, un joven de 20 años de San Alberto, vecino de Pagnotta, que murió el 1º de mayo después de una discusión en un partido de fútbol.
Los Angiono y los Medina habían señalado oportunamente a Pagnotta como autor de las muertes, pero además como uno de los chicos malos del barrio que estaba fuera de la cárcel por sus relaciones con la policía. Ayer, las dos familias se reunieron en la casa de un amigo de Bogani y distribuyeron culpas: los Angiono, como los Bogani, pusieron el foco en la comisaría de Villa Ariza; los Medina, en la 4ª de Ituzaingó.
Los argumentos de las familias parecen fuertes.
Alicia Angiono de Reynoso, la hermana del productor de seguros, comenzó con las denuncias poco después de la fecha del crimen. Su sobrina, su yerno y una vecina habían visto a Pagnotta en la puerta de su casa cuando le disparaba a su hermano. Lo declararon, pero cuando llegaron a la seccional de Villa Ariza el hecho aparecía “sin testigos”.
“En el momento en el que sucedió el crimen –le explicó la mujer a Página/12–, un policía decía por handy: ‘Bueno, bueno, acá no hay testigos ni los va a haber’. Le dijimos que no era así, él lo admitió, pero no modificó el informe final.” Tiempo después, su sobrina fue citada por la fiscalía para declarar en la causa. Tres días antes de la cita recibió una amenaza en su casa: “Callate la boca –le advertían–. Callate o te la vamos a dar, callate la boca, la concha de tu hermana, que te la vamos a dar”. El mensaje la atemorizó. Y aunque no se apersonó inmediatamente a declarar, el 13 de mayo se presentó en la fiscalía de Rita Bustamante.
Desde ese momento hasta ahora, los Angiono no habían conseguido ningún tipo de avance en la investigación. Tampoco la detención del único acusado. “Estábamos en una situación en la que no podíamos hacer nada”, decía anoche Alicia. “Mi sobrina no declaraba por el miedo, y ante la impunidad y la desesperación de perder a mi hermano lo único que se me ocurrió fue escribir dos cartas.” La primera la envió el 23 de julio del año pasado por fax al ex ministro de Seguridad bonaerense, Juan Pablo Cafiero. La segunda, al presidente Néstor Kirchner. “Recién pude mandarla el 15 de marzo de este año –dice ahora–; cada vez que me sentaba para escribirla, terminaba llorando como una loca.” La misma suerte corrieron los autores de la segunda denuncia: los Medina. Eduardo Medina vivía en San Alberto, uno de los barrios pobres del Conurbano donde habitualmente paraba Pagnotta. Andrea Medina, una de sus hermanas, le contó ayer a Página/12 cómo lo mataron: “Como a un perro, entre Pagnotta y el Boli, después del partido de fútbol y cuando mi hermano tomaba algo con los amigos”. El Boli es otro de los pibes del barrio, pero además es el hermano de una de las detenidas por encubrimiento en el caso Bogani.
Andrea Medina y su hermana Susana formarán parte de la marcha del viernes próximo. Ayer, mientras intentaban explicarse por qué hasta ahora nadie había detenido a Pagnotta, mencionaban a la comisaría 4ª de Ituzaingó: “Pagnotta nunca estuvo encerrado, les pagó 6 mil pesos a los de la comisaría para quedar en libertad”, dijo Susana. Enseguida mencionó al Boli, a un tal Luna y a “Juancito” Pagnotta como la gente “que trabaja para la comisaría”.
Las irregularidades denunciadas no son nuevas. Los propios familiares de Bogani denunciaron a la comisaría de Villa Ariza porque demoraron 45 minutos en llegar hasta la casa del comerciante de Castelar. Claudia Bogani, su mujer, habló de “corruptos” cuando calificó ayer “a todos los policías de Castelar”. En ese marco anunció que el viernes próximo a las 19 se realizará una marcha hacia la intendencia de Morón. Pagnotta pasó por la fiscalía, fue indagado, pero se negó a declarar. El fiscal Alejandro Jones abrirá una investigación por inacción contra los hombres de Villa Ariza.

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