Carlos Menem dejó de lado ayer las excusas absurdas, que venía dando para dilatar su presentación ante la Justicia y dijo con todas las letras que no piensa viajar a Buenos Aires, para comparecer ante los jueces Jorge Urso y Norberto Oyarbide. “Que vengan y me interroguen aquí”, dijo en tono desafiante el ex presidente desde Chile. También reiteró que es víctima de una “persecución” política y que no tiene “garantías jurídicas” para regresar a la Argentina. En el plano judicial, en tanto, Menem sufrió un nuevo revés porque la Cámara Federal porteña rechazó un planteo que había hecho su defensa para sumar argumentos al pedido de recusación de Oyarbide en la causa por omisión maliciosa en su declaración jurada de bienes.
“Evidentemente me quieren eliminar, dinamitándome políticamente, pero mi carrera política va a terminar con mi muerte, antes no”, declaró Menem en una conferencia de prensa que ofreció en Chile, en la que ratificó su decisión de no presentarse ante la Justicia. “Pueden enviar exhortos o tomar otras medidas, pero no iré a la Argentina a declarar”, señaló el ex mandatario y recordó que así como “se trasladaron a Suiza” para investigar las cuentas bancarias que tendría en ese país, también pueden viajar a Chile para tomarle declaración.
Una vez más en el papel de víctima, Menem habló de una supuesta campaña en su contra y afirmó que no cuenta con “seguridad jurídica en la Argentina” para comparecer ante la Justicia. “No tengo garantías en mi país, a punto tal que están por rever el fallo de la Suprema Corte de Justicia”, explicó el ex presidente en alusión al pronunciamiento del máximo Tribunal que puso fin a la prisión domiciliaria que se le había impuesto en la causa por la venta ilegal de armas. Además identificó “sin lugar a dudas” al presidente Néstor Kirchner como su principal enemigo y afirmó que su patrimonio no es mayor a “dos millones y medio de pesos argentinos”.
Menem negó, por otra parte, haber pedido asilo político en Chile. Explicó que sólo solicitó “la ampliación de la visa de turista –de tres meses– para que se extienda por un año”.