Vie 23.04.2004

EL PAíS  › PRESIDENTE DE BOLIVIA, CARLOS MESA

“La venta de gas es un acto de solidaridad”

Dijo que el acuerdo energético que firmó con Kirchner “es útil para Bolivia” y también un gesto solidario para un país en emergencia. Respecto del conflicto con Chile por la salida al mar, opinó que “la Argentina sería un excelente mediador”, pero que mantener el bajo perfil “también es importante”.

› Por Santiago Rodríguez

A pesar del rechazo de la oposición y de los sectores sociales y sindicales de su país, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, accedió a enviar gas a la Argentina. En su visita a Buenos Aires para firmar el acuerdo con Néstor Kirchner, el mandatario boliviano explicó a Página/12 los motivos de su decisión. Dijo que es “un acto de solidaridad” frente a la emergencia, pero también que su estrategia es que en el marco del proceso de integración Bolivia se convierta en el “articulador energético” de la región. También admitió haber hablado con Kirchner del histórico reclamo de los bolivianos para que Chile les devuelva la salida al mar y sostuvo que “la Argentina nos parecería un excelente mediador” en la disputa.
–La venta de gas a la Argentina generó una seria controversia en su país y aun así usted decidió firmar el acuerdo. ¿Por qué?
–Porque creo que es útil para Bolivia y, fundamentalmente, es un acto de solidaridad para con la Argentina. No traiciono mi compromiso de que el referéndum defina la política del gas porque estamos hablando de una cantidad muy pequeña y de una emergencia objetiva; no hay que ser un genio para darse cuenta de que la Argentina atraviesa un momento de emergencia.
–¿Cómo cree que se pronunciará la gente en el referéndum convocado para definir la política energética?
–Bolivia se está jugando su futuro económico; la posibilidad de exportar gas en un país que está sobre una burbuja de gas de la cual no consume sino una mínima parte es históricamente fundamental. Estamos atravesando una crisis económica seria, particularmente con un déficit fiscal muy alto, y estamos planteando una nueva política energética. Si el país es informado adecuadamente de esa realidad, soy optimista en que la decisión que tomará será razonable y positiva para su futuro.
–Y usted, en particular, ¿qué política energética plantea?
–Presentamos un proyecto de ley de Hidrocarburos basado en cuatro pilares. El primero es aumentar el ingreso de Bolivia en lo que hace a la relación impositiva con las trasnacionales y estamos generando progresivamente un 50/50. El segundo es la recuperación de soberanía; o sea, la capacidad de definición de precios internos de los hidrocarburos y en torno de la exportación del gas. El tercer elemento es la industrialización, porque la gente quiere valor agregado al gas. El último elemento es el fortalecimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
–No parece ser una pelea sencilla teniendo en cuenta que enfrente estarán, como usted dice, las trasnacionales.
–Es paradójico y en algún sentido dice que la dirección es correcta que no estén contentos los sectores radicales y por otro las empresas del petróleo, que están muy molestas y haciendo declaraciones incluso sobre la posibilidad de ir a arbitraje. Creo que es una pelea difícil, pero tenemos razones y espero convencer a las petroleras de que éste es un acuerdo que no va a dañar sus posibilidades de ganancia.
–Los funcionarios argentinos que viajaron a Bolivia a tejer el acuerdo estuvieron con Evo Morales. ¿Cuál fue su participación en la negociación?
–Evo Morales me ha advertido que me atenga a las consecuencias, o sea que lamentablemente no han podido convencerlo. Esto forma parte un poco de declaraciones de cara a la platea. Evo en el fondo sabe que éste es un acuerdo que no tiene absolutamente ninguna connotación sobre la política de largo plazo y sobre el respeto al referéndum.
–¿Qué garantía le dio la Argentina de que no venderá gas boliviano a Chile o de que las empresas no bombearán a ese país desde otras cuencas una vez que empiece a llegar el gas de Bolivia?
–La definición física molecular no tiene sentido. Es una negociación de buena fe en la que la Argentina acepta la condición de Bolivia.
–¿Quién va a vender el gas en Bolivia y quién lo va a comprar en la Argentina?
–Quién lo va a comprar en la Argentina no es importante para nosotros. En lo que hace a Bolivia, YPFB va a plantear el precio y preguntar a quién le interesa la venta. Probablemente Repsol sea una de las empresas y entiendo que también tiene su contraparte en la Argentina.
–¿Conversaron con Kirchner del reclamo de Bolivia de una salida al mar?
–Bolivia tiene como constante de su política internacional colocar sobre el tapete nuestra demanda de reivindicación marítima. Lo hemos conversado y ha escuchado con mucha atención el planteo de Bolivia.
–¿Qué papel debería jugar la Argentina en la disputa que Bolivia mantiene con Chile?
–El apoyo a la demanda boliviana es siempre bienvenida. La posibilidad de que países vecinos tan importantes puedan ayudarnos a convencer a Chile es también una oportunidad que desearíamos que se concrete, pero entiendo la posición de Chile y sé lo complejo que es en esa relación el planteo que pueda hacer cualquier otro país. Para nosotros, bienvenido, pero, en el bajo perfil, la reflexión sobre el tema también puede ser muy importante.
–¿Vería con agrado que la Argentina oficie como mediador o garante de un acuerdo entre Bolivia y Chile?
–Siempre aceptaremos el apoyo de cualquier país, y la Argentina nos parecería un excelente mediador, pero entiendo el contexto y la dimensión del tema. Lo fundamental es la multilateralidad en tanto Bolivia coloca sobre el tapete un tema: sí hay algo pendiente entre Chile y Bolivia. Esta es la diferencia fundamental con el gobierno chileno. Soy consciente también de que es un tema que tenemos que resolver bilateralmente y estoy abierto a una negociación con Chile con una sola condición: que el presidente Lagos acepte que el tema del mar sea parte de una agenda común. Es probable que finalmente sea también un tema trilateral porque eventualmente Perú podría tener que decir una palabra sobre el tema.
–¿Es posible la apertura de una negociación en el corto o mediano plazo?
–Es indispensable para Chile tanto como para Bolivia. Chile es un país que está trabajando permanentemente en la necesidad de generar una visión de siglo XXI y ciertamente un conflicto de esta naturaleza, anclado en elsiglo XIX, no es la mejor carta para esa lógica. Segundo, hay una necesidad de desarrollo complementario en nuestras economías; necesitamos la integración entre el Pacífico y el Atlántico, y esa integración pasa por Bolivia. Este elemento está entorpeciendo el proceso de integración física al que está apostando América del Sur. Finalmente, también hay una realidad energética que es útil para Bolivia y necesaria para Chile.
–¿Qué opina de la marcha del proceso de integración de la región?
–El proceso de integración es irreversible. Es cada vez más evidente que Bolivia tiene que ser un articulador energético y por su ubicación geográfica también debe ser un nudo de integración carretera.
–¿Qué rol le cabe a Brasil en ese proceso?
–Brasil tiene un liderazgo natural y tiene una palabra importante que decir en las relaciones del continente con Estados Unidos; el tema del ALCA es un ejemplo importante. En la medida en que Brasil esté centrado adecuadamente, América latina puede trabajar en común.
–¿Qué espera de Estados Unidos?
–Estados Unidos no ha cedido un milímetro en el tema de proteccionismo y de no relación equivalente. Ese es un gesto que no hace con América latina y que es clave porque hace la diferencia entre el éxito o no de una relación equilibrada de intercambio económico.
–¿Cuál es la situación institucional hoy en Bolivia?
–Hay una decisión mayoritaria de los bolivianos de búsqueda de paz y estabilidad, el 70 por ciento de apoyo al presidente demuestra eso, y hay unas minorías radicalizadas que insisten en la misma lógica previa a octubre. He tratado de manejarme con el diálogo y no con el ejercicio de violencia, pero probablemente debo hacer acción política. No lo he hecho porque no tengo partido ni intención de largo plazo en lo personal.
–¿Se siente seguro de poder terminar su mandato en función del conflicto que se vive en Bolivia y de la experiencia de su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada?
–Me siento seguro de hacer lo que tengo que hacer hoy para llegar al 2007, pero uno no puede sentirse seguro en una situación en la que la política es tan fluida en América latina. Lo más importante es que el país quiere llegar al 2007 en este contexto.
–¿Cómo pueden colaborar los países de la región en el mantenimiento de la institucionalidad en Bolivia?
–Primero, con la absoluta certeza de que Bolivia tiene que resolver sus problemas en la constitucionalidad. Segundo, hay liderazgos como el de Kirchner o Lula que pueden ayudar a que sectores sociales radicalizados en Bolivia miren en el espejo de sus gobiernos que hay una lógica progresista que no necesariamente es la de posiciones maximalistas.

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