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Los abogados y la corrupción
Por Hugo Germano*
En el mes de diciembre del año pasado conocí a Eva Joly en ocasión de visitar nuestro país. Todavía no comercializado, tuvo la deferencia de regalarme su libro Impunidad, la corrupción en las entrañas del poder. Sólo intercambié unas palabras con ella, traductora mediante (confieso que no había leído su libro, que había recibido unos días antes). La observé como una mujer menuda, atenta, observadora, con un fuerte interés por escuchar. Lo que no me imaginaba era el contenido del libro. Se trata nada menos que de una autobiografía referida, fundamentalmente, a lo que fue su paso por la investigación como jueza de instrucción en Francia, de uno de los hechos de corrupción más resonantes de los últimos tiempos: el de la entonces empresa petrolera estatal francesa Elf. Es la historia de una mujer, de una jueza, que se enfrentó, ayudada por unos pocos colaboradores de las distintas áreas institucionales, con la más inimaginable red de amenazas, complicidades y presiones de integrantes de los tres poderes del Estado francés y sus conexiones internacionales. El motivo: la inquebrantable decisión de cumplir con su magisterio. Especializada en investigación de delitos financieros, debió analizar uno de los más impresionantes casos de corrupción a gran escala de los que se tenga memoria, en el que estuvieron implicados notorios protagonistas de los poderes públicos y económicos. Debió atravesar un verdadero via crucis porque no cedió al chantaje, pudo enfrentarse con sus miedos, admitir sus pérdidas personales, potenciar las escasas solidaridades recibidas y defenderse de quienes pretendieron descalificarla personal y profesionalmente ante la opinión pública.
Semanas atrás, los abogados organizamos en el Colegio Público una mesa redonda sobre la corrupción y qué podemos hacer los abogados para combatirla. Vale el ejemplo de Eva Joly. Por su valentía incomparable. Por su honradez paradigmática. Pero también vale para saber qué debemos hacer los abogados para aportar en la lucha contra la corrupción: sistematizar a Eva Joly, es decir, ayudar a crear una administración de justicia imparcial e independiente de los poderes políticos y económicos, que con una adecuada y justa selección –y en su caso, apartamiento– de jueces, funcione solidariamente. Un juez que se enfrente con las causas difíciles, sin cajonearlas. Si actúa de ese modo sabrá que el sistema de justicia en su conjunto respaldará su conducta. Cuando nos referimos al sistema de justicia lo hacemos en sentido amplio, comprensivo de los abogados y de sus instituciones representativas, los que también deberán hacer honor a su magisterio en su ejercicio profesional. Debe ser toda la ciudadanía la que convalide estos desempeños.
Los abogados también debemos recordar, a cada momento, que la lucha por la educación y contra la corrupción, contra la pobreza y contra la exclusión social, por mencionar sólo algunos males endémicos, hará recuperar la confianza en la democracia, en la justicia y en los jueces. Sobre todo en aquellos que, como la jueza francesa Eva Joly, se atrevan –como ella misma lo dice– a “haberse acercado demasiado al corazón del poder, ese que muerde y quema”.
* Presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.