Desde hoy por la tarde, aproximadamente un centenar de obispos católicos se reúne en San Miguel (provincia de Buenos Aires) en el marco de la primera asamblea plenaria de las dos que realiza cada año el Episcopado de la Iglesia Católica. Si bien la agenda formal del encuentro refiere a temas estrictamente institucionales o pastorales, es evidente que la reunión servirá también para analizar la situación general del país pocos días antes de cumplirse el primer año de mandato del presidente Néstor Kirchner. Hasta el momento la relación entre gobierno e Iglesia se califica como “normal” en fuentes eclesiásticas, reconociendo que existen canales de diálogo abiertos con la mayoría de los ministerios. Los obispos siguen planteando su preocupación por “los pobres y los débiles”, subrayando también, como lo hicieron en su último documento, que “es urgente definir políticas de Estado que reafirmen nuestras instituciones y permitan concretar la deseada renovación de nuestra dirigencia”. Cuando los obispos presenten su visión pastoral sobre la situación del país, aparecerán las distintas miradas que la jerarquía tiene sobre la realidad. Uno de los más escuchados será, sin duda, Jorge Luis Lona, el obispo de San Luis, que el pasado jueves se entrevistó con el gobernador de la provincia, Alberto Rodríguez Saá, a quien le manifestó su preocupación por la represión policial en la provincia. Dada la situación particular que se vive en Santiago del Estero a raíz de la intervención y de la separación del matrimonio Juárez del gobierno de esa provincia, Juan Carlos Maccarone será otro de los obispos cuyo informe será escuchado con atención por sus pares. El presidente de Cáritas, Jorge Casaretto, podrá mostrar que una propuesta siempre avalada por la institución de solidaridad de la Iglesia, como fue la instrumentación de la tarjeta electrónica para el pago de los planes sociales, será anunciada esta misma mañana en un acto que se celebrará en la Casa Rosada. La reunión se extenderá hasta el sábado.