EL PAíS
› ROZAS HABLA DE LA UCR, DEL GOBIERNO Y LA OPOSICION
“Carrió y Murphy son ilusión”
El titular del radicalismo dice que su partido debe salir a la calle, que ya se autocriticó, que Kirchner debería hacer lo mismo, que no toda la culpa la tuvo Menem sino el PJ que acompañó.
› Por José Natanson
Militó en la UCR desde siempre, pero no es el típico dirigente radical. En sus dos períodos como gobernador de Chaco, Angel Rozas se movió con astucia, casi como un peronista: hizo mucha obra pública, construyó poder territorial y manejó la asistencia social con mano de hierro. Ahora, consolidado al frente del radicalismo, Rozas enfrenta la difícil tarea de reconstruir un partido en ruinas. “Los radicales tenemos que dejar de juntarnos en cuatro piezas con aire acondicionado y salir a la calle. Necesitamos un radicalismo que se embarre, que vuelva a pelearle mano a mano al peronismo”, aseguró en diálogo con Página/12 en Mar del Plata, donde se realiza el Encuentro Nacional de Intendentes y Concejales de la UCR.
–¿Dio por finalizado el proceso de autocrítica?
–Sí. El radicalismo hizo un fuerte proceso de discusión interna que derivó en la elección de nuevas autoridades. Yo, en nombre del partido, le pedí perdón a la sociedad por el fracaso del último gobierno.
–¿Y con eso alcanza?
–Hemos asumido nuestras culpas, pero la parte de la culpa que nos corresponde. No todos participamos del gobierno de la Alianza y muchos estuvimos en contra de muchas de sus medidas. Algunos de nosotros venimos de experiencias exitosas en gobiernos provinciales y municipales, tenemos gestiones para mostrar y no tenemos que arrepentirnos de lo que hicimos.
–Pero la UCR no rompió con De la Rúa y lo acompañó hasta el final.
–Es cierto. Uno en esos casos se plantea la responsabilidad de no acompañar a un gobierno de su partido, las críticas que nos hubieran hecho por abandonarlo, pero es cierto que el partido acompañó, aunque muchos de nosotros, insisto, nos opusimos públicamente.
–Si de verdad quieren renovarse, ¿no podrían haber hecho un gesto más fuerte, como sancionar o expulsar a aquellos que participaron, por ejemplo, de la masacre en la Plaza de Mayo?
–Yo condené en nombre del partido esos hechos. Por otro lado, hay que tener en cuenta que quienes tuvieron cargos en esos momentos hoy no están en la primera línea. Si uno mira las figuras del radicalismo se ve una renovación. Dirigentes como Roberto Iglesias, Ricardo Colombi o Margarita Stolbizer dan cuenta de una renovación. Es la sociedad la que va a decidir en qué lugar está cada dirigente. Los que formaron parte del gobierno de De la Rúa hoy están en la fila 30.
–El radicalismo conserva cuotas importantes de poder territorial. ¿Con eso alcanza para reconstruirse?
–No. Hace falta renovar la dirigencia, relegitimar al partido de cara a la sociedad, que los radicales dejemos de juntarnos en cuatro piezas con aire acondicionado y salgamos a la calle. Necesitamos un radicalismo que se embarre, que vuelva a salir a los barrios para pelearle mano a mano al peronismo. Eso, que yo hice en Chaco, se puede hacer en todo el país, recorriendo, poniendo la cara. Yo no me avergüenzo de lo que hice y de lo que soy. Las gobernaciones, las intendencias, son un piso.
–También pueden verse como el eco institucional de un partido que se extingue.
–Eso dependerá de nosotros. Muchos de esos espacios territoriales los retuvimos o los ganamos el año pasado, en el peor momento. Yo soy consciente de dónde estamos. Nos falta mucho para recuperar un lugar en la sociedad. Pero estoy convencido de que vamos por el camino correcto. De a poco, recorriendo el país, haciendo encuentros como éstos.
–¿Por qué cuestiona con tanta dureza la transversalidad?
–El pueblo argentino no quiere la hegemonía peronista. Es necesario reconstruir la oposición. Y lo que plantea el Gobierno es la transversalidad de los dirigentes, convocar a gente de otras fuerzas para que se acerque al kirchnerismo, y acercarse al kirchnerismo, no nos engañemos, implica acercarse al justicialismo. Sería distinto si se hablara de una transversalidad de las ideas, convocando a los partidos. Por eso también considero que figuras como Carrió y López Murphy son ilusiones. Crean la ilusión de que hay una oposición cuando en realidad no hay nada.
–Pero en las últimas elecciones sacaron diez veces más votos que la UCR.
–Sí, pero ahora yo me pregunto: ¿qué partido está en condiciones de enfrentar al peronismo en las provincias? Va a haber elecciones en Santiago del Estero. ¿Qué partido puede enfrentar al candidato de Kirchner?
–Usted habla de reconstruir un radicalismo nacional y progresista. ¿No se superpone con los planes del Gobierno?
–En el discurso, pero en los hechos el Gobierno ha continuado muchas políticas de Menem.
–La renovación de la Corte Suprema, la política de derechos humanos, la renegociación de la deuda, no son continuidad del menemismo.
–Vamos por partes. La renovación de la Corte y la política de derechos humanos, aunque tenemos algunas diferencias, sin duda que son positivas. La renegociación de la deuda lo mismo. Pero fijémonos en lo que pasa por ejemplo con la crisis energética. El comienzo es la privatización de YPF y Gas del Estado. En esa época Kirchner era gobernador de Santa Cruz e hizo sancionar una ley para que los legisladores nacionales santacruceños estén obligados a votar las privatizaciones, que obligaron al Estado a retirarse del control y de la regularización de un sector estratégico.
–Pero la privatización de YPF no fue ordenada por Kirchner.
–No, pero él estuvo de acuerdo. No todo lo que pasó en los ’90 es culpa de Menem, como dice Kir- chner, sino de todos los peronistas que avalaron las privatizaciones, de los gobernadores y los legisladores justicialistas. Kirchner no se puede hacer el desentendido. Aquí tiene que haber responsables por la crisis. En el 2001 el radicalismo se hizo responsable por la crisis. Nosotros asumimos esa responsabilidad y sacamos el 2 por ciento de los votos. Sería bueno que, por una vez, el peronismo también se hiciera cargo de alguno de sus errores.
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