EL PAíS
› EL JUEZ SPERONI DETUVO A CAVALLO POR CONTRABANDO AGRAVADO DE POLVORA Y ARMAS
El día que el Mingo postergó la gira
El magistrado, en cuyo juzgado se unificó toda la causa por la venta ilegal de armas y pólvora a Croacia y Ecuador, procesó y encarceló al ex ministro. Ahora está preso en la Gendarmería. El procesamiento abre una puerta para que Carlos Menem regrese a Tribunales.
› Por Adriana Meyer
Acudió a Tribunales en busca de la autorización para salir del país pero terminó preso en una celda de la Gendarmería. La silla del ex ministro de Economía Domingo Cavallo en la reunión de la Trilateral Commission en Washington quedó vacía porque el juez en lo penal económico Julio Speroni ordenó su detención al imputarlo por el delito de contrabando agravado de material bélico, dado que su firma avaló los decretos que posibilitaron desde 1991 el desvío de armamento y pólvora a Ecuador y Croacia. “¿Detenido?, ¿detenido por qué?”, preguntó Cavallo incrédulo y con los ojos desorbitados, mientras su abogado Eduardo Oderigo le palmeaba un hombro. Según deslizaron investigadores del caso, el encarcelamiento del autor intelectual del corralito puede ser la antesala de la citación de Carlos Menem con igual destino de barrotes. “Si esto ayuda a que se aceleren los tiempos y finalmente sirve para que el ex presidente sea convocado y procesado para ir a juicio oral, considero que la detención de Cavallo es una buena noticia”, opinó ante Página/12 el fiscal de juicio Gustavo Bruzzone.
Había sido convocado a declarar en indagatoria para el 9 de abril en la causa que investiga el contrabando de armas durante el gobierno menemista. Pero su ansiedad por acudir a su cita en Estados Unidos tuvo como respuesta el adelantamiento de la audiencia por parte del juzgado para ayer a las 8. No sospechaba que saldría de la sede judicial esposado. Cavallo está acusado de contrabando, agravado por tratarse de material bélico y por haber sido cometido cuando era funcionario público. Esa figura tiene una pena mínima de 4 años de prisión y una máxima de 12, por lo cual no es excarcelable. Aunque Speroni le había dictado en septiembre la falta de mérito –tras indagarlo por otros hechos del sumario–, fue citado nuevamente porque se le sumaron imputaciones tras la acumulación de las causas, cuando la Cámara de Casación Penal decidió que se quedaran en ese juzgado los expedientes que tenían los jueces en lo penal económico Marcelo Aguinsky y en lo criminal federal Jorge Urso.
Cavallo leyó de la pantalla de una computadora las 34 carillas de su declaración indagatoria, que giró en torno a uno de los decretos firmados para la venta de las armas: el 103 de 1995. “Ese decreto es igual a los de 1991 por los que le dictó la falta de mérito y similar a los que se firmaron desde 1984 con Raúl Alfonsín, de modo que esto no tiene sentido”, se quejó ante Página/12 uno de los defensores. Cavallo refirió que se enteró del uso dado a estos decretos por publicaciones de la prensa pero aportó detalles técnicos y esta vez no nombró a ningún ex integrante del gobierno menemista. Durante el trámite, estuvo tranquilo y fue escueto en sus respuestas mientras contestaba –café mediante– unas diez preguntas de un extenso cuestionario, que tenía, en realidad, cerca de 65. Para las demás prefirió remitirse a su declaración anterior. Una vez que se imprimió el texto, lo firmó y creyó que el trámite había terminado pero lo sorprendió la decisión de Speroni, quien ya tenía incluso redactado el memorándum en el que pedía alojamiento en Gendarmería.
“En este juzgado no se iba a detener a nadie hasta tener elementos para dejarlo bien preso”, enfatizó ante la prensa uno de los secretarios del juez para explicar qué cambió entre la primera indagatoria de Cavallo y la de ayer. Y agregó que “las pruebas que faltaban” se acumularon desde la unificación de la causa. Fuentes consultadas por la agencia Télam mencionaron la existencia de “un cuarto lleno de expedientes de prueba que indican que todos sabían de la maniobra y más aún él, que era ministro”.
Visiblemente ofuscado, el abogado Rafael O’Gormann afirmó que “hasta el momento no hay una explicación de su detención y nos cuesta entender qué ha pasado”. Los letrados esperan que Speroni fundamente su decisión cuando responda al pedido de excarcelación que presentaron ayer. En el juzgado aseguraron que será rechazado e incluso aventuraron un seguro procesamiento con prisión preventiva del ex ministro. Los investigadores no descartan que sean llamados otros ex funcionarios a quienes también seles había dictado antes la falta de mérito. El nombre que más suena en Comodoro Py, e incluso en la Casa Rosada, es el de Carlos Menem. Si Speroni mantiene este ritmo es posible que los imputados lleguen detenidos a juicio oral porque la Cámara del fuero mantuvo una posición dura al respecto.
A las 9.30, el ex ministro, trajeado de azul, partió en una combi blanca con sirena hacia el Escuadrón Buenos Aires de la Gendarmería donde permanecerá alojado hasta que el juez resuelva su situación procesal. Al llegar al lugar fue sometido a una revisación médica y le asignaron la celda que ocupó Erman González. Enseguida pidió ropa y libros a su secretario privado, pero apenas se acomodó tuvo otro disgusto: un prosecretario del juzgado fue especialmente hasta allí para leerle el acta de detención y aclararle que quedaba “dilatada” la resolución de un pedido de permiso para viajar a Estados Unidos.
Cavallo compartirá el espacio con el ex secretario de Seguridad Enrique Mathov, procesado por la masacre de Plaza de Mayo, el ex juez federal de Dolores Hernán Bernasconi, acusado de irregularidades en una causa por supuesto tráfico de drogas, y Luis Carballo, secretario del ex asesor presidencial Emir Yoma. ¿Cómo se sintió ayer quien fue funcionario de la dictadura, dos veces ministro de Economía y padre de la extinguida convertibilidad? “Quedó absorto y le parece imposible asumir estar pasando por semejante injusticia”, respondió uno de sus defensores a la consulta de Página/12. Los gendarmes que lo custodian espiaron su actitud al quedarse solo en la celda y percibieron que lagrimeaba, como años atrás ante los reclamos por los jubilados de Norma Pla.
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